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Dos de cada tres familias usan más el móvil que antes de los confinamientos

Una mujer usa el móvil frente a sus hijos.

Carlos del Castillo

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Los confinamientos forzados por el coronavirus tuvieron como consecuencia un mayor uso de los dispositivos en prácticamente todas las capas sociales. Para dos de cada tres adolescentes (68%), esa dependencia de las pantallas no ha desaparecido con el fin de las cuarentenas. No obstante, es una tendencia que también se replica casi al mismo nivel en su entorno familiar, puesto que el 64% de sus padres y tutores reconocen que también los usan más que antes.

Son resultados de un estudio realizado por Empantallados.com y GAD3, basado en una encuesta a una muestra representativa de padres con hijos adolescentes, así como a adolescentes entre 14 y 17 años; y en focus groups con adolescentes y padres. Analiza los cambios de usos digitales de padres e hijos tras el confinamiento, y los principales retos que plantea la adolescencia en el entorno digital. 

Una de sus principales conclusiones es que el 84% de los adolescentes en España afirman que usan mucho el móvil para no aburrirse, sobre todo cuando están solos en casa. No obstante, los confinamientos solo han acentuado “una realidad que ya existía”, puesto que el 56% de los padres creen que los hijos están más “enganchados” a las pantallas que antes de la COVID-19. “Las pantallas ofrecen un remedio inmediato frente al aburrimiento. Los padres se quejan de que se trata de una generación con menor capacidad para afrontar la frustración”, destaca el estudio.

Pese a todo, ellos preferirían otra cosa. Solo el 36% de prefieren quedarse en casa jugando a un videojuego a salir a la calle; y casi el 60% prefiere las clases presenciales. “Fomentar un uso de las pantallas con un ”para qué“ (como potenciar un talento), o promover otras actividades (voluntariado, deporte, salidas a la naturaleza…) puede ser parte de la solución”, sugiere el informe.

Puerta de acceso a “emociones intensas”

El 43% de los adolescentes afirman que los servicios digitales les producen “una montaña rusa de emociones”. El 55% piensa que les ayudan a ser más felices, mientras que el 48% dice que lo usan para evadirse de su realidad diaria. En este sentido, los videojuegos son los que más apoyo logran, puesto que el 59% dice que les ayudan a sentirse mejor, por un 52% de las redes sociales. El mayoría de los menores (75%) también refleja que ve videotutoriales para aprender cosas nuevas.

Cuando se pregunta a los padres, el 65% afirma sentirse preocupado por esta situación y cree que “las pantallas y las redes sociales son una amenaza para la autoestima de los adolescentes”. El estudio refleja que la relación con la tecnología y gestionar el bienestar emocional se ha vuelto un aspecto muy importante de la educación de los menores. Los adolescentes por su parte, aunque piensan diferente que sus tutores en lo referente a su dependencia de las pantallas (el 78% cree que exageran), afirman que hacen caso de sus consejos. Esto se refleja por ejemplo en decisiones como la elección de estudios, una cuestión en la que el 60% dice que hace caso a sus padres, mientras que solo el 6% reconoce que confía en lo que dicen los influencers.

Las pantallas no son solo un foco de preocupación para los padres. Tres de cada cuatro destacan que ver películas y series en familia les ayuda a generar conversaciones importantes para la educación de los menores. Además, el 94% piensa que los dispositivos serán muy importantes en su futuro profesional.

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