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The Guardian en español

Desamparadas por el Estado, las mujeres rusas dejan de denunciar a sus maltratadores

Captura de pantalla del portal que lucha contra la violencia machista en Rusia domesticviolence.ru

Marianna Spring

Acudir a la policía ha dejado de ser una opción para muchas mujeres rusas agredidas por sus maridos. Según los activistas, se debe a la despenalización parcial de la violencia machista que se produjo el año pasado.

De acuerdo con las últimas estadísticas oficiales, publicadas en julio, el número de denuncias policiales en 2017 por violencia machista se redujo a casi la mitad desde que el maltrato físico comenzó a castigarse con una multa en vez de con penas de cárcel.

En febrero de 2017, unas polémicas enmiendas en la legislación rusa despenalizaron varias formas de violencia machista. Tras los cambios, si la violencia contra el cónyuge o los hijos provoca hematomas o hemorragias, pero no rompe ningún hueso, el castigo es de 15 días de prisión o una multa de 30.000 rublos (unos 400 euros) mientras no haya más de un episodio al año. Antes, la pena máxima para esos delitos era de dos años de cárcel.

A lo largo de todo 2017 hubo 36.037 denuncias de violencia machista. De ellos, 25.667 fueron casos de violencia contra la mujer. La diferencia con 2016 es notable: un total de 65.543 denuncias, de las que 48.765 fueron por violencia contra la mujer.

Según Marina Pisklakova-Parker, directora de la ONG de apoyo a víctimas del maltrato Anna Center, las estadísticas demuestran que las mujeres son menos proclives a denunciar la violencia machista pero no prueban que la despenalización haya reducido drásticamente el número de casos. La línea telefónica para víctimas de maltrato que el Anna Center ofrece en Rusia registró un aumento notable en el número de llamadas pidiendo ayuda: de unas 20.000 en 2016 a casi 27.000 en 2017.

Según Pisklakova-Parker, la “combinación de los datos de las estadísticas estatales y de las líneas de ayuda demuestran que la violencia machista no ha disminuido en Rusia, sino todo lo contrario”: “Las estadísticas oficiales solo reflejan los casos penales en los que el Estado podría responder de acuerdo con el sistema legal vigente... La enmienda le da esta facilidad a los maltratadores, así que la despenalización ha terminado por ser muy peligrosa para la seguridad de miles de mujeres rusas que sufren violencia masculina”.

“Esta decisión envía el mensaje de que el Estado no considera a la agresión familiar como un delito penal ni como una violación de los derechos humanos de las mujeres; la despenalización manda el mensaje de que la violencia machista no es un problema serio; inevitablemente otorga a los perpetradores un mayor sentido de impunidad”, dijo también.

“Al Estado le encantan los números; para defender la despenalización ahora pueden usar esas estadísticas diciendo que las mujeres no piden ayuda y que, por lo tanto, los niveles de violencia machista deben de haber bajado”, dijo Anna Rivina, fundadora del portal especializado en violencia machista Nasiliu.net. “Pero ese no es el caso: las estadísticas son más bajas porque las mujeres están menos dispuestas que antes a pedir ayuda”.

En diciembre de 2017 se supo que muchas de las mujeres rusas víctimas de violencia después se ven obligadas a pagar las multas impuestas a sus maltratadores. Según las estimaciones del portal Domesticviolence.ru, cada año más de 16 millones de mujeres sufren violencia machista en Rusia. Solo un 10% acude a la policía.

Traducido por Francisco de Zárate

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