Gran parte de la atención mediática se centra actualmente en Gaza, sin embargo en Cisjordania, incluida Jerusalén Este, la violencia ha alcanzado niveles sin precedentes. Lo nunca visto en los últimos 15 años.
Según la OCHA, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios, desde el 7 de octubre, las fuerzas israelíes han matado a 147 palestinos, entre ellos 44 niños. Adicionalmente 8 palestinos, incluyendo un niño han sido asesinados por los colonos israelíes. Las muertes palestinas de este año son las más altas desde que la ONU comenzó a llevar registros en 2005. Las incursiones diarias del ejército israelí en campamentos de refugiados, los ataques de colonos israelíes y las restricciones de movimiento han desplazando a casi 2.000 personas en Cisjordania desde 2022; el 43% de los desplazamientos se ha producido desde el 7 de octubre de este año. Desde entonces, la violencia de los colonos israelíes ha aumentado significativamente, de hecho, se están produciendo una media de siete ataques al día.
Khirbat Zanuta, al sur de Cisjordania, es una de las comunidades afectadas cuyos residentes se han visto obligados a abandonar sus hogares por la violencia a la que estaban siendo sometidos por parte de colonos israelíes armados. Bajo amenazas de muerte un total de 141 personas, la mitad de los cuales son niños, fueron desplazados. Las familias desmantelaron sus estructuras residenciales y para animales y abandonaron la zona con sus 5.000 cabezas de ganado.
“Los colonos nos atacaron y destruyeron nuestras casas, tanques de agua, paneles solares y automóviles”, dice Abu Khaled, de 43 años, vecina de Khirbet Zanuta. “Sentí la presencia de la muerte de manera tan tangible como si la viera con mis propios ojos. Me debatía entre quedarme en el sitio donde podría morir o dejar el lugar que amo, al que pertenezco. Tomé la decisión más difícil de mi vida: dejar Zanuta y dejar todo atrás. Hice esto para proteger a mis hijos”.
Estas experiencias no son exclusivas de Khirbat Zanuta. En 15 comunidades de toda Cisjordania, al menos 905 personas han sido desplazadas por la violencia de los colonos o el aumento de las restricciones de movimiento en el último mes. Dichas restricciones de impuestas en toda Cisjordania están afectando también a los servicios de la Agencia de Naciones Unidas para la población Refugiada de Palestina, UNRWA, incluidas las escuelas y los centros de salud.
“Los colonos prendieron fuego a nuestra tienda y me robaron las cabras. Destruyeron todo”, explica Abu Jamal de 75 años y miembro de la comunidad de beduinos de Ganoub, donde recientemente colonos israelíes armados les asaltaron amenazándoles a punta de pistola para obligarles a abandonar sus hogares. “Los colonos nos han intimidado en nuestra casa muchas veces. Desde el ataque contra mi marido, mi hija pequeña está traumatizada. Cada vez que escucha pasar un coche o ve a alguien que no reconoce; tiene miedo de que sean colonos”, explica Wa'ad, madre de seis hijos de 26 años, cuyo marido fue atropellado por colonos en 2021, en Al Ganoub.
Los colonos también limitan el movimiento de estas comunidades, bloqueando las carreteras de acceso a las comunidades palestinas. Estas medidas han limitado el acceso de los palestinos a servicios y medios de vida esenciales. En algunos casos, también han dañado los recursos hídricos de los que dependen las comunidades de pastores, privándoles del acceso una necesidad humana fundamental.
“No tuve más remedio que dejarlo todo atrás para proteger a mis hijos”, afirma Abu Ismail, de 52 años, miembro de otra de las comunidades de beduinos afectados, la de Shihda WaHamlan, en Naplusa, tras ser amenazados a punta de pistola, diciendo que los matarían y prenderían fuego a sus tiendas durante la noche.
En más de uno de cada tres incidentes relacionados con colonos desde el 7 de octubre, éstos han utilizado armas para amenazar a los palestinos, incluso llegando a abrir fuego. “En casi la mitad de los casos, las fuerzas israelíes acompañaron o apoyaron activamente a los atacantes”, documenta OCHA.
Al mismo tiempo, existe gran preocupación por las familias que se han quedado y continúan soportando ataques de los colonos. Mohamad Abu Seif, de 90 años, vive con su familia en la comunidad de pastores de Ein Shibli desde hace más de 40 años. Mientras permanecen, están expuestos a repetidas amenazas y acoso por parte de los colonos: “Nos impiden pastar a nuestras ovejas”, le cuenta a OCHA.
Pero los desplazamientos intensos impulsados por los colonos no comenzaron con el ataque mortal de Hamás y la respuesta israelí que dura hasta hoy. El número total de personas desplazadas en medio de la violencia de los colonos desde 2022, según informa OCHA, ha llegado a 1.933. Además, las demoliciones de viviendas llevadas a cabo por las autoridades israelíes también han desplazado a miles de palestinos.
Los asentamientos de colonos israelíes, así como los traslados forzosos, son ilegales según el derecho internacional humanitario y dan lugar a mayores riesgos y necesidades humanitarias entre la población palestina.
