Fez, una inmersión en el corazón de Marruecos

Las espectaculares puertas del Palacio Real de Fez

Roberto Ruiz

Como una de las ciudades más bellas y llamativas de Marruecos, Fez es un destino imprescindible para todo viajero que se precie. Su corazón es un modelo perfecto de ciudad medieval, pero no como las ciudades medievales europeas que solemos imaginar, sino algo totalmente distinto, y eso es algo que tienes que vivir. En toda la ciudad podemos distinguir tres zonas: Fez el-Bali, la medina histórica más antigua y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; Fez el-Jdid, la nueva medina de la ciudad; y la Ville Nouvelle, la zona colonial francesa. Y aunque nos centremos en la primera por su valor patrimonial, verás que las otras dos también tienen mucho que ofrecer, y que ver.

Dedicando un par de días a Fez podrás hacerte una buena idea de lo que esta ciudad es para Marruecos. Fez es un lugar para disfrutar sin prisas, para admirar entre té y té, y para alojarte en algún antiguo riad, la clásica casa-palacio marroquí con patio interior, ahora convertido en hotel. Para degustar su gastronomía, para pasar el atardecer en alguna de sus azoteas, y para volver, porque cualquier visita siempre sabe a poco. Por lo que tanto si es tu primera vez como si no, te recomendamos que tomes nota de lo que no te puedes en esta ciudad digna de “Las mil y una noches”.

La Medina de Fez el-Bali

Aunque muchos de los lugares de los que te vamos a hablar estén dentro de la propia medina no dejes de visitarla sin rumbo, solo disfrutando de su ambiente. Si la recorres a tu aire te advertimos de que no tardarás en perderte, y eso es lo mejor que te puede pasar. Callejuelas estrechas sin orden ni concierto, constantes rincones de foto obligatoria, burros que transportan mercancías, comercios locales en espacios mínimos, viejos artesanos de gremios ya casi desaparecidos… Meterte en la medina de Fez es transportante en el tiempo, y para salir de ella... lo mejor es que le preguntes a algún vecino.

La Bab Boujloud

Es la conocida como Puerta Azul, y cuando la veas comprenderás por qué. Es la puerta principal de la medina de Fez el-Bali, un lugar donde nunca cesa la actividad. Se compone por un gran arco de herradura y otros dos más pequeños simétricos, está decorada con infinidad de azulejos de diferentes azules y es un monumento en sí mismo. Data de 1913 y al atravesarla entras en la parte más antigua de la ciudad.

La Plaza Seffarine

A la plaza Seffarine es posible que llegues siguiendo tu oído. Está en plena medina de Fez el-Bali y en ella se concentra un buen número de caldereros, uno de los oficios más antiguos que aún siguen vivos en Fez. Oirás sus martillos golpeando y dando forma a los calderos metálicos sin cesar, por lo que es un buen lugar para encontrar artesanos que ofrecen mil tipos de recipientes fabricados en este material.

Las curtidurías

Seguro que es una de las imágenes que más veces habrás visto de Fez, y es que no se puede entender Fez sin sus curtidurías. La curtiduría Chouwara es una de las más conocidas, aunque hay otras menores. Desde el mirador de alguna tienda cercana podrás contemplar desde lo alto el proceso de curtido y tintado de las pieles, la materia prima que después llena las tiendas en forma de bolsos, mochilas, maletas y tantas otras cosas. La cal viva y el guano de ave empleados en el primer proceso hacen que el olor sea realmente intenso, por lo que lo mejor es aceptar una ramita de menta para aliviar tu nariz.

La Madrasa de Bou Inania

No está lejos de la Puerta Azul y se trata de una de las escuelas coránicas más importantes y bonitas de Fez. Fue inaugurada en el siglo XIV y aún sigue parcialmente en uso, por lo que es un trocito de la historia viva de Fez. Tiene la particularidad de permitir la entrada a los visitantes no musulmanes. Por solo admirar su arquitectura y decoración la visita ya habrá merecido la pena.

El Museo Nejjarine

Es el Museo de Arte y Artesanía de la Madera y bien merece una visita. No solo para admirar las piezas realizadas por los artesanos de la madera a lo largo de la historia, donde encontrarás desde muebles hasta instrumentos musicales, sino por admirar el propio edificio, una antigua fonda de alto postín del siglo XVIII recuperada y en perfecto estado. Su importancia es tal que aquí se encuentran hasta las puertas de la madrasa Bou Inania.

La Madrasa Al-Attarine

Fue junto a la Bou Inania una de las más importantes de la ciudad. En ella se realizaron estudios coránicos desde 1325 y la encontrarás cerca del bazar de las especias. Es sencillamente espectacular. Por su decoración, por su buen estado de conservación, por su patio interior, su fuente de mármol o su cúpula de madera. Aunque tengas poco tiempo en Fez, pon esta madrasa entre tus prioridades porque es uno de los edificios más bonitos de todo Marruecos.

La Mezquita Al-Karaouine

Fue construida en el año 859 y presume de albergar la universidad más antigua del mundo. Aunque no lo parezca es enorme, una de las mayores construcciones de Fez, y a ella pertenece también una biblioteca que hoy cuenta con 30.000 obras y manuscritos, pero que a principios del siglo XVII superaba los 300.000. Eso sí, como ocurre en todas las mezquitas de Fez los visitantes no musulmanes no podrán acceder a su interior, por lo que si es tu caso tendrás que conformarte con admirarla desde la puerta. Incluso así merecerá la pena incluirla en tu ruta.

El Mausoleo de Moulay Idriss II

Al ser mezquita tampoco podrás pasar de su puerta si no eres musulmán, pero con echar un vistazo desde la puerta te valdrá para ser consciente de la magnitud de su decoración. Se trata de una zaouia, un mausoleo, una construcción funeraria dedicada a Moulay Idriss II, rey de Marruecos entre los años 807 y 828 y considerado santo, por lo que es un importante lugar de peregrinación. En cualquier panorámica de la ciudad lo distinguirás gracias a su gran y resplandeciente cúpula verde.

El Palacio Real de Fez

Se encuentra fuera de la medina de Fez el-Bali y tras su construcción surgió la medina de Fez el-Jdid. Es uno de los más grandes y antiguos del país, fue construido en el siglo XIV y, como ocurre con las mezquitas, no está permitido entrar en su interior. Tendrás que conformarte con admirar sus grandes puertas, de bronce y ricamente decoradas con azulejos, e incluso así es uno de los imprescindibles de la ciudad.

Borj Nord y sus vistas

Sobre una colina cercana a las murallas del norte se encuentra Borj Nord, el fuerte del norte. En él se ubica el Museo de las Armas de Fez, pero aunque esto no te interese merece la pena llegar hasta él para tener una de las mejores panorámicas de la ciudad. Unas vistas que sin duda no te deberías perder.

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