Botillo, manzanas, pimiento y vino: un viaje gastronómico por El Bierzo para degustar lo mejor de León

El tradicional botillo del Bierzo.

Roberto Ruiz

Si has ido a León ya sabrás que aquí la gastronomía no se toma a broma. Comer y beber bien es un asunto muy serio, de hecho, la ciudad fue Capital Española de la Gastronomía en 2018. Pero más allá de la capital y las exquisiteces de su Barrio Húmedo hay una región muy particular, al oeste de la provincia, que es gran responsable de que la gastronomía leonesa sea toda una referencia a nivel nacional: El Bierzo.

El Bierzo es una comarca llena de historia y tradiciones, salpicada de pueblos de arquitectura tradicional en los que el acento de su gente ya te hace sentir que la tierra gallega asoma al otro lado de las montañas. Un lugar en el que nos rodeamos de bosques, de historias de templarios y de oro romano, pero también de frutales, viñedos y patrimonio cultural, como el de Ponferrada, Villafranca del Bierzo o el Monasterio de Santa María de Carracedo. Todo en torno al río Sil, junto a la Sierra de los Ancares, el mágico Valle del Silencio y las Médulas, por lo que cualquier tipo de visitante tendrá motivos de sobra para quedarse a disfrutar de sus encantos unos cuantos días.

Pero El Bierzo es una tierra a la que hay que venir con hambre y con ganas de probar cosas porque cada vez que nos sentemos a comer nos servirán como si no hubiera un mañana. Aquí las etiquetas Indicación Geográfica Protegida, Denominación de Origen Protegida y Consejo Regulador están a la orden del día, y es que no en vano El Bierzo es una de las más importantes despensas de Castilla y León.

Comerse El Bierzo a bocados

El otoño es una excelente época para descubrir la gastronomía de El Bierzo, tanto por su estacionalidad como por la naturaleza de sus platos. Tradicionalmente la cocina berciana se ha caracterizado por su contundencia, los estómagos que trabajaban en el campo y en la minería necesitaban reponer fuerzas, pero hoy ofrece una variedad que nos lleva hasta la cocina de autor. Aun así, sus productos más típicos siguen siendo potentes, y esos son los que no nos queremos perder en este viaje por tierras leonesas.

El Bierzo cuenta con diferentes sellos de calidad que protegen su gastronomía y ahí encontramos manzanas, peras, castañas, cerezas y pimientos, pero sin lugar a dudas el más famoso de los productos bercianos es el botillo. 

El botillo, con I.G.P., se elabora rellenando el ciego del cerdo con piezas troceadas procedentes del despiece del cerdo, como costilla, rabo y espinazo entre otras cosas, condimentadas con pimentón dulce y picante, para después ser ahumado y semicurado. Se sirve con cachelos y con grelos, que ayudan a suavizar su potente sabor. Hoy es el plato de mayor fama pero, como pasa tantas veces, en su origen fue un método de aprovechamiento con el que juntar y recuperar diversos restos de la matanza.

La Manzana Reineta del Bierzo cuenta con su propia D.O. y es la verdadera reina de las frutas de la zona, aunque tampoco se queda atrás la pera conferencia, dulce y jugosa. Las castañas de la variedad pared son dulces y fáciles de pelar, las cerezas, carnosas; mientras que las nueces y la miel también son grandes protagonistas entre los platos más dulces. Pero si no queremos pasar por alto uno de los grandes productos bercianos hemos de prestarle especial atención al pimiento asado, básico para acompañar carnes y pescados, protegido con I.G.P. y que le debe gran parte de su éxito a su elaboración tradicional y a la leña empleada. 

La empanada berciana también es peculiar pues dentro de su masa de pan encontramos patata y acelga, algo muy poco común en otros tipos de empanadas. Y claro, como buena tierra leonesa, en las mesas de El Bierzo tampoco falta el chorizo, la morcilla, la cecina, los quesos y el buen vino.

Un vino con D.O para acompañarlo todo

Dicen en El Bierzo que sus vinos tienen una personalidad propia. Y puede ser verdad, porque su Denominación de Origen cada día cobra más fama, dentro y fuera del país. Y la suerte, además, es que aquí no depende de si a uno le gustan los tintos o los blancos, porque en ambos casos disponemos de vinos excelentes. Simplificando mucho, podemos decir que en la zona encontramos dos uvas principales, la Godello para los blancos y la Mencía para los tintos, pero siempre podemos profundizar más.

Los vinos blancos de la D.O. El Bierzo se elaboran principalmente con las variedades autorizadas godello y Doña Blanca, y en algunos casos se complementan con palomino y malvasía empleando diferentes porcentajes. Mientras que en el caso de los tintos son las uvas mencía, garnacha tintorera, Estaladiña y Merenzao las más empleadas, siempre con un mínimo del 85% para cumplir con los requisitos de la denominación. Sentarse a la mesa a degustar productos bercianos sin tener por delante una copa de godello o mencía para muchos es un auténtico sacrilegio. 

Como buena tierra de vinos, El Bierzo es un interesante destino para disfrutar del enoturismo pues sus bodegas ofrecen diversas visitas y catas para que los amantes del vino puedan conocer bien de cerca los caldos bercianos.

Preparados para comer bien

La oferta gastronómica es amplia y hay un buen número de restaurantes en los que siempre es un acierto entrar a comer o cenar. Opciones hay muchas, hemos de tener en cuenta que Ponferrada es una gran población y también lo es Villafranca del Bierzo, pero siempre es más fácil si contamos previamente con una pequeña selección.

Si buscamos algo diferente no debemos pasar nunca por alto el restaurante Prada A Tope, ubicado en el espectacular Palacio de Canedo. Un lugar idílico para degustar un buen botillo rodeados de viñedos y donde nunca falta su dueño, José Luis Prada, pasando mesa por mesa para charlar con sus comensales.

Si estamos en Ponferrada el restaurante Muna es una apuesta segura. Se caracteriza por utilizar productos tradicionales bercianos pero dándoles una vuelta para ofrecer una cocina más moderna e inesperada. Mientras que el restaurante Mencía es un clásico entre los clásicos, de clientela fiel, donde disfrutar de los productos de la tierra en un ambiente relajado. 

Y si tenías dudas sobre si pasar por Villafranca del Bierzo o no, el restaurante La Puerta del Perdón te las quitará de un plumazo. Se encuentra en pleno Camino de Santiago y su carta te sorprenderá con una apuesta local, de absoluta proximidad, y con platos cuidados de calidad. Y si quieres repetir en Villafranca, entonces siempre tienes el restaurante El Casino, especializado en comida casera a través de una buena gama de tapas para así, poco a poco, ir probando diferentes sabores bercianos.

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