El castillo de Loarre, un vigilante incansable con mil años de historia

El castillo de Loarre tiene sus orígenes en el siglo XI.

Roberto Ruiz

En Huesca, sobre un peñasco, el castillo de Loarre lleva resistiendo el paso del tiempo desde hace ya mil años. Es uno de los castillos medievales mejor conservados de Aragón y, además, puede presumir de ser una de las fortalezas románicas mejor conservadas de Europa. Ha sido castillo, fortaleza, residencia real, monasterio e incluso escenario de películas, por lo que nos podría contar historias de reyes, clérigos, nobles y estrellas de cine.

A sus 1.070 metros de altura consigue una fantástica vista panorámica sobre la comarca de la Hoya de Huesca. Es un castillo vigilante aunque perdió su carácter militar hace ya mucho tiempo conforme avanzó la Reconquista. Su buen estado de conservación nos deja imaginar cómo fue la vida entre sus muros, trasladándonos a otra época gracias a su particular belleza. De hecho, según una macroencuenta realizada por la guía de viajes Lonely Planet en la que participaron más de 60.000 viajeros, el castillo de Loarre ha sido reconocido como el castillo más bonito de España, por delante incluso del Alcázar de Segovia, el castillo de Cardona, en Barcelona, y el de Butrón, en Vizcaya. 

Del siglo XI al siglo XXI

El castillo de Loarre nos va a hablar de diez siglos de historia. Comenzó siendo palacio real, más tarde pasó a ser monasterio y, actualmente, es uno de los atractivos turísticos más llamativos de Huesca. 

Para entender su evolución hay que remontarse a sus inicios, a cuando en el año 1020 el rey Sancho III el Mayor de Pamplona decide su construcción a las puertas de los Pirineos para convertirlo en baluarte defensivo ante el poder musulmán. A esta época pertenece el núcleo central del castillo. A él, hacia el año 1071 y por obra del rey Sancho Ramírez, se añade un componente religioso con la fundación del monasterio de canónigos de San Agustín, adhiriendo edificios a la construcción inicial. A la muerte del monarca su hijo Pedro I construye Montearagón como cabeza de la congregación, y de este modo Loarre se queda sin su esencia monástica. Durante el siglo XII cae en olvido de la corona y a partir de este momento pasó a manos de diferentes nobles. En el siglo XIII fue encomendado a la Orden de San Juan y ya en el XVI sus habitantes se trasladan a zonas más bajas y el castillo quedó abandonado. 

En 1906 el castillo de Loarre fue declarado Monumento Nacional, hoy Bien de Interés Cultural, en 1913 recibió una restauración que facilitó su conservación y entre 1996 y 2009 se realizaron importantes obras de mantenimiento, lo que le permite lucir hoy en día con toda su espectacularidad y, sin duda, poder presumir de ser uno de los castillos medievales más bonitos de España.

De la muralla a la Torre del Homenaje

Por suerte para nosotros, cuando nos acercamos a la puerta que permite atravesar la muralla no se atisba presencia de guardia alguna que nos vaya a impedir el paso. El muro data del siglo XIII y rodea todo el recinto, salvo donde la roca hace de defensa natural. Su perímetro es de 172 metros y se defiende mediante torreones circulares y uno rectangular. Una vez que pasamos al interior del castillo lo primero que nos llama la atención no es la construcción en sí, sino las vistas que se obtienen desde él sobre la llanura de la Hoya de Huesca. En ese momento entenderemos a la perfección el porqué de su ubicación.

Tras dejar a un lado la antigua torre albarrana que pertenece a la ampliación monacal y ya a finales del XI vigilaba el horizonte, llegamos a la puerta principal que nos da acceso al recinto militar a través de una escalera de tres calzadas cubiertas por una bóveda de cañón. Conforme subimos a nuestra derecha queda la cripta de Santa Quiteria, un pequeño espacio de culto y enterramientos con acceso a la iglesia. La iglesia de San Pedro, de finales del siglo XI, es el espacio que mejor nos habla del antiguo monasterio y mantiene su estilo románico jaqués en todo su esplendor. En ella veremos que llaman poderosamente la atención los capiteles decorados con figuras fantásticas, vegetales y escenas de la biblia. 

De la iglesia pasaremos a los pabellones del monasterio, donde primero hubo canónigos y después residencias de nobles. Como buen castillo, aquí tampoco faltan ni los calabozos ni las salas de armas. Y por fin llegamos a la puerta del castillo antiguo, el de Sancho III el Mayor y de principios del siglo XI. Pasaremos al patio de armas, donde podemos visitar la iglesia de Santa María, el Mirador de la Reina y los aljibes, con capacidad para 80.000 litros de agua. Y finalmente llegaremos a la Torre del Homenaje, el punto más elevado del castillo con sus 22 metros de altura y el de más difícil acceso, compuesta por cinco plantas y diseñada para convertirse en refugio en caso de asedio al estar unida al castillo únicamente por un puente levadizo. Si una vez aquí, en este momento el enemigo atacase el castillo, al menos nos pillaría en su punto más inexpugnable. 

Si visitas el castillo de Loarre ten en cuenta que a día de hoy, y debido a las restricciones sanitarias, solo pertenece abierto los fines de semana y los festivos nacionales. Pero está previsto que a partir del 1 de junio de 2021 vuelva abrir sus puertas diariamente y se pongan de nuevo en marcha las numerosas actividades complementarias que acompañan a los más pequeños. Si deseas ampliar información no dudes en consultar la página web del castillo de Loarre. Además, te gustará saber que el precio de la entrada incluye también las visitas a la iglesia de San Esteban de Loarre y la colegiata de Bolea, y que ya que estás en la zona, el castillo de Montearagón es también de obligada visita.

Etiquetas
stats