Explorando el otoño con todos los sentidos: una ruta por el Hayedo de Tejera Negra

Hayedo de Tejera Negra (Guadalajara).

Beatriz Retuerta

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Caminar por el Hayedo de Tejera Negra te transporta al ambiente de un cuento y el otoño es, precisamente, una de las mejores épocas para disfrutarlo. Este bosque de hayas ubicado en el término municipal de Cantalojas, en la zona noroeste de Guadalajara, se conserva en un microclima excepcional y plagado de colores ocres y rojizos a los que acompaña la luz especial propia de esta estos días.

El bosque crece entre los valles de los ríos Lillas y Zarzas y es el último hayedo del sur de Europa, donde también crecen tejos, robles melojos, acebos, abedules y pinos silvestres. Sin olvidar la fauna, con zorros, jabalíes, corzos y águilas reales. Precisamente este microclima tan singular, con unas características más próximas a las de los climas atlánticos centroeuropeos que a los mediterráneos, ha permitido conservar esta masa vegetal.

Esta singularidad ya fue reconocida en 1974 con la declaración de Sitio Natural de Interés Nacional y, posteriormente, en 1978, con la clasificación de Parque Natural, con una superficie de más de 1.600 hectáreas. En 2017 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como extensión de los Hayedos primarios de los Cárpatos y otras regiones de Europa. Además, está incluido en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Protección para las Aves.

Accesos y rutas al Hayedo de Tejera Negra

Se accede desde el pueblo de Cantalojas por una pista asfaltada que nos conduce primero al Centro de Interpretación del Parque, situado a unos dos kilómetros, y continúa hacia una pista de tierra, el aparcamiento del Parque, donde debemos reservar plaza.

También se puede acceder sin vehículo, a pie o en bicicleta, desde el Centro de Interpretación. En el Hayedo existen dos rutas circulares para realizar a pie, señalizadas con paneles interpretativos y balizas, que son:

La Senda de Carretas: tiene una distancia de 6 Kilómetros y dificultad media. Parte del aparcamiento y le debe su nombre a su uso original, era el camino que se usaba para transportar en carros el carbón que se producía en el hayedo.

  • La Senda del Robledal: tiene una distancia de 17 Kilómetros y dificultad media. Parte del Centro de Interpretación con posibilidad de enlazarla y continuar por la de Carretas, atravesando los distintos ecosistemas que constituyen este enclave natural.
  • También hay una ruta circular desde el Centro de Interpretación señalizada para bicicletas que llega al Río Zarzas.

Su Centro de Interpretación cuenta con dos edificios donde el visitante puede ampliar la información sobre la zona con una maqueta del Parque, paneles interactivos y sala de audiovisuales.

Para completar la visita, no puede faltar un paseo por el pueblo de Cantalojas, típicamente serrano, donde disfrutar de sus anchas calles y plazas, y casonas de sillar con blasones. Sus edificios religiosos más emblemáticos son la ermita de Nuestra Señora de Valdeiglesias y San Pedro, ambos románicos. Cercano al pueblo, en el lugar que se le conoce como El Castillar, quedan algunos restos de un castillo del siglo XII.

Si queremos pernoctar para ampliar la estancia en la zona, solo en Cantalojas podemos encontrar un hostal, tres casas rurales y uno de los cinco campings de la provincia, con 144 plazas. Y es que, más allá del entorno natural que nos propone el Hayedo de Tejera Negra, los pueblos de la zona ofrecen una ruta por los vestigios del románico y ejemplos de la Arquitectura Negra, propia también de esta parte de la provincia de Guadalajara.

Villacadima

Ubicado en una paramera a los pies de la Sierra de Pela, en Villacadima nos encontramos un buen ejemplo del románico existente en la provincia de Guadalajara en su Iglesia de San Pedro, construida a principios del siglo XII y reformada en el siglo XVI. Destaca su portada románica formada por cuatro arquivoltas con decoración vegetal entrelazada y también geométrica, de clara influencia mudéjar.

Campisábalos

Si quieres respirar aire limpio, no dudes en visitar Campisábalos, ya que en 2018 fue declarado el municipio con el aire más puro de Europa por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Más allá de esta condición tan singular, Campisábalos cuenta con dos tesoros del arte románico de nuestro país: la iglesia de San Bartolomé y la capilla de San Galindo, adosada a los pies de su muro meridional.

La iglesia de San Bartolomé data del siglo XII, declarada Monumento Nacional desde 1965, y entre sus tesoros destaca el friso en la capilla de San Galindo de finales del siglo XII y principios del XIII. A lo largo de este friso se recrean los doce meses del año y las tareas agrícolas a realizar en cada uno de ellos.

Albendiego

En este pequeño pueblo, ubicado entre el monte del Alto Rey y la Sierra de Pela, podemos encontrar uno de los mejores exponentes del románico rural en la provincia: la iglesia de Santa Coloma. Bien conservada, cuenta con un ábside semicircular con tres altos ventanales con celosías de piedra con motivos mudéjares. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1965 y es también Bien de Interés Cultural. A pocos kilómetros del municipio, encontramos un paraje singular por su atractivo, la Laguna de Somolinos, en las faldas de la Sierra de Pela y en el cauce del río del Manadero.

Condemios de Arriba

Este pequeño municipio es ejemplo de la Arquitectura Negra de la provincia de Guadalajara, que se puede apreciar paseando por sus calles, pero si por algo se ha dado a conocer en los últimos años es por su Ruta de las Estatuas. Se trata de una iniciativa impulsada por un grupo de jóvenes con el objetivo de aprovechar los troncos de árboles de un bosque cercano al municipio, construyendo estatuas de gran tamaño. El visitante podrá ver a Eva al Desnudo, El Indio o La Pagoda entre las 22 estatuas que conforman la ruta.

Galve de Sorbe

Cerca de Condemios de Arriba se encuentra este pueblo de fuerte tradición nobiliaria que cuenta con un imponente castillo, uno de los más considerados de la provincia de Guadalajara, declarado Bien de Interés Cultural. Imposible no contemplarlo si visitamos Galve de Sorbe, ubicado en el alto de un monte donde destaca su torre del homenaje.

Majaelrayo

Limítrofe con Cantalojas encontramos otro de los municipios más singulares y conocidos de la zona, Majaelrayo, exponente de la Arquitectura Negra o “pueblos negros” por sus sobrias y peculiares construcciones en pizarra negra que configuran un paisaje único, mimetizado con el entorno natural. Esta curiosa arquitectura rural envuelve sus calles, donde además podemos visitar la Iglesia de San Juan Bautista o hacer un alto en el camino para beber en alguna de sus fuentes, donde destaca la Fuente del Caño, construida bajo el reinado de Carlos IV y restaurada hace unos años.

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