El Ngorongoro, el cráter más vivo del mundo

Es relativamente fácil ver diferentes grupos de leones dentro del cráter del Ngorongoro.

Roberto Ruiz

Al norte de Tanzania, no muy lejos de la frontera con Kenia y conectado con el Serengueti, se encuentra uno de los parajes naturales más espectaculares de toda África: la Zona Protegida del Ngorongoro. Tiene una extensión de 8.292 kilómetros cuadrados, un área volcánica plagada de viejos volcanes extintos en el que la vista se pierde sin alcanzar el horizonte. Y allí, donde antes hubo lava y explosiones, un cráter sobresale ante todos los demás como un auténtico Jardín del Edén, un cráter donde la vida salvaje se agolpa y vive en libertad.

El cráter del Ngorongoro es algo fuera de la común, en su caldera se concentra una buena representación de las especies más características de la fauna africana y dadas sus pequeñas dimensiones, con 19 kilómetros de ancho y 264 kilómetros cuadrados de superficie, la densidad de animales hace que sea muy fácil contemplarlos. Las paredes del cráter se elevan casi en vertical hasta los 400 y 600 metros de altura, creando una barrera natural y un ecosistema único y protegido. Un lugar que por nada del mundo te deberías perder si viajas a Tanzania.

Un espectáculo de vida en las alturas

La Zona Protegida del Ngorongoro es enorme y está considerada Patrimonio Mundial por la UNESCO. El ascenso por su cara sur atraviesa bosques húmedos tropicales donde la frondosidad no deja ver mucho más allá, con una vegetación impenetrable, mientras que en su extremo noroeste se extienden llanuras de sabana hasta toparse con el Parque Nacional del Serengueti. Ese es el territorio de los masais, se calcula que unos 40.000 masais viven aquí y los verás pastoreando con su ganado de un lado a otro, con vacas y cabras que se cruzan con cebras, ñus y jirafas como si tal cosa.

Además, el Ngorongoro también ha pasado a la historia por su importancia en la evolución humana. No muy lejos se encuentra la Garganta de Oldupai (o Olduvai), conocida como la cuna de la humanidad desde que en 1959 la antropóloga británica Mary Leakey encontrara el cráneo de un homínido primitivo de hace 1,8 millones de años, lo que revolucionó todas las teorías conocidas hasta entonces.

Pero el espectáculo de vida llega cuando se alcanza la cresta del cráter del Ngorongoro y se mira en su interior. Tras acceder a la Zona Protegida por la entrada de Lodoare, su puerta sur, se asciende durante varios kilómetros hasta el borde del cráter para llegar a un mirador que deja sin respiración. Delante de ti tendrás la caldera del Ngorongoro en toda su inmensidad y ya agudizando la vista empezarás a ver animales, rebaños que se mueven de un lado a otro dentro de unas paredes naturales prácticamente circulares. El clima es fresco, la base de la caldera se encuentra a unos 1.800 metros de altitud y solo hay tres caminos que bajan hasta ella, uno de subida, uno de baja y uno en ambos sentidos. Por lo que llegados a este punto, es el momento de hacer un safari.

La fauna del Ngorongoro

Si has llegado hasta aquí es porque te apasionan los animales y si aquí hay animales es porque hay agua. Además del gran lago salado Magadi, donde se concentran innumerables flamencos en época lluviosa, hay algunos ríos, lagos y humedales de agua dulce ideales para el desarrollo de la vida.

Pero entrando en materia, diremos que dentro del cráter hay contabilizados unos 300 elefantes, unas 600 hienas y entre 50 y 60 leones. De hecho, dada su alta concentración en este pequeño espacio, es el punto con mayor densidad de leones de toda África. En el Serengueti hay más, sí, pero están más repartidos. También hay leopardos, pero éstos viven en los bosques que rodean el cráter y son difíciles de ver. Ñus, cebras, gacelas de Grant, búfalos, facoceros, antílopes acuáticos, antílopes jeroglíficos, alcéfalos, hipopótamos, chacales, mangostas, pájaros secretario, avestruces y muchos más. Cualquiera de ellos lo podrás encontrar fácilmente mientras recorres los caminos del cráter del Ngorongoro.

Eso sí. Si hay un habitante de especial importancia en este lugar tan singular ese es sin duda el rinoceronte negro. Son difíciles de ver pero no es imposible, se calcula que en el cráter viven unos 50 ejemplares, son tímidos, solitarios y viven en zonas boscosas, la persecución en busca de sus cuernos casi ha acabado con ellos, pero es el único lugar de Tanzania donde aún tienes posibilidades de ver alguno.

De hecho, se dice que en el Ngorongoro es posible encontrar “los cinco grandes” en un mismo día: león, elefante, búfalo, rinoceronte y leopardo. Y sí, verás varias manadas de leones a tu paso, también elefantes y búfalos, que los hay tanto dentro como fuera del cráter, pero si eres capaz de conseguir ver los dos últimos, algún rinoceronte o algún leopardo, ya puedes sentir que te ha tocado la lotería.

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