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Reutilizar el agua para ayudar a la naturaleza

Imagen de archivo: un ejemplar de nutria europea.

José Luis Gallego

No me lo puedo creer ¿en serio? ¿una nutria? No puede ser ¿en este tramo de río? ¡Qué pasada! Mis palabras brotan a pie de cauce, mientras paseo por uno de los tramos más contaminados de nuestro mapa fluvial hasta hace poco: la desembocadura del río Llobregat, en el municipio de El Prat, provincia de Barcelona.

Converso con el técnico de biodiversidad de las Reservas Naturales del Delta del Llobregat, donde pasé buena parte de mi adolescencia persiguiendo pájaros, prismáticos en ristre, y anotando lo que veía en mi cuaderno de campo. A pesar del tránsito incesante de aviones (el lugar está pegado al aeropuerto) aquel aguazal, rodeado de infraestructuras y polígonos industriales, era y sigue siendo un aula de naturaleza al aire libre.

Uno de los principales problemas para el visitante en aquellos años, principios de los ochenta, era el mal olor que hacía. Un tufo a cloaca tan intenso que se enganchaba a la ropa y por el que me obligaban a desnudarme en la escalera cuando volvía a casa. Hoy en cambio ese hedor ha desaparecido por completo y estos días en el Delta del Llobregat huele a primavera.

Al río no hay quien lo reconozca. Además un variado grupo de anátidas y limícolas de varias especies que hacen la delicia del observador de aves, un grupo de flamencos se ha instalado en el tramo final del cauce, que además se ha convertido en el mejor punto de observación para ver al águila pescadora en plena actividad: zambulléndose en las transparentes aguas para emerger con una lisa, una lubina o cualquier otro pez entre sus garras.

Y por si fuera poco, ahora se ha empezado a ver a la nutria: acaso el mejor bioindicador de calidad ambiental de nuestros ríos. Nadie diría que ese mismo tramo que ahora frecuenta el mustélido acuático era hace apenas 30 años una ponzoñosa alcantarilla a cielo abierto, cubierto de espuma, rodeado de escombros y por el que solo deambulaban las ratas.

El artífice de este milagro ha sido la depuradora del Baix Llobregat que, con una capacidad para tratar 420.000 millones de litros de aguas residuales al día, se ha convertido en una de las plantas de saneamiento más grandes y más eficaces de toda Europa: una auténtica fábrica de transparencias.  

Esta instalación trata cerca del 40% de las aguas residuales de la gran área metropolitana de Barcelona. De ese modo, las mismas aguas que ayer emponzoñaban e infectaban el río y su delta, son ahora sometidas a un proceso de última generación que permite su reutilización para diferentes usos. Pero lo mejor es que buena parte de esas aguas son bombeadas río arriba, hasta un tramo superior, para devolvérselas limpias y transparentes, lo que ha hecho posible que el Llobregat llegue a la desembocadura hecho un pincel.       

Para quienes vivimos aquellos años negros del Delta del Llobregat, cuando las industrias tenían barra libre para contaminar y los colectores urbanos vomitaban las aguas residuales en su cauce, resulta emocionante regresar ahora y comprobar la recuperación ecológica del rio y su estuario. Un lugar, el segundo humedal más importante de Cataluña tras el Delta del Ebro, convertido en uno de los Parques Naturales más visitados por los aficionados a la ornitología de toda Europa.

La actuación llevada a cabo aquí demuestra que la reutilización es el futuro del agua: para el abastecimiento agrícola y urbano, pero también para la recuperación de los ecosistemas acuáticos. Unos espacios naturales que sobreexplotamos hasta el límite, forzando su capacidad de resistencia y arrinconando a la biodiversidad contra las cuerdas.

Las estaciones depuradoras y las plantas de regeneración son la gran esperanza para garantizarnos el acceso al agua potable y de saneamiento: son nuestro gran manantial del futuro. Pero no debemos olvidar la deuda que tenemos con la naturaleza. No podemos olvidar a la nutria, al martín pescador, al galápago, al barbo y al resto de las especies que componen la biodiversidad de nuestros humedales, que siguen esperando a que les devolvamos el agua arrebatada.

El próximo miércoles 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua una efeméride anual dedicada en esta ocasión a evitar el derroche de agua y promover su reutilización. Naciones Unidas nos dice que “necesitamos aumentar la recuperación y el tratamiento del agua para reciclarla y ayudar a proteger el medio ambiente”. Ese es el objetivo hacia el que debemos avanzar: reutilizar el agua para ayudar a la naturaleza.

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