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Barcelona planta cara a la feminización de la pobreza

Paquita Rivas, vecina de Nou Barris bajo amenaza de desahucio

João França

“La crisis y las medidas de austeridad no tienen el mismo impacto sobre hombres y mujeres”. Esta idea que ha expresado el primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, este miércoles es la base de la Mesa Intesectorial contra la Feminización de la Pobreza impulsada por la concejala de Feminismos y LGTBI Laura Pérez. De esta iniciativa sale la estrategia que han presentado después de siete meses de trabajo de la mesa para luchar en los próximos 8 años contra los efectos de la pobreza y la precariedad sobre las mujeres. El gobierno municipal prevé dedicar 27,9 millones de euros este 2016 a las primeras 50 acciones del programa.

Las mujeres son más afectadas por el paro, según recoge el informe elaborado por el Ayuntamiento. Un 30% de las mujeres desempleadas están en paro hace más de dos años, frente a un 25,4% de hombres y un 47% lo están desde hace más de un año, frente a un 42,1%. También son más las mujeres que trabajan sin contrato y los contratos temporales corresponden en un 50% más de los casos a ellas. Pisarello ha remarcado también que, a pesar de la reducción del paro en Barcelona en el primer trimestre de 2016, el paro femenino ha aumentado ligeramente.

Sin embargo, el abordaje no pasa sólo por las condiciones laborales. “El análisis de género de la pobreza nos señala que, más allá de los recursos materiales disponibles, hay otras dimensiones, como la falta de tiempo, la sobrecarga de trabajos, el estado de salud, etc., que configuran no sólo como las mujeres sufren de manera diferencial la pobreza, sino también la precariedad ”, concluye el informe. El análisis apunta que las mujeres presentan más riesgo que los hombres de sufrir pobreza también cuando tienen trabajo.

Un elemento evidente de precariedad es el efecto sobre el estado de salud. Un 26% de las mujeres considera su estado de salud regular, malo o muy malo, mientras entre los hombres esta cifra es del 10%. El informe destaca la incidencia del desempleo o el maltrato cuando se convierten en situaciones de pobreza. Por un lado están los efectos sobre la salud mental, por otro, renuncias por la falta de ingresos, como el acceso al dentista. Y por encima de todo, efectos causados por las tareas socialmente asignadas a las mujeres: “a veces no sé pedir ayuda, porque siempre la he dado, y eso es lo que nos pasa a todas las mujeres”, dice una de las personas entrevistadas en el informe.

La división de las tareas domésticas incrementa desigualdades. El 58% de los hombres dedican entre 1 y 20 horas a la semana a estas tareas, mientras el 73,2% de las mujeres le dedican entre 10 y 40 horas o más. Esto, remarcan desde el consistorio, hace que la falta de apoyo a las tareas de cuidado desde servicios sociales cargue especialmente sobre las mujeres. También es signo de precariedad como se ve sacrificado el tiempo para una misma de las mujeres en situación de pobreza y en personas a cargo. “Cuando te encuentras en esta situación, ya no te acuerdas de las cosas que te gustan”, apunta una entrevistada.

Una estrategia con 71 actuaciones

La estrategia presentada este miércoles incluye 71 actuaciones que se desarrollarán a lo largo de estos 8 años, 50 de las cuales se ponen en marcha este 2016. La concejala Laura Pérez ha remarcado que esta estrategia es fruto de un proceso de coproducción de políticas públicas con la participación de los colectivos implicados y de las propias mujeres precarizadas, un proceso que, asegura, debe ser empoderador.

Las actuaciones se encuentran en tres ejes: la incorporación de la perspectiva de género a los datos y sistemas de información para poder conocer mejor la feminización de la pobreza, medidas relacionadas con la economía para la vida y la organización del tiempo y un tercer bloque vinculado a los derechos fundamentales, en especial la vivienda y la salud. En cuanto a los indicadores, la concejala ha remarcado la importancia de ampliar el análisis: “aunque los datos fueran iguales para hombres y mujeres, tendríamos afectaciones muy diferentes por los usos del tiempo, por ejemplo una mujer puede tener mucha más dificultad para acceder a un trabajo aunque se lo ofrezcan por la carga de tiempo en las tareas de cuidado”, asegura.

En el ámbito económico, Pisarello, encargado del área, ha remarcado que “la idea es que toda la política económica que hacemos esté enfocada con esta perspectiva de género”. Entre las medidas encontramos programas de inserción pensados específicamente para mujeres en situación de pobreza, la incorporación de cláusulas de género en la contratación pública del Ayuntamiento o facilitar la creación de cooperativas de trabajo de cuidados para evitar el trabajo irregular. Otras medidas están vinculadas a la sensibilización en cuanto a la distribución desigual de tareas domésticas o la oferta de extraescolares y actividades de ocio gratuitas para los hijos de madres en situación de vulnerabilidad.

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