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El PSC se rearma con una dirección 'icetista' para preparar las próximas autonómicas

Miquel Iceta, en un mitin de las últimas autonómicas.

Neus Tomàs / Arturo Puente

Miquel Iceta lleva militando en el socialismo más de cuatro décadas y más de 30 años ocupando cargos en el PSC. Conoce como nadie el partido y asumió sus riendas en el 2014, cuando nadie se postulaba para ser primer secretario de una formación a la que incluso algunos de sus dirigentes daban casi por finiquitada. Ahora afronta un nuevo congreso en el que no tiene la más mínima contestación interna. Eso en sí ya es una noticia en un congreso del PSC puesto que en estos cónclaves lo habitual era que aflorasen las fricciones entre diferentes sectores.

Iceta ha diseñado una dirección a su medida, en la que Eva Granados se convierte en la número dos del partido, una función que ya veía realizando desde su puesto de portavoz parlamentaria. Es la figura con más proyección ahora en el PSC y en el partido muchos ven en ella el futuro relevo del actual primer secretario. El otro nombre que se consolida como referente es el de Salvador Illa, que seguirá como responsable de organización. Es un dirigente que ha crecido a la sombra de Iceta y que forma parte del equipo que estas semanas negocia con ERC para lograr el apoyo de los republicanos a la investidura de Pedro Sánchez. Además, la alcaldesa de L'Hospitalet y presidenta de la Diputación de Barcelona, Núria Marín, se convertirá en presidenta del partido. Es la persona que actualmente acumula más poder institucional y ha logrado erigirse en referente del municipalismo metropolitano.

Los socialistas catalanes, como el resto de formaciones, tienen ya la mirada puesta en las próximas elecciones autonómicas. La previsible inhabilitación de Quim Torra activará el adelanto de los comicios catalanes y el cálculo es que como muy tarde se celebren el próximo otoño. Iceta repite a quien quiera escucharle que él aspira a ser presidente de la Generalitat y se ha autodescartado para ser ministro o cualquier otro cargo.

El congreso que los socialistas catalanes celebrarán este fin de semana tratará de poner a punto la maquinaria electoral del partido, tanto por lo que respecta a blindar el equipo más próximo a Iceta, que ha conseguido buenos resultados electorales en las últimas municipales y en las generales, como en lo relativo al programa. Los socialistas quieren acudir a una nueva cita con las urnas en Catalunya con un ideario que combine los valores tradicionales del PSC a favor del federalismo, el pacto con el Estado y la mejora de la financiación, con otros que puedan resultar atractivos a votantes polarizados contra el procés.

Estatut, lengua y TV3

El hundimiento de Ciudadanos en las recientes citas electorales hace pensar que al partido de Inés Arrimadas no le irá mucho mejor en las próximas autonómicas. Los socialistas aspiran a recuperar los votos que se fueron al caladero naranja, pese a que en las generales del 10N no fue así. En el congreso de este fin de semana se reivindicará de nuevo el federalismo a través del Estatut y una reforma constitucional aunque se asume que en estos momentos no existen las mayorías necesarías para poder llevar a cabo estas modificaciones.

Más allá de esto, los socialistas pretenden hacer guiños a algunas de las propuestas en el ámbito nacional que habían sido bandera de Ciudadanos. De entrada proponen “flexibilizar” la inmersión lingüística en la escuela, una política que hasta ahora el PSC siempre había defendido con fuerza pero que ahora indican que debe revisarse para compensar las posibles asimetrías que se hayan generado y, además, meter más inglés. “Reforzar el catalán donde haga falta, el castellano donde haga falta y el inglés en todos los sitios”, según repite Iceta.

Abrir este debate ha generado una enorme polémica en Catalunya, también entre las bases del propio partido. Finalmente la dirección ha decido aceptar las enmiendas hechas por varias agrupaciones para rebajar la beligerancia y evitar a toda costa que este debate monopolice el Congreso.

En el capítulo de guiños al electorado de Ciudadanos hay también una crítica a los medios públicos que dependen de la Generalitat. Los socialistas defienden en su ponencia que TV3 y Catalunya Ràdio se han convertido en “instrumentos de agitación y propaganda al servicio de una determinada idea política en Catalunya”, una afirmación que utilizan para proponer “recuperar” esos canales para el conjunto de los catalanes.

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