Cuál es la mejor forma de almacenar los cereales

FOTO: WIKIMEDIA COMMONS

Marta Chavarrías

Trigo, arroz y maíz son algunos de los cereales que más se consumen en todo el mundo. Les siguen la cebado, la avena, el centeno o el sorgo, entre muchos otros. Ricos en hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales y fibra, los cereales gozan de una gran popularidad en todo el mundo. Se trata de un producto básico que se suele usar de manera habitual y que ocupa un importante espacio en las estanterías de las despensas.

Los insectos, principales “enemigos” de los cereales

Mientras los cereales todavía están en la plantas, sus paredes celulares mantienen una barrera eficaz contra posibles microorganismos patógenos. Pero estas paredes celulares dejan de funcionar cuando los granos de los cereales ya se han cosechado, lo que los deja vulnerables sobre todo a la infestación de insectos. Este riesgo se acelera cuando se cumplen algunas condiciones ambientales concretas de altas temperaturas y humedad alta.

Los cereales, como cualquier otro alimento, pasan por distintas fases antes de llegar a nuestro plato. Si en productos como la carne, fruta o verdura y pescado se controla al máximo la conservación en cada uno de estos pasos, porque se consideran frescos y más delicados, en el caso de los alimentos secos como los cereales, si bien los riesgos no son los mismos, también debe prestarse atención a cómo se almacenan y conservan.

A temperatura ambiente en la despensa

Algo habitual cuando se usan cereales o pasta o arroz es abrir el paquete, utilizar una parte del contenido y guardarlo de nuevo en la despensa, en ocasiones sin tan siquiera cerrarlo con alguna pinza u objeto similar. Tras unos días en los que volveremos a utilizarlo, la sorpresa será que el producto no es el mismo del de hace sólo unos días: está más seco e incluso tiene algunos insectos. Esto pasa porque no se han almacenado bien.

En general, los cereales, sean del tipo que sea, deben mantenerse frescos y secos, a temperatura ambiente. Los cereales pertenecen al grupo de alimentos como el tomate o algunas frutas como los melocotones que no toleran nada bien las temperaturas frías de las neveras porque pierden sus propiedades, vitaminas, sabor y textura. 

Por tanto, para que duren más tiempo, una vez abiertos, es preferible ponerlos en recipientes herméticos en la despensa, en un lugar seco. Si no se almacenan bien y no quedan bien tapados, o se deja el paquete medio vacío abierto, lo más probable es que no dure más de tres meses y que, seguramente, se llene de pequeños bichitos que lo echarán todo a perder.

Estos son los tiempos de conservación de los diferentes cereales:

Cereales listos para comer sin abrir: de 6 a 12 meses.

Cereales listos para comer abiertos: de 2 a 3 meses.

Cereales listos para cocinar, como la avena: 12 meses.

Harina de maíz: de 6 a 12 meses.

Harina (blanca e integral): de 6 a 8 meses.

Levadura seca: deberá comprobarse la fecha de caducidad y mantenerse seca y fresca.

Sémola de maíz: 12 meses a temperatura ambiente.

Pasta: de uno a dos años a temperatura ambiente.

Arroz blanco: 2 años.

Arroz Integral: 6 meses.

Botes de vidrio o plástico, todos cerrados herméticamente

Por lo general, para que se conserven bien, bastaría con guardarlos, una vez abiertos, en botes de vidrio o plástico, siempre y cuando puedan taparse herméticamente para evitar que entren larvas diminutas de plagas que pueden infestar el interior. Debe tenerse en cuenta que las larvas pueden llegar a pasar incluso por pequeñas grietas que haya.

Por tanto, deberemos asegurarnos de que el bote no tiene ningún defecto y deberemos descartar bolsas de plástico o envases de plástico muy fino. También es importante que los envases cierren bien para evitar la absorción de humedad del aire. Los botes o tarros no deben tener olores extraños, deben estar limpios y secos y tener las paredes gruesas. 

Se puede guardar el alimento con el envase e introducirlo todo en el bote y cerrarlo bien o verter la cantidad que ha sobrado directamente en el bote o recipiente y desechar el envase. En este último caso, el recipiente debe estar limpio. También puede ponerse una etiqueta en la tapa con la fecha del paquete desde que está abierto. Los cereales se reblandecen muy rápido si el envase no está bien cerrado.

En la despensa, una de las condiciones más importantes para que se conserven en buen estado durante más tiempo es que no toque el sol directamente porque este puede alterar las propiedades del contenido de los envases. También es importante mantener la despensa limpia para evitar que haya restos de comida que puedan ser una fuente de alimentación de insectos.

Es importante que la despensa sea un lugar oscuro, seco y alejado de corrientes de aire y, preferiblemente, que no haya variaciones bruscas de temperatura. Además, es aconsejable que la despensa esté lejos del horno o de los fogones, que pueden generar calor.

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