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Los Goya esconden a sus guionistas debajo de la alfombra roja

El gremio tacha de 'recochineo' la presencia de Isabel Preysler en la alfombra roja y no la de los guionistas nominados

Mónica Zas Marcos

Los guionistas nominados a los Premios de la Academia de Cine español no están de celebración en el trigésimo aniversario de la gala. El colectivo ha vuelto a ser discriminado en un gesto, en apariencia intrascendente, que ha marcado la polémica en la última entrega de los Goya. En su opulenta alfombra roja desfilan cineastas, actores y cualquier personalidad que merezca un hueco entre los focos, pero no hay espacio para los guionistas que no estén nominados también a director -el caso de Cesc Gay o Daniel Guzmán-. Los demás fueron relegados a entrar al anfiteatro del Hotel Auditorium por la “puerta de atrás”. 

Resulta curioso que esta decisión afecte a dos de las categorías que las academias de cine consideran principales, como la de Guión Original y Adaptado. Buena cuenta de ello puede dar el guionista Borja Cobeaga, nominado por El Negociador y encargado de hacer saltar todas las alarmas en su Twitter. Borja ha sido invitado especial en varias alfombras rojas internacionales -incluidos los Oscar- y nos confiesa que se sintió como un intruso en la noche del sábado

“Te sientes como Paco Martínez Soria. La alfombra roja es lo de menos, solo pedimos que cuiden un poco a sus nominados”, señala Cobeaga mientras recuerda que en la gala de Hollywood -donde asistió gracias a su corto Éramos pocos- recibió un trato exquisito, aun cuando aspiraba a una categoría secundaria. “Allí hay lugar para todos, no te sientes menos que George Clooney o Julia Roberts”, recalca.

Los nominados llegan a la puerta del Auditorium emocionados, de punta en blanco y sin saber que su destino no está delante de las cámaras. “Me señalaron la otra puerta, y allí me encontré con varios compañeros nominados a los Goya técnicos esperando durante media hora para tomar una cerveza. Después nos enteramos de que había una sala VIP para los otros nominados”, nos cuenta Borja. Así, el backstage de la Academia dejaba al descubierto su arbitraria vara de medir para calificar a los propios invitados. 

Las quejas de Cobeaga se vieron respaldadas en seguida por compañeros y asociaciones del gremio. Desde ALMA Guionistas, el mayor sindicato del país, afirman que es una cuestión de “respeto y dignidad, no de que te pidan autógrafos”. Su presidenta, Ángela Armero, nos confiesa que toda la campaña de denuncia llevada a cabo esta mañana en las redes sociales atiende a “la necesidad de visibilidad que hemos reivindicado durante tanto tiempo”. Según Ángela, el trabajo de estos profesionales es la razón de ser de los que reciben atención mediática.

“Es chocante. Entendemos que la gala es exclusiva, pero nuestra responsabilidad en la película es grande y la visibilidad tendría que ser acorde”, reivindican en ALMA. Sin embargo, el sindicato no ha sabido especificar si esta es la primera vez que ocurre en la ceremonia de los Goya. “Nunca hemos recibido quejas, también es verdad que Twitter ha tenido mucho que ver en esta ocasión”, reconocen. 

La importante cuota de pantalla

La atención de los focos se centró en casi todo lo que no tenía que ver con las películas galardonadas. La pajarita de Pablo Iglesias, la insólita presencia de un ministro de Cultura del PP, el resto de nominados a la presidencia del Gobierno e Isabel Preysler. “Es una gala televisiva que necesita caras conocidas, pero hay muchos en el photocall que no tienen nada que ver con la cultura”, apunta Ángela. “La presencia de Isabel Preysler da un poco de pena, pero no me molestaría si no nos hiciesen pasar por la puerta de atrás. Su aparición no hace más que resaltar este feo”.

Los días de resaca son complicados para emitir disculpas. El Sindicato no ha podido ponerse en contacto con la Academia de Cine, a la que exigen “empatía con los guionistas”. Como las del gremio, las llamadas de eldiario.es tampoco han recibido una respuesta inmediata por parte de la Academia. Sin embargo, en ALMA les disculpan apelando a su buena relación y puntualizan que no quieren “convertirles en los malos de la película, solo dejarles claro que no nos ha gustado este gesto”.

Aunque cualquier evento cultural es el caldo de cultivo perfecto para la polémica, el atril de los premios estuvo falto de crítica mordaz y la presencia política brilló por su ausencia en los discursos. Pero, mientras en la sala se respiraba sosiego, las redes sociales se solidarizaban con esta discriminación. “Reconforta ver que el público reconoce el trabajo que hay detrás de un guión”. Queda esperar a las reacciones de los organizadores y soñar con una posible redención el año que viene. Hasta entonces, un pie de página firmado por Stanley Kubrick en honor a los guionistas: “Si puede ser escrito o pensado, puede ser filmado”.

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