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Concejales de Gata de Gorgos emulan al Consell del Botànic y se recluyen en un 'retiro espiritual'

Los concejales de Compromís y JuGa reunidos en la casa rural

Sergi García

Dénia —

El gobierno de Gata de Gorgos está de vuelta. Sus integrantes han pasado dos días de retiro. No espiritual. De trabajo. En una iniciativa muy poco frecuente a nivel local, que ya tomó el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, con los miembros de su Consell, los cinco ediles actuales del ejecutivo y el que en breve será el sexto (Toni Arabí, que sustituirá en el próximo pleno al dimitido Noel Gadea) se han recluido en una casa rural en la montaña para dedicar el martes y el miércoles -festividad del Pilar- a hacer balance de la gestión realizada en el primer año y medio de legislatura, definir los proyectos en los que invertir este año la parte de presupuesto que queda pendiente y perfilar las líneas estratégicas para el año 2017.

Si ya de por sí resulta inaudita la iniciativa en el plano municipal, todavía lo es más si se tiene en cuenta que el gobierno de Gata no es monocolor, sino que lo integran dos formaciones: Compromís y JuGa, la marca local de Podemos. En eso, también se ha reproducido la concentració del gobierno autonómico bicolor, en este caso del PSPV y Compromís, igualmente con dos de los partidos que firmaron el Pacte del Botànic.

A media mañana del martes, salió hacia el destino un primer grupo de concejales. El resto se incorporaron después al lugar de esta clausura voluntaria: una casa rural de la Vall de Laguar, en el interior de la comarca.

“Teníamos que buscar un lugar que estuviera cerca de Gata, ya que marcharnos los seis concejales del gobierno podía ser un problema en caso de que sucediera algo grave”, explica el concejal Jaume Monfort (JuGa). Aunque afortunadamente no ha sido necesario, el regreso a Gata desde la Vall de Laguar, podía hacerse, en caso de necesidad, en tres cuartos de hora.

En realidad ha sido posible ahora, aunque la idea de encerrarse unos días fuera de Gata viene de lejos. Surgió en agosto pero “hasta ahora nos había sido imposible cuadrar las agendas”, señala Monfort. Y la idea es repetir.

Los objetivos del retiro

Cerrar el presupuestos de 2016. La ley de la Regla de Gasto obliga ahora a los ayuntamientos a que todos los fondos presupuestarios no invertidos al cierre del ejercicio no pueden pasarse a las cuentas del año siguiente, sino que deben dedicarse a la amortización de deuda. Por ello, uno de los asuntos trabajados en el retiro del gobierno de Gata era analizar el estado de ejecución del presupuesto de 2016 para, a partir de ahí, hacer una planificación de actuaciones para lo que queda de año.

Hacer balance de la legislatura. En palabras del concejal de Junts per Gata, “reflexionar sobre lo hecho en este primer año y medio” del mandato, centrado en “apagar fuegos de la gestión anterior” y en implantar “nuevas formas de hacer” en el ayuntamiento para “hacerlo trabajar como queremos”.

Definir las líneas estratégicas para 2017. Los seis concejales han elaborado un borrador de actuaciones a desarrollar en 2017 que, una vez pasado a limpio, será presentado en próximas semanas a la ciudadanía. Se trata de un documento de líneas estratégicas, no por concejalías, según Monfort.

“Buen ambiente”

Por otra parte, la convivencia de dos días que han compartido los miembros del gobierno de Gata denota que, aunque pueda haber también diferencias, predomina un clima de entendimiento. Monfort no esconde que en lo transcurrido de legislatura también “ha habido momentos complicados”, pero resalta el “buen ambiente” entre los socios de gobierno y dice que ha habido diferencias “particulares” por la distinta visión que puedan tener los grupos en cuestiones concretas, “pero nunca una discusión ideológica, ya que queremos las mismas cosas”.

A tenor de lo que afirma el concejal, la conclusión de la experiencia es positiva. “A nivel de trabajo y personal”, concreta. De hecho, la idea era repetirla todos los años, pero los miembros del gobierno van a intentar no tener que esperar tanto tiempo y ya planean volver a recluirse en algún lugar dentro de seis meses “para ver si hemos cumplido” con las líneas estratégicas surgidas de este primer retiro.

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