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Europa, a España: “Legalizar las expulsiones en caliente sería el fin del sistema de asilo europeo”

El comisario europeo de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muiznieks, en una rueda de prensa tras su visita a España // FOTO: EFE

Gabriela Sánchez

El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa no tiene dudas: la enmienda a la Ley de Seguridad Ciudadana que legalizará las devoluciones en caliente, tal y como está redactada en este momento, incumple la normativa de la Unión Europea y de la ONU, por lo que exige al Ejecutivo español la introducción de modificaciones. Tras su visita a Melilla, Nils Muiznieks ha recordado al Gobierno que ningún país europeo ha regularizado estas prácticas ilegales, con lo que el caso de España podría suponer un “precedente tremendamente negativo” para toda la UE. “Sería el principio del fin del sistema de asilo comunitario”, sentencia.

La razón que ha impulsado la visita del comisario a Melilla es precisamentente esa: tratar de impedir la legalización de las devoluciones en caliente, que ya ha sido aprobada en el Congreso y tan solo tiene pendiente la luz verde del Senado. Sobre la posibilidad de acudir a las sanciones, recuerda que la Unión Europea puede imponer multas a los estados miembros, pero rechaza posicionarse al respecto ya que el Consejo de Europa, institución de la que forma parte, no cuenta con esta vía de castigos.

“La propuesta no se ajusta con las obligaciones asumidas por España. Cualquier expulsión debe hacerse con las salvaguardas necesarias para respetar el principio de no devolución, que impide devolver a personas que puedan arriesgar su vida en su país de origen”, recuerda el comisario del Consejo de Europa, quien ha recordado “a las autoridades cuáles son sus obligaciones”.

En este sentido, se muestra confiado en que el Gobierno de España ceda y frene o, al menos, modifique la reforma que legaliza las devoluciones en caliente a través del concepto de “rechazo en frontera”. “Todo apunta a que se está trabajando en ello y se va a ajustar a la legalidad”, apunta. En referencia a la tesis con la que el Ejecutivo viene defendiendo las realización de las expulsiones sumarias, basada en la “interpretación de la ley” por la que inmigrante irregular no accedería a territorio español hasta superar también el cordón policial, y no la alambrada, el comisario responde con contundencia: “España empieza en la valla de Melilla”.

Las devoluciones en caliente suponen tan solo una de las trabas citadas por Muiznieks que motivan las “bajas cifras” de solicitudes de asilo registradas en Melilla. El comisario cita una serie de circunstancias que impiden a los potenciales solicitantes de asilo pedir protección internacional en la cuidad autónoma o, en su caso, les desincentivan.

Los subsaharianos no tienen acceso a las salas de asilo

Otra de ellas, alerta el comisario, es la imposibilidad de acceso de las personas de origen subsahariano a las nuevas oficinas de asilo que se inaugurarán en marzo. Como publicó eldiario.es, desde septiembre se comenzaron a admitir peticiones de protección internacional en frontera pero ninguna de ellas corresponde a potenciales refugiados de raza negra.

Con las manos en alto mostrando los garfios y zapatos con pinchos que muchos inmigrantes utilizan para trepar la alambrada de Melilla, Muiznieks denunció: “Hasta la fecha solo los sirios han podido pedir asilo en estas salas. Los subsaharianos se ven obligados a utilizar estos instrumentos”, aseveró el representante independiente del Consejo de Europa. Sin embargo, ha valorado como “un paso positivo” la creación de las nuvas oficinas destacando el caso de las personas procedentes de Siria, quienes han registrado 400 solicitudes en frontera desde septiembre, según los datos ofrecidos por Acnur a eldiario.es.

Una cangrejera con dos tornillos en la suela. Un garfio con varias cuerdas colgadas. Alzando ambos elementos, el comisario de Derechos Humanos lanzó un mensaje indirecto a las constantes declaraciones del Gobierno, que describen estos instrumentos como “armas” para “hacer daño”: “No son armas. Son herramientas que utilizan para trepar desde la instalación de una malla que impide introducir los dedos en la valla de Melilla”, recordó. “Demuestra hasta qué punto llega el instinto de cretaividad de una persona desesperada por emigrar. No por construir una valla más alta se va a solucionar el problema”.

Nils Muiznieks defiende que “aunque las ciudades autónoamas están muy expuestas a la inmigración irregular, las cifras de las personas que llegan a Melilla por estas vías ”son manejables“ pues, enfatiza, en el 2014 se situaron en torno a los 5.000 inmigrantes o solicitantes de asilo, número que se aleja notablemente de las entradas irregulares en otros países europeos como Italia o Grecia. ”No son cifras disparadas, no son millones. Es manejable“, reitera. Con todo, concluye que ”es posible respetar los derechos humanos en el control de las fronteras“.

Exige soluciones al “hacinamiento crónico” del CETI

Durante su viaje a Melilla, Nils Muiznieks visitó las instalaciones del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de la ciudad autónoma, el lugar donde son acogidos los inmigrantes o solicitantes de asilo que acceden de forma irregular. El comisario ha alertado de las “condiciones de hacinamiento crónico” en las que se encuentra el centro, cuyo límite de capacidad (480 plazas) supera las 2.000 personas, según las cifras que maneja.

“Todas los internos con las que he mantenido entrevistas están satisfechos con el trabajo del director del CETI y con el trabajo que hace la única abogada -resalta con énfasis- existente en un centro donde residen 2.000 personas”, explica el comisario. “Esta situación dificulta mucho la identificación de posibles vítimas de trata o de personas con enfermedades que requieran una atención específica”, destaca.

En esta línea, solicita una solución a este problema: más infraestructuras y una mayor inversión por parte del Ejecutivo español en mejorar las instalaciones y el acceso al asilo. “El Gobierno debe aprovechar más los fondos europeos puesto que las cifras de llegadas irregulares son manejables”, afirma Muiznieks, quien también reconoce que “Europa debe poner más atención a Melilla” porque está “muy expuesta”, añade.

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