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Segundo terremoto, vuelta a la casilla de salida en Nepal

Nepalíes en busca de un espacio abierto durante un nuevo seísmo de 7,3 en Sankhu, a las afueras de Katmandú (Nepal). EFE

Laura Olías

“Kaliyug”, “Kaliyug”. Son los gritos de muchos nepalíes que salían despavoridos a la calle este martes, en la plaza Darbhar de Katmandú. “Según el hinduismo significa 'tiempo del demonio”, cuenta un colaborador de la ONG ActionAid, que también buscó refugio en la calle ante el terremoto de 7,3 grados de magnitud que sacudió el país. Nepal volvía a temblar. Cuando el país estaba tomando las primeras medidas para recomponerse tras el seísmo del 25 de abril, que se cobró cerca de 8.100 víctimas mortales, el polvo y los escombros se removieron de nuevo. Las ONG consultadas coinciden en que este nuevo accidente natural deja al país en una situación muy parecida a la de hace dos semanas.

“Nuestros compañeros nos cuentan que este nuevo terremoto complica mucho la situación, que ya era grave. Es un poco la sensación de que casi hay que volver a empezar”, cuenta Blanca Carazo, responsable de Programas de Cooperación de Unicef. Alberto Casado, coordinador de Campañas de Ayuda en Acción, coincide: “No es una nueva emergencia, pero supone un empeoramiento drástico del recuperamiento en el que estábamos trabajando”.

Ahora, las prioridades vuelven a ser el rescate, la evaluación de los daños y la protección más inmediata. En Médicos Sin Fronteras (MSF), que ha trabajado para acceder a las zonas más remotas afectadas por el terremoto, reconocen que este nuevo temblor dificulta aún más el acceso a estos enclaves y afirman que aún están evaluando cuáles son los resultados de este martes.

Este seísmo ha vuelto a elevar las cifras de víctimas mortales y heridos, que ya habían alcanzado las 8.100 y 17.800 personas, respectivamente. Según el último recuento del Ministerio de Interior del país asiático, el nuevo terremoto se ha cobrado al menos 57 muertos y 1.129 heridos, gran parte de ellos en el distrito de Dolakha, al noroeste de Katmandú.

Hasta India también han llegado las consecuencias del nuevo terremoto. Al menos 17 personas han muerto en el país vecino. Según el Ministerio del Interior, citado por la agencia india PTI: de los 17 muertos, 16 se han producido en el estado de Bihar y el otro en Uttar-Pradesh, en el norte del país y fronterizo con Nepal. El número de heridos superaba los 39 al terminar el día.

El miedo entre los que han vuelto a sobrevivir al movimiento de tierra se ha disparado, sobre todo entre los niños, advierten los cooperantes. “Ya había gente que tenía miedo a volver a sus casas debido a las réplicas, si no se habían derrumbado tras el primer terremoto. Ahora, muchos no quieren regresar y están acudiendo a campamentos al aire libre”, relata Alberto Casado.

Indira Shankar, de 33 años, y su hija Abhoosham Shresth, de 4, no sabían dónde iba a pasar esta noche, según explicaron al personal de Unicef. El primer terremoto destruyó su casa y hasta este martes la familia dormía en una habitación alquilada en Katmandú. Ahora, no se fía de volver: “Tiene enormes grietas. Pienso dónde iré esta noche. ¿Dónde vamos a dormir? ¿Deberíamos dormir al aire libre? Tengo mucho miedo”, lamenta la madre.

Unicef ha instalado espacios “Amigos de la Infancia” en todos los distritos afectados por el terremoto, que pretenden erigirse como puestos seguros y reconocibles de atención para los menores. “Hasta el momento teníamos localizados 44 niños que estaban solos y estábamos intentando localizar a sus familias”, explica Blanca Carazo. La cifra total de menores que necesitan atención urgente en el país, según la delegación de las Naciones Unidas, era de 1,7 millones. “Hasta este martes”. Las previsiones es que esta cifra empeore.

Se necesitan más recursos

En opinión de la portavoz de Unicef, la presencia de especialistas que ya están organizados tras la primera catástrofe es uno de los puntos fuertes para enfrentar este nuevo reto. Ahora, la lista de necesidades vuelve a comenzar por “mantas, kits de higiene, tiendas de campaña, agua potable,...”, enumera Carazo.

Los recursos necesarios, por tanto, aumentan y la ayuda concedida no alcanza la dimensión de la emergencia. El principal responsable de la ONU y de la operación humanitaria en Nepal, Jamie McGoldrick, declaró el pasado viernes que su organización solo ha recibido 22 de los 415 millones de dólares que pidió para financiar en los próximos tres meses la ayuda más urgente par a los afectados.

“Además el monzón está al caer y es especialmente frío en Katmandú”, apunta Alberto Casado. Lo previsible y más teniendo en cuenta este nuevo seísmo es que miles de familias afronten la lluvias y las bajas temperaturas en los campamentos levantados en la calle. “Lo que hay que conseguir es que estén lo mejor equipados posible”, afirma el portavoz de Ayuda en Acción, que trabaja con ActionAid en el terreno.

“Este miércoles estaba prevista la vuelta al colegio en varias escuelas que no se habían visto muy afectadas por el terremoto. Ahora todo está un poco en el aire”, cuenta Blanca Carazo, responsable de Programas de Cooperación de Unicef.

En Intermón Oxfam esperan que, cuando lleguen las labores de reconstrucción, éstas impidan que Nepal se vea condenada a repetir una y otra vez “esta amarga historia”, escribe Paula San Pedro, investigadora y responsable de Incidencia Política de Acción Humanitaria de la organización. “Las vulnerabilidades del país condicionarán la vida de los 28 millones de habitantes a menos que se pongan soluciones”.

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