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Sobre este blog

Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

Lo peligroso es seguir diciendo que ir en bici por ciudad es peligroso

Bicihigiénica

Pedro Bravo

Montar en bici es algo que no sólo calma el tráfico sino que también relaja el carácter. Es bueno para la salud física pero también es beneficioso para la mental. Uno, cuando va habitualmente a pedales, se cabrea menos por según que cosas, por muy tontainas y molestas que sigan siendo. Pero, aún así, alguna hay que, al menos a mí, me sigue poniendo de los nervios. Por ejemplo, este axioma que parece que dan con el carné de identidad: ir en bici por ciudad es peligroso.

En muchas de las entrevistas que he hecho con motivo de mi libro —ejem: Biciosos (Debate, 2014)— es algo recurrente. Da igual que se hayan leído el libro o que no, que les haya explicado lo beneficioso de la bici y lo seguro que resulta, en algún momento salta una afirmación como “pero, como todo el mundo sabe, en ciudades como Madrid sigue siendo muy peligroso ir en bici”. ¿Cómo todo el mundo sabe? ¿Seguro? Si es así, puede que todo el mundo se equivoque.

En España, en 2011 y según la DGT, murieron 12 personas que iban en bici por vías urbanas y hubo 285 heridos graves. Son, lo tengo clarísimo y lo siento, 297 tragedias a evitar pero, según el Barómetro de la bicicleta de ese mismo año, unos 3 millones de españoles usaban la bici a diario. No aclara el Barómetro, o yo no soy capaz de encontrarlo, cuántos lo hacían por ciudad pero pongamos la mitad, por ser discretos, y el porcentaje de muertos o heridos graves en bici entre los usuarios diarios en ciudad se quedaría ese año en un 0,0198 %. Que no parece mucho.

Otra forma de contarlo. En ese mismo año 2011 hubo 2.060 víctimas mortales en 83.027 accidentes de todo tipo en todo tipo de vías. De ellas, 380 eran peatones, 49 ciclistas, 422 iban en moto y 979 iban en coche. Como había entonces unos 31 millones de coches aquí, eso da 31,5 muertos por millón de automóviles. Y como había, según el mismo Barómetro de la bicicleta, 20,5 millones de españoles con bici pero sólo 9,5 que la usaban semanalmente, la cosa da 5,15 muertos por millón de usuarios. Seis veces menos.

Otra manera más de comprobarlo es echar un ojo al siguiente cuadro de la DGT en el que se observa la evolución de muertos, heridos graves y heridos leves entre los usuarios de bici en vías urbanas de los últimos años.

O sea, a pesar del aumento de uso de la bici en España en todo este tiempo, no hay tendencia creciente entre los muertos, quizás un poco entre los heridos graves y sí es notable entre los leves.

Hay muchos más datos que confirman que lo de que la bici es peligrosa es una percepción equivocada, estudios en distintos países, investigaciones, estadísticas… esas cosas que hace la gente verdaderamente inteligente y que los que nos dedicamos al periodismo contamos como podemos. Pero hay una noticia de este verano que me gustaría destacar. Según la agencia Reuters, desde que empezó en 2007 en Tucson, Oklahoma, el primer servicio público de alquiler de bicis de Estados Unidos hasta este verano, en el que ya hay sistemas en 36 ciudades, el número de muertos entre los usuarios de todos ellos es igual a… cero. Repito, cero muertos en siete años, cero muertos en nada menos que 23 millones de trayectos, cero muertos entre usuarios que, en teoría, no son los habituales de la bici y en un país en el que los coches son el centro de casi todas las cosas. No creo que arriesgue mucho si digo que es poco probable que 23 millones de trayectos en esas ciudades durante ese tiempo en coche, moto o a pie den un resultado similar.

Así pues, moverse en bici por ciudad no es peligroso. O no tanto como nos creemos. Lo verdaderamente peligroso es seguir afirmándolo. Y lo es porque ese falso axioma se mete en la cabeza y hasta la moral de los ciudadanos e impide que muchos de ellos se decidan a dar pedales, aunque les apetezca. Es peligroso porque si seguimos teniendo ciudades llenas de coches seguiremos teniendo ciudades enfermas, sucias y ruidosas. Es peligroso porque está demostrado que ciudades con más bicis son mejores ciudades y con ciudadanos más sanos y también más alegres. Sobre todo esto también hay una pila de datos científicos que podría sacar pero no voy a hacerlo porque lo que lo que me apetece es darme una vuelta en bici por Madrid, una ciudad en la que todo el mundo piensa que es una locura montar en bici… hasta que lo prueba.

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Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

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