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Jornada en Carcaboso este miércoles sobre naturaleza, cultura y desobediencia civil

Carcaboso Henry David Thoreau

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El ayuntamiento de Carcaboso organiza este miércoles día 12 de julio, a partir de las seis de la tarde, una jornada sobre el concepto de desobediencia civil coincidiendo con el segundo centenario del nacimiento de Henry David Thoreau.

Habrá varias actividades enfocadas a dar a conocer la imagen y obra del escritor y filósofo naturalista con influencia importante en la política y la filosofía contemporánea, intentando acercarlo a todas las edades con talleres, charlas y debates en torno a su figura.

Entre las actividades hay un taller de creación de chapas, “Te damos la chapa con Thoreau”, en el que los participantes podrán hacerse sus propias chapas personalizadas con frases o imágenes del escritor, o una lectura de párrafos de algunas de sus obras como desobediencia civil o Walden. Acompañan el acto con una merienda saludable abierta a todas las personas participantes.

Todo ello será en el centro de día de Carcaboso a partir de las 6 de la tarde.

Quién era Thoreau:

Henry David Thoreau (Concord, Massachusetts, 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y origen puritano, autor de ‘Walden y La desobediencia civil’. Fue agrimensor, naturalista, conferenciante y fabricante de lápices. Uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense, es también el conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil.

Thoreau fue uno de los primeros defensores del senderismo recreativo y el piragüismo, de la conservación de los recursos naturales en tierras privadas y de la preservación del desierto como tierra pública. No era un vegetariano estricto, aunque dijo que prefería esa dieta y la defendía como un medio de auto-mejoramiento. Escribió en Walden: “La objeción práctica a la comida animal en mi caso era su inmundicia, y además, cuando había cogido y limpiado, cocinado y comido mis peces, parecían no haberme alimentado esencialmente.” Era insignificante e innecesario, y costó más de lo que aprovechó, un poco de pan o unas pocas patatas lo hubieran hecho con menos problemas y suciedad“.

Thoreau ni rechazó la civilización ni abrazó enteramente el yermo. En cambio, buscó un terreno intermedio, el reino pastoral que integra la naturaleza y la cultura. Su filosofía exigía que él fuera un árbitro didáctico entre el desierto en el que tanto se basó y la creciente masa de la humanidad en Norteamérica. Sintió que un maestro tenía que estar cerca de aquellos que necesitaban escuchar lo que quería decirles. La naturaleza salvaje que disfrutaba era el cercano pantano o bosque, y prefería “un país parcialmente cultivado”.

Su idea de estar “lejos en los recovecos del desierto” de Maine era “recorrer el sendero del maderero y el sendero del indio”, pero también subió a la tierra prístina. En el ensayo “Henry David Thoreau, filósofo”, Roderick Nash escribió, “Thoreau dejó Concord en 1846 para el primero de tres viajes al norte de Maine. Sus expectativas eran altas porque él esperaba encontrar la América auténtica, primitiva. Maine lo afectaba de manera muy distinta a la idea del desierto en Concord: en lugar de salir del bosque con una profunda apreciación de las selvas, Thoreau sintió un mayor respeto por la civilización y comprendió la necesidad del equilibrio.

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