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PSOE y BNG recuperan la Diputación de Lugo con una moción de censura

Pazo de San Marcos, sede de la Diputación de Lugo

David Lombao

Lugo —

A la segunda y en medio del suspense y la tensión. Los 11 votos del PSdeG y los 2 del BNG se han unido este jueves en Lugo para apoyar la moción de censura presentada a finales de septiembre y recuperar el gobierno que habían perdido el pasado junio, cuando el alcalde socialista de Becerreá, Manuel Martínez, decidió desmarcarse de su partido y propiciar el retorno del PP al poder para protestar por el pacto que lo dejaba fuera de la presidencia, a la que aspiraba desde 2007, a causa de su imputación por unas obras que habían denunciado los populares.

En esta ocasión Martínez ha cumplido con lo acordado entre su partido y el Bloque y también entre él mismo y sus compañeros, como ya había avanzado en los últimos días. El pacto con el resto del Grupo Socialista figura por escrito, según las fuentes consultadas, y Martínez asegura que revelará su contenido tras la organización definitiva del nuevo equipo de gobierno, en el que se prevé que esté presente y gestionando áreas semejantes a las que ya ocupaba en el anterior mandato, cuando era el diputado encargado de vías y obras y del parque móvil.

La aprobación de la moción de censura desbanca de la presidencia a la popular Elena Candia, alcaldesa de Mondoñedo, y sitúa en ella al socialista Darío Campos, regidor de A Pontenova. Previsiblemente, el gobierno tendrá una única Vicepresidencia que ejercerá el BNG, con una estructura semejante a la de las diputaciones de A Coruña y Pontevedra, que el PP también perdió tras las elecciones del 24M.

Cuatro meses 'en guerra'

El cambio en el color del gobierno de la institución lucense llega tras cuatro tensos meses en los que no ha habido lugar para los cien días de cortesía entre gobierno y oposición. Tras recoger por sorpresa el bastón de mando Candia se rodeó de parte de las personas que habían formado el núcleo duro de la Diputación en tiempos del fallecido Cacharro Pardo, con una fuerte influencia en el gobierno de dirigentes del PP provincial como el también vicepresidente del Parlamento, José Manuel Balseiro. El nuevo equipo, dicen fuentes consultadas por este diario, manifestó especial interés en “levantar alfombras”, reclamando listados de contratistas, cambiando el lugar de trabajo de parte del personal o incluso cambiando cerraduras de dependencias del Pazo de San Marcos.

Durante su breve presidencia Candia echó mano de golpes de efecto como la venta del vehículo oficial que empleó durante su mandato el expresidente y líder del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, o el cambio de los colores corporativos de la institución en la web provincial, en la que los tonos rojos -que figuran en la bandera instaurada en tiempos de Cacharro- fueron sustituidos por el azul. Mientras, el Grupo Socialista formuló diversas denuncias sobre la composición del gobierno, la no publicación en tiempo y forma de las declaraciones de bienes de la corporación o la compatibilidad del trabajo de Candia como agente de seguros, lo que los llevó a calificarla de “presidenta comisionista”.

Esta tensión aumentó tras la firma de la moción de censura. Así, en los últimos días los populares han elevado a la oficina antifraude de la UE un plan de ayudas europeas gestionadas por el anterior gobierno y han enviado a la Fiscalía las obras de la sede lucense de la UNED, también impulsadas por el gobierno de coalición. Además, apenas dos días antes de la votación de la censura Candia repartió case 3 millones en ayudas entre ayuntamientos del PP, aprobadas en una Junta de Gobierno extraordinaria. Lo hizo, afirmó, para compensar el “castigo del PSOE” a los municipios con alcaldes conservadores.

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