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Fogones locales, fogones sociales

Raúl Rejón

Romper la barrera que impone el físico, que te impone la edad. Hay que admitir que la integración laboral de las personas con alguna discapacidad –sobre todo las intelectuales- está asociada a trabajos de poca responsabilidad, con escasa valoración y, además, bastante físico. ¿Músculo barato? Pues demasiado a menudo: sí.

Pero estas personas alargan su esperanza de vida cada vez más. Que envejecen, vamos, y esas labores más asociadas a lo físico pues ya no son adecuadas. Pero su vida laboral, ¿qué ocurre con ella? ¿Están abocados a depender de una beneficencia? Para romper con esa dinámica y crear una nueva nació en Santander, en 2010 Cocinando con Sentido, promovido por Momentum Project. Un servicio de catering en el que gente que había llevado una carrera profesional en campos más esforzado como por ejemplo “la jardinería”, dicen desde la empresa, puede dar una continuidad a su integración. Antonio Setién, director de empleo de la organización Ampros (que impulsa el centro de cocina), explica cómo dieron forma a esta idea de ampliar la vida laboral útil: “Pensamos en crear una red de alianzas para aportar nuestro conocimiento del mundo de la discapacidad”. Así, se acercaron al grupo Deluz, vinculado a la hostelería, contactaron con proveedores y distribuidores locales….. Toda una cadena profesional dentro del ámbito de la cocina y el servicio de comidas. Nada amateur, real, como hubiera funcionado cualquier proyecto que quisiera prosperar.

La empresa funciona con ocho personas con discapacidad. Seis intelectuales y dos físicos ¿Tratar comida personas con esta diversidad cognitiva? ¿Servirla en público? Quizá cualquiera podría dudar de la idoneidad de la iniciativa. Quizá algunos en un acto social o en uno festivo miraran con recelo al servicio de catering si se percatan de que el personal tiene esas características singulares. La respuesta, disparada rápidamente por Setién, deja sentado que “las personas con discapacidad pueden hacer lo mismo que el resto sólo hay que hacer que los procesos más complejos se dividan en labores más sencillas”. Sumando de lo simple a lo difícil se obtienen resultados sorprendentes.

Y, por si hace falte alguna guinda, Cocinando con Sentido, con su primer objetivo y actividad estimula la economía local. Al pequeño productor, al pescador que lleva a la lonja su pequeña captura y al paisano del campo de al lado que produce hortalizas en su huerta. De la tierra y el mar al consumidor, pasando por las manos de estos trabajadores de la cocina. ¿Cifras? Por aquello de sostener que es una empresa rentable, baste con mencionar que compran la producción de 36 productores locales. Pensar global pero maximizando lo cercano, lo local.

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