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Sobre este blog

Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

Las palas de playa

Felipe G. Gil

Este es un artículo de verano. O sea que si estás hastiado currando, no te has podido coger vacaciones aún y deseas estrangular lentamente a algunos políticos españoles, deja de leer y tómate un zumo de sandía fresquito. Si en cambio sueles tener una cierta generosidad con las típicas noticias chorras que nos cuelan en los telediarios en estos meses y tienes la mente preparada para una reflexión chistosa, superficial pero bienintencionada, ¡este es tu texto!

Cuando discutimos sobre política, especialmente en verano y si tenemos familia con la que reencontrarnos, nos damos cuenta de lo complicado que es salir de los lugares comunes. Ya sabéis ese mundo de dicotomías ad-infinitum que parece generar debates sacados del guionista de los discursos de Donald Trump (o Homer Simpson). No se puede ser de Podemos sin ser un rojo comunista encubierto que quiere convertir España en Venezuela. Pero eh, la estopa también puede ir en sentido contrario: no se puede ser votante del PP sin ser un cenutrio acrítico que no es capaz de criticar la corrupción de su partido y que seguramente sea un facha.

En ocasiones, este mundo de la polarización es un efecto directo de los juegos mediáticos en los que entran medios de comunicación, ciudadanía y partidos políticos. No es motivo para alegrarse: seas de la ideología que seas, una sociedad polarizada no suele ser una buena noticia a largo plazo para nadie. Y quién quiera ver tibieza ideológica en esto, aún está a tiempo del zumo de sandía (o de melón, que también está muy bueno). La famosa democracia real que se reclamaba durante el 15M puede llevarnos a lugares inesperados si como ha ocurrido en el Reino Unido o en EEUU las clases populares se encuentran absolutamente ahogadas económicamente e ignoradas políticamente.  

Entonces, si volvemos a los lugares comunes podamos encontrar no solo motivos para discusiones absurdas que terminarán en plan yopepsi-túcocacola, sino espacios donde buscar elementos que nos permitan explicar cómo habitar el mundo con gente que piensa diferente a nosotros. El deporte es uno de esos espacios, pero da la desastrosa casualidad que el deporte mainstream y su seguimiento por parte de los medios no ayudan a construir ciudadanía crítica y espacios para el entendimiento. Pero… ¿qué hay en las Palas de Playa que pueda suponer una metáfora de una sociedad mejor? (esta es la tercera y última oportunidad para quiénes esperen llegar hasta Sauron a través de un texto de eldiario.es o busquen respuestas al enigma político que vivimos en el estado español: ¡zumos es vuestra respuesta!).

Bien, a diferencia de otros muchos deportes, en las Palas de Playa no se gana. El objetivo del juego es mantener la pelota en juego y no existen reglas que dictaminen la derrota o victoria de los contrincantes. La diversión se encuentra precisamente no en competir para doblar a nuestro adversario sino cooperar para poder mantener la pelota en juego el máximo tiempo posible. En las Palas de Playa, ambas personas ganan o ambas personas pierden, ninguna gana.

Y si aún estás indignado porque esta te parece una reflexión escrita tras un atragantamiento de “Coquina de Oferta en el DIA” (estás en lo cierto), lo pondremos con otras palabras: hacen falta espacios de cooperación. Y no nos referimos a AirBnB o a listas colaborativas de Spotify. Tampoco nos referimos a proyectos megalómanos (y bienintencionados) de cambio en la forma de gestionar la participación ciudadana y la política. Me refiero a herramientas para la micropolítica, para la gestión del disenso diario con quienes no piensan como nosotros, a juegos verdaderamente accesibles que generen metáforas de cómo podemos seguir viviendo conjuntamente sin necesidad de levantar más muros, de marcharnos de donde vivimos o de matarnos a tiros.

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

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