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Sobre este blog

Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

Hasta el Wall Street Journal reconoce que lo de ayer en España fue “importante”

Carlos Elordi

Como era de esperar, dado el escaso interés que habían mostrado por el asunto en los días previos, las movilizaciones europeas de ayer son hoy un tema de segundo orden en la mayoría de los diarios de nuestro continente. En ellos mandan el asesinato del jefe militar de Hamas en Gaza, el nombramiento de la nueva cúpula dirigente china o, particularmente en la prensa alemana, noticias que confirman que ni la UE, ni Angela Merkel, saben muy bien qué hacer, aparte de ganar tiempo, con la crisis griega y, en general, del euro. Sólo algunos periódicos dicen claramente que ayer millones de europeos protestaron contra la política de austeridad. También son pocos, pero los hay -como Le Monde, Les Echos o Il Corriere della Sera-, los que afirman que las movilizaciones españolas fueron muy importantes. Lo que bastantes destacan -en casi todos los casos sólo con fotos o con vídeos adjuntos- son los momentos puntuales de violencia que se registraron en las manifestaciones, en España, en Italia, o en Portugal. Y en contadísimos casos se hacen reflexiones sobre lo que la jornada de ayer puede significar en la escena europea.

Una de esas excepciones que, además también contribuye a explicar el desinterés generalizado de sus colegas, es el artículo de José Vitor Malheiros en el diario Público de Lisboa. “La mayor victoria del neoliberalismo”, dice, es ese discurso (que oculta, entre otras cosas, la complicidad entre los gobiernos y la banca). Es una victoria obtenida a golpes de propaganda repetida sin pausa, con la complicidad, a veces involuntaria, de los medios de comunicación. La responsabilidad de los medios en la difusión de ese discurso es central“.

Otra excepción es el artículo que publicaba ayer –abriendo en la primera página- Adriano Sofri en La Repubblica de Roma. “Hoy hay una huelga general un poco más que mediterránea y un poco menos que europea. Que el internacionalismo del trabajo se haya debilitado hasta desaparecer mientras crecía la globalización, que es el internacionalismo de las finanzas, es una amarga paradoja. Por eso el significado simbólico de hoy prevalece sin duda sobre su eficacia material. ¿Es que no tiene sentido la solidaridad internacional? ¿Es que la sustituye entre Monti y Rajoy, que es una carrera por ver quien retrasa más el rescate? Sin internacionalismo sindical, y político y civil, el empeoramiento de cada uno de nuestros países será mucho mayor y más rápido”.

Una tercera nota con vocación de valorar globalmente la jornada -acompañada, por cierto, de una información muy amplia, aunque toda ella marcada por el propósito de contabilizar a baja las movilizaciones- es la que aparece hoy en la edición europea del Wall Street Journal. En la que el argumento central es el siguiente: “Las huelgas generales contra los programas de austeridad de los gobiernos sacudieron España, Portugal y Grecia, pero no parece que vayan a influir en los líderes de esos países, que se están haciendo inmunes a las protestas”. Desde un punto de vista formal, y desde una visión solo estática de la situación, el análisis parece correcto: el WSJ afirma que las huelgas fueron importantes, pero añade que eso no va a modificar las políticas de austeridad. Si hubiera tenido en cuenta la posibilidad de que lo de ayer no sea sino el comienzo de un proceso –que también eso es tarea del periodismo- al diario neoyorquino le ha faltado añadir que eso es así sólo “por el momento” y que en el futuro las cosas podrían cambiar.

Pero para eso tendría que haber pulsado directamente el ambiente en las calles por las que ayer trascurrieron las manifestaciones, escuchado de principio a fin los discursos de los líderes sindicales -en los que sobresalió la voluntad de mantener, o acrecentar, el pulso de las movilizaciones- o haber acudido a los barrios populares en donde la crisis está provocando la desesperación de la gente. Pero, aparte de que la dirección del diario seguramente habría considerado que eso era demasiado esfuerzo redaccional, el WSJ, el gran diario mundial de los negocios, no está por inquietar a sus lectores más ricos, que lo que más les interesa es que no pase nada que altere su rentabilísima tranquilidad.

Quien sí ha hecho algo de eso es el diario francés Le Monde, aunque sólo haya sido en un blog que desde hace meses se dedica a la terrible situación que vive España. El producto de ese trabajo, firmado por Sandrine Morel, no añade mucho a lo que los españoles -al menos los que siguen eldiario.es- saben de lo que está pasando. Pero transmite fuera de nuestras fronteras el drama que aquí se está viviendo. Con un acertado titular: “¿Qué futuro me espera?”.

Por otra parte, en la primera de Le Monde se afirma que la movilización “fue importante” en París, Lisboa y Madrid, ciudad esta última en la que según este diario tuvo lugar una “manifestación monstruo”. Les Echos dice que la movilización en Europa no fue masiva, “salvo en Madrid, en donde cientos de miles de personas se manifestaron”, aunque también añade que la tensión crece en Italia. Il Corriere della Sera habla de “adhesión altísima, sobre todo en España y en Portugal”. El Guardian británico, aparte de destacar la importancia de los movilizaciones y de haber recogido en días anteriores las opiniones de dirigentes sindicales europeos, así como el manifiesto británico para el 14-N, dedica hoy un editorial al asunto que concluye así: “Las diferencias entre los ricos y el resto es cada vez más grande. Y en todos los casos la perspectiva de una alternativa económica convincente sigue siendo desastrosa y peligrosamente esquiva”.

La prensa alemana reduce el asunto todo lo que puede y en unos cuantos diarios prácticamente lo ignora. ¿Será para inquietar a sus lectores haciéndoles pensar que, si no hoy, sí mañana, la política que Berlín impone en España, en Italia, en Grecia o en Portugal, y que tanto tranquiliza a buena parte de los electores alemanes, podría ser inaplicable porque la gente de esos países se la va a cargar en la calle?

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Carlos Elordi es periodista. Trabajó en los semanarios Triunfo, La Calle y fue director del mensual Mayo. Fue corresponsal en España de La Repubblica, colaborador de El País y de la Cadena SER. Actualmente escribe en El Periódico de Catalunya.

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