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2014, año cero para el socialista Patxi López

Patxi López evitará hacer públicas sus intenciones de liderar el PSOE en el proceso de primarias antes del verano.

Aitor Guenaga

Bilbao —

Patxi López es un entusiasta de la realidad que fluye en la Red. Colocó la chapa del 2.0 en la solapa de sus consejeros cuando fue lehendakari -algo que algunos aceptaron a regañadientes, todo hay que decirlo- y hoy es el día que alterna sus ruedas de prensa tradicionales en una renovada sede central del partido en Bilbao con numerosos mensajes en su blog, en su cuenta de twitter o en la globosfera eterna de Internet.

Solo de la última manifestación convocada de manera conjunta entre el PNV y Sortu, el secretario general del PSE-EE ha colgado en su cuenta de Twitter varios mensajes, entre ellos el artículo titulado La foto innecesaria publicado en su blog personal el pasado 11 de enero. López interactúa en la Red, se cree la biblia del dospuntocerismo, aunque no siempre está activo en su perfil digital. Va por rachas. Y siempre dejando claro, como hizo recientemente, que su cuenta la gestiona él directamente. Sin intermediarios, ni CM que se le parezca, algo que también era realidad mientras desempeñó el puesto de lehendakari.

En esa interacción con los tuiteros que le siguen, el otro día Patxi López reconoció a uno de sus seguidores (tiene 174.864 y él sigue en su cuenta a 393 grupos, personas o instituciones) que hubiera “preferido no tener que escribirlo. Siempre a vueltas con el mismo tema”, escribió López, refiriéndose al artículo sobre la manifestación por los presos de ETA.

Es como si el líder de los socialistas vascos se hubiera impregnado de ese hastío del monotema vasco que recorre a buena parte de la ciudadanía en Euskadi, máxime cuando una parte importante de la misma considera que tras el anuncio de ETA del 20 de octubre de 2011 esa página de la historia se ha escrito con una anotación de derrota a pie de texto. Y la sociedad ya la da por leída. Porque como sostenía el otro día Imanol Zubero en este mismo medio, “La paz era esto”. Y no otra cosa.

Toda esta introducción viene a cuenta de que, presumiblemente, 2014 va a ser un año de transición para la política vasca, lo mismo que 2013 fueron 365 días que acabaron yéndose por el sumidero de la historia sin pena ni gloria para este país. Y también va a ser de transición para Patxi López, toda vez que el Comité Federal del PSOE de ayer ha marcado los tiempos y las reglas de juego para el proceso de primarias. Es su año cero como socialista.

El líder del PSE no ha perdido el tiempo en todos estos meses, aunque sus seguidores en Twitter no encontrarán muchas claves -más bien no encontrarán ninguna- de sus intenciones inmediatas, esas que le sitúan en la carrera interna por ser cabeza de cartel del partido en las próximas elecciones generales, dando la batalla al actual presidente Mariano Rajoy. Esta misma semana se entrevistó con la nueva supernova en el firmamento socialista, la líder del PS en Andalucía, Susana Díaz, un territorio hostil en parte a la figura de López, sobre todo para la parte del aparato que apoyó en el congreso del PSOE a Carme Chacón. López reconoce en una conversación informal que las cosas están bien con los socialistas andaluces, aunque al ser preguntado por la figura de Susana Díaz no oculta su percepción de que la andaluza tiene ganas de mandar. Lo cual no es una sorpresa para nadie que conozca a una mujer que ha dedicado su vida a trabajar dentro del socialismo andaluz y a quien José Antonio Griñán entregó el cetro de la dirección del partido y de la comunidad autónoma sin que mediaran primarias ni nada que se le parezca. No hizo falta.

López no se va a dejar marcar los ritmos políticos en esa carrera dentro del PSOE y eso explicaría su declaración de esta misma semana en la que avisa que va a hacer mucha política en Euskadi en 2014. Lo cual no es incompatible con su firme voluntad de jugar la partida de Madrid. Es como si quisiera centrar las prioridades de su partido para este año -preparar las elecciones municipales, el debate sobre el “nuevo estatus político” vasco, el seguimiento del pacto firmado con el PNV para la reactivación económica y la nueva política fiscal- y ceder un partido (supuestamente) ordenado a quien corresponda.

No hay duda de que su partido, esté o no esté al frente dirigiéndolo, se la juega en las elecciones municipales de 2015, comicios que preocupan en una formación de fuerte tradición municipalista y que, paradójicamente, nunca ha tenido menos poder municipal en sus manos -el consistorio más poblado que controla el PSE es Barakaldo-, tras la irrupción de Bildu hace casi tres años. Y esa y no otra es la prioridad en estos momentos, aunque los medios sigan empeñados en preguntar en las ruedas de prensa por lo suyo.

Todo llegará -y llegará, no lo duden-... a su debido tiempo.

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