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El pequeño comercio “resiste como puede” en Euskadi

Varios comercios cerrados en el Casco Viejo de Bilbao.

Laura Murillo Rubio

Bilbao —

Los casi 4000 cierres de comercios que se produjeron en Euskadi durante 2013 arrojan a la luz, una vez más, las “graves” dificultades que atraviesa el pequeño comercio urbano. Si bien su declive comenzó con el auge de multinacionales y centros comerciales, la coyuntura económica actual tampoco ayuda a la supervivencia de un sector que a pesar de atravesar frecuentemente numerosos altibajos, juega al “resiste como puedas” en los últimos años, según los propios comerciantes. Las últimas cifras aportadas por la Confederación de Comercio Vasco Euskomer no son halagüeñas. Frente a los 3965 ceses en el conjunto de los tres territorios vascos el año pasado, se produjeron 2978 aperturas. Un saldo negativo que deja 987 establecimientos comerciales y una tasa del 2,09% de cierres.

El volumen de ventas también continúa en valores negativos a la espera de una recuperación “urgente”. El índice de ventas ha disminuido en un 0,9% en el primer trimestre de 2014, siendo el sector de la alimentación el más perjudicado con un retroceso del 4,2% de sus beneficios. Pepe García, carnicero desde hace más de 20 años, nota este descenso a diario en los dos puestos que tiene en el mercado Obieta de Erandio en Bizkaia. Hace ya trece que se aventuró a comprar un segundo puesto en el que incrementar la oferta de charcutería. Y hasta hace cinco años “había dado sus buenos frutos”, dice García quien reconoce que “si hoy continúa abierto es a duras penas”. Por el contrario, el puesto original de carnicería “siempre” ha funcionado “bien”, a pesar de que hace cinco años empezara a notar “algo” la bajada de ventas. Sin embargo, el carnicero no cree en la recuperación económica, puesto que “a Euskadi ha tardado más en llegar la crisis que a otras provincias, pero ahora sí que la estamos notando”, dice el vendedor debido a que ha constatado un descenso “en picado” de sus ventas “de Semana Santa a esta parte”.

Los comerciantes miran “con lupa” las cuentas

En la misma calle, la principal del municipio, Sergio Prieto posee un establecimiento dedicado al textil y la decoración de hogar en el que trabaja con su hermano Jon. Su andadura profesional en el sector comercial tampoco es corta, pues ya llevan casi 30 años con este local. A pesar de que tenían constancia de que “el mercado en general estaba mal”, su instinto emprendedor les llevó a abrir otra pequeña tienda en el barrio bilbaíno de Santutxu, uno de los más poblados de Europa con 43.000 habitantes en poco más de un kilómetro cuadrado. Sin embargo, la experiencia salió mal. “Nuestra idea era incrementar las ventas y contratar a una persona de dependiente para la tienda de Bilbao, pero aunque es cierto que no hemos tenido pérdidas tampoco hemos logrado beneficios, así que decidimos cerrar a finales de junio”, reconocen. Por suerte, en Erandio, la tienda les sigue dando para vivir pero desde hace cinco años afirman que deben mirar “con lupa” las cuentas. “No puedo pedir tanto género como antes, porque si no se vende solo nos queda sacarlo en rebajas y de esa forma no se gana”, asegura Sergio que durante su etapa en Bilbao ha visto “más de 4 y 5 cierres” de establecimientos de moda y calzado en la calle Santutxu, donde se ubicaba la tienda que frecuentaban y que ahora vuelve a colgar el cartel de “Se alquila” en su escaparate.

Si bajamos hasta el Casco Viejo bilbaíno, zona tradicionalmente comercial, la situación no mejora. Claudia Gallo es dueña de un establecimiento de trajes de novio en la calle Tendería desde hace veintidós años y asegura que “levantar la persiana cada día es un nuevo reto porque nunca sabes cuándo será el último día que la levantes”. Ella también tuvo otro comercio, como extensión de este, en el centro comercial Max Center de Barakaldo pero cuando “los buenos años” llegaron a su fin arrastraron también la tienda, que finalmente fue traspasada. Por su parte, en Bilbao las cosas “no habían ido mal” pero afirma que “cada año va a peor”. “El año pasado fue peor que el anterior y así sucesivamente, desde hace 5 años más o menos”, declara sobre una situación que de no mejorar, no sabe lo que pasará con su comercio y sustento de vida.

No quiere ni oír hablar de cierre, pero “con la situación que estamos viviendo y el panorama tan desolador que ves en la calle, es un pensamiento que te viene a la cabeza casi a diario”, confiesa. Asimismo, la propietaria recrimina las escasas ayudas y “en muchos casos, más trabas que ayudas” por salir adelante y revivir el pequeño comercio. “Esto es casi una lucha por la supervivencia”, asegura.

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