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Luto, Biblias y pancartas dan el último adiós a juez de Corte Suprema de EE.UU.

Luto, Biblias y pancartas dan el último adiós a juez de Corte Suprema de EE.UU.

EFE

Washington —

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De luto y con la bandera a media asta, la Corte Suprema de EE.UU. dio hoy el último adiós al juez Antonin Scalia, líder del renacimiento del pensamiento conservador al que rindieron homenaje con Biblias grupos de religiosos y con pancartas, opositores al aborto.

“Era un brillante jurista, un gran juez y también un hombre de pasión y fe cristiana que no se avergonzaba de ello”, dijo a Efe el reverendo Rob Schenck, presidente de la organización evangélica “Fe y acción”, que busca incrementar el número de cristianos dentro de la estructura administrativa del Estado.

Liderando un nutrido grupo de clérigos, con vestimentas negras y estolas rojas, el reverendo Schenck rezó durante unos minutos en la quietud de la fría mañana y dejó una Biblia y una Constitución de Estados Unidos en un lateral de la sede de la corte, donde ya se agolpaban huérfanas multitud de flores.

“La Biblia y la Constitución eran las dos cosas más importantes para los principios del juez”, destacó Schenck.

Fallecido este sábado en un rancho de Texas, el juez Scalia defendió vehemente durante toda su vida el “originalismo”, una doctrina judicial según la cual la Constitución de EE.UU. debe interpretarse como lo harían sus autores del siglo XVIII y no conforme a los cambios de la sociedad actual.

Esa lectura literal de la Constitución convertía a Scalia -“Nino” entre sus amigos y familia- en un firme defensor del derecho a portar armas y de la prohibición del aborto o el matrimonio entre homosexuales.

Envuelto en una bandera estadounidense, el féretro del magistrado salió de una limusina funeraria a primera hora de la mañana frente al Tribunal Supremo y, en manos de ocho agentes de policía, atravesó las escaleras para llegar hasta la corte, donde le rindieron homenaje familiares y amigos en una ceremonia privada.

Uno de los hijos del magistrado, el padre Paul Scalia, pronunció una plegaria y se hizo el silencio.

Con el sol un poco más alto, a las 10.30 horas (15.30 GMT), el Tribunal Supremo abrió sus puertas y cientos de personas comenzaron a desfilar por delante del ataúd, ubicado en el Gran Salón de la corte y adonde acudieron esta tarde el presidente Barack Obama y su esposa Michelle.

“Era una niña cuando Scalia juró su cargo. Siento que crecí sabiendo quién era. Era siempre perspicaz y atrevido. No tenía miedo de decir lo que pensaba y era un gran defensor de la libertad, y eso significa mucho para mí”, dijo a Efe Ashley Varner, quien portaba una pancarta afuera de la corte con la palabra: “Gracias”.

Entre los congregados predominaban conservadores católicos y muchos opositores al aborto, como el abogado Larry Cirignano, líder de un movimiento llamado “40 días de vida” que organiza manifestaciones contra el aborto delante del Tribunal Supremo y de clínicas abortivas en 230 ciudades de EEUU.

“El juez Scalia estaba con nosotros, del lado de la vida”, destacó Cirignano, quien había coincidido con Scalia en varias ocasiones durante la Misa Roja, una de las eucaristías más conocidas en EE.UU., que reúne a juristas católicos cada octubre en la catedral de San Mateo Apóstol, en Washington.

Precisamente, bajo la lupa de los jueces está uno de los casos más controvertidos de los últimos años sobre el aborto, permitido en EE.UU. desde 1973, pero sobre el que han impuesto restricciones estados como Texas, donde se han cerrado la mitad de las clínicas por una conflictiva ley promulgada en 2013.

En la larga fila que rodeó a la corte durante buena parte del día también hubo curiosos -estudiantes de visita- y muchos funcionarios del Congreso, como Emily Marsh, una joven que trabaja para el Senado y se decidió “valiente a desafiar el frío para ver una parte inolvidable de la Historia”, según dijo a Efe.

A menos de cinco minutos a pie está la sede del Legislativo, que tiene mucho poder sobre el futuro del máximo órgano judicial.

Con el equilibrio de poderes de la Constitución que tanto admiraba Scalia, el presidente Obama propondrá un sustituto al Senado, encargado de confirmarlo y donde la mayoría republicana amenaza con vetar cualquier propuesta y dejar vacía la silla del juez hasta la llegada de un nuevo presidente en enero de 2017.

La guerra política bajó hoy el tono en medio de la majestuosa ceremonia para despedir a Scalia, indiscutible coloso del Tribunal Supremo tanto para admiradores como para detractores, y que mañana recibirá sepultura tras una misa privada en la Basílica de la Inmaculada Concepción en Washington.

Beatriz Pascual Macías

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