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El PP se presenta como el único partido 'unionista' de Cataluña frente a la autodeterminación anunciada por Mas

Alciia Sánchez Camacho, ayer, en su escaño del Parlament de Catalunya. Foto: Efe

Fèlix Martínez

Barcelona —

El PP se quedó prácticamente solo en el Parlament de Cataluña. El discurso de Alicia Sánchez Camacho, presidenta del partido en Cataluña y del grupo parlamentario, obligó a Mas a concretar su proyecto de autodeterminación. El presidente de la Generalitat anunció que habrá referéndum tanto si lo permite el Gobierno central como si no, aunque preferiblemente con el apoyo del Estado. Sólo Ciutadans se opone, con el PP, a la propuesta de Mas. En total 21 -18 del PP y 3 de Ciutadans- de los 135 diputados del Parlament.

La respuesta de la oposición al anuncio de ayer del presidente de la Generalitat, Artur Mas, de adelantar las elecciones autonómicas al próximo 25 de noviembre porque “ha llegado el momento de ejercer la autodeterminación” fue absolutamente previsible y, con honrosas excepciones, de muy bajo nivel.

Un bajo nivel achacable fundamentalmente al principal partido de la oposición, el PSC, sumido en el desconcierto, con el estreno más que discreto del flamante presidente de grupo socialista, Xavier Sabaté.

El primer secretario del partido, Pere Navarro, había anunciado a primera hora de la mañana en declaraciones a RAC-1 que no habrá primarias abiertas y se negó a concretar quién será su candidato, para asistir posteriormente al Parlament a la tribuna de invitados ya que no es diputado.

Desde allí pudo contemplar cómo Sabaté elaboraba un discurso mediocre, pretendidamente equidistante entre las posiciones de CiU y el PP, subordinado a las últimas posiciones defendidas por el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.

La intervención de Sabaté sirvió, sobre todo, para el lucimiento de Artur Mas, tras el discurso épico de ayer del presidente de la Generalitat, en el que logró apropiarse del sentimiento del millón y medio de ciudadanos que el 11 de septiembre se echó a la calle para reclamar la independencia de Cataluña.

A pesar del intento de Sabaté de distanciarse del PP, coincidió con Sánchez Camacho en que Mas no busca otra cosa que la ruptura con España y que convoca las elecciones por intereses electorales. El president respondió que acatará en cualquier caso el resultado de la consulta.

Pero fue el enfrentamiento entre Mas y Sánchez Camacho el único momento que aportó algo de emoción al debate. La líder del PP se autoproclamó portavoz de los catalanes que se oponen a la independencia de Cataluña y que quieren mantener el statu quo con algunas mejoras en el sistema de financiación autonómica.

Para la dirigente popular, Cataluña sólo es una más de las 17 comunidades autónomas españolas. Y, para demostrarlo, pronunció parte de su discurso en castellano. Sánchez Camacho contrapuso la figura de Mas a la de Francesc Cambó o a la de Adolfo Suárez, y comparó al presidente catalán con Castelar y con Maquiavelo.

Eso sí, cuando intentó atribuir la decisión de Mas a intereses de partido por su “fracaso” en la gestión de Cataluña, Mas reaccionó inmediatamente. “¿Es que España no está ahora peor que hace un año? Pues son ustedes quienes la gobiernan”, le espetó el presidente catalán.

Y no acabaron ahí sus reproches: Mas acusó a Sánchez Camacho de ser corresponsable de su decisión por el “portazo” -“educado, eso sí, como es el señor Rajoy”, precisó- que recibió cuando el pasado día 20 acudió a La Moncloa para discutir con el presidente del Gobierno sobre el pacto fiscal.

“El no fue rotundo”, aseguró Mas, “a pesar de que nuestra propuesta no era para mañana y lo único que pedíamos, de momento, era la transferencia de la Agencia Tributaria”. Según el president, la respuesta de Rajoy fue “la Agencia Tributaria no se toca porque funciona muy bien”.

Para Mas, el fracaso del pacto fiscal y tendencias como la nueva ley de Educación promovida por el ministro José Ignacio Wert, según el cual es el Ministerio el que fija el currículum, revela que “los grandes partidos españoles han llegado a la conclusión de que esto de las autonomías ha llegado demasiado lejos y ha entrado en una fase de recentralización masiva”.

Lo que sí lograron tanto el PP como el PSC fue que Mas se mojara y definiera, al menos, cómo desea que acabe su anunciado proyecto de transición catalana. El president afirmó que su deseo personal sería que Cataluña acabe siendo un Estado de la eurozona como Dinamarca, pero volvió a evitar, una vez más, la palabra independencia: negó la validez de la palabra en un momento en el que la construcción de Europa requiere constantes cesiones de soberanía a los órganos comunitarios.

Mas ha acusado a Sánchez Camacho, además, de utilizar el discurso del miedo cuando advirtió de que Cataluña sería inmediatamente expulsada de la Unión Europea y del euro.

Todo lo cual no impidió a la presidenta del PP catalán mantener su discurso en clave electoral y anunciar que suprimirá las delegaciones del Gobierno y propondrá recortar en un 20% el número de diputados del Parlament, que en la actualidad son 135.

El planteamiento el PSC era mucho más confuso: profundizar en la federalización del Estado español, con una reforma de la Constitución, en la misma línea de lo anunciado el pasado lunes por Rubalcaba. Sabaté aseguró que sí quiere que Cataluña sea un nuevo Estado de Europa.

Eso sí, un Estado como el Estado Libre de Baviera, uno de los principales lander alemanes que, aunque tiene más competencias que las comunidades autónomas en materia tributaria, están muy lejos de las autonomías españolas en cuanto a competencias políticas.

Curiosamente, el único que puso en algún aprieto al presidente de la Generalitat fue uno de sus futuros aliados en la convocatoria de un referéndum de autodeterminación durante la próxima legislatura, el líder de Iniciativa per Catalunya-Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA), Joan Herrera. Su adhesión sin paliativos al derecho a decidir y al referéndum no relajó en ningún momento la profunda brecha entre la izquierda plural y las políticas neoliberales de Convergència i Unió.

Herrera acusó a CiU y a Mas de haber iniciado la senda de los recortes un año antes de que Mariano Rajoy llegara al poder y de haber apoyado prácticamente todos los ajustes del Gobierno del PP, y anunció que el debate sobre la autodeterminación no será sólo una cuestión identitaria, sino que deberá definir el modelo social de la nueva Cataluña.

ERC, Solidaritat y el diputado Joan Laporta no sólo se adhieren al discurso de Mas, sino que ya se han ofrecido a CiU para presentarse como un frente soberanista en las próximas elecciones autonómicas, previstas para el 25 de diciembre, aunque Mas aún no haya pedido a la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, que disuelva la Cámara.

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