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Iglesias y Errejón reconocen en sus propuestas para Vistalegre 2 que sus diferencias empezaron tras el 20D

Pablo Iglesias con Íñigo Errejón.

Aitor Riveiro

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón tuvieron sus primeras diferencias estratégicas sustanciales como dirigentes de Podemos tras las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015. Esas divergencias fueron la cuña que abrió la grieta que, un año después, les enfrenta a menos de un mes de la II Asamblea Ciudadana del partido. La distancia entre ambos se concretó entonces en cómo abordar la investidura de Pedro Sánchez, que se decidió en una consulta a los inscritos. De fondo, un debate de largo plazo: hacia dónde debe crecer Podemos y cuál debe ser la relación del partido con la calle y la institución.

El secretario general y el secretario político de Podemos presentaron este viernes los documentos políticos que ambos defenderán en Vistalegre 2, salvo que alcancen un acuerdo antes del 2 de febrero. En los extensos textos, ambos hacen un repaso de la breve pero intensa historia del partido que este martes, 17 de enero, celebrará su tercer aniversario. Aquel día de 2014, Iglesias y Errejón, entre muchos otros, presentaron juntos en el Teatro del Barrio de Lavapiés el proyecto.

Esa unidad, al menos en lo estratégico, duró hasta el 20 de diciembre de 2015. Tras las elecciones generales del “empate catastrófico” los principales referentes del partido defendieron posturas distintas. “Esa fecha fue un punto de bifurcación para nuestra joven formación ya que, por primera vez de forma más clara, se plantearon diferencias estratégicas en el interior del partido”, asegura Errejón en su documento.

El principal referente de la candidatura Recuperar la Ilusión asegura: “Este periodo post 20D (...) fue acompañado de una serie de errores que luego se verían reflejados en los resultados de la repetición electoral del 26J”. Esos errores serían, según el documento de Errejón, la gestión de las negociaciones de gobierno, la percepción de inmadurez y soberbia y la confluencia con IU, que “no pareció funcionar”.

Iglesias, por su parte, plantea en su documento la “falta de coraje de Pedro Sánchez” a la hora de negociar con Podemos un Gobierno alternativo. Y apunta: “A las puertas de Vistalegre II, debemos  agradecer a las inscritas y  a los inscritos de Podemos que cerraran el debate en el grupo dirigente gracias a una consulta que determinó el camino a seguir”.

El secretario general también reconoce errores en primera persona en ese periodo. “Durante ese periodo sufrimos un desgaste notable, cometimos fallos y el redactor de este documento cometió errores (entre ellos, no haber sabido comunicar bien nuestra propuesta o no haber sabido hacer entender que íbamos en serio cuando planteábamos gobernar junto al PSOE)”. Y también se lamenta de los resultados del 26J.

Tampoco coinciden ambos en el análisis de la repetición electoral. Para Errejón, “quienes nos faltaron ese día no se perdieron en las dos semanas previas a las elecciones, sino en los meses anteriores”. Para Iglesias, fue una campaña en la que Podemos sonó “menos creíble que en otros momentos”.

El secretario general sí cree que el 26J sirvió para algo: “Ayudamos a configurar  un gran espacio político plural en el que diferentes identidades, distintos estilos y diversas organizaciones pueden convivir y complementarse”.

“Los que faltan” y el equilibrio calle-institución

Las disonancias estratégicas entre ambos se han ido acrecentando desde entonces. O desde entonces se hicieron visibles hacia fuera de los órganos de dirección.

Los planteamientos políticos de Iglesias y Errejón tienen posturas distintas sobre cómo debe tratar Podemos al PSOE. “Si dejamos que el PSOE se recomponga”, asegura el todavía número dos, “habremos fracasado”. Y apuesta por “aprovechar la crisis existencial del PSOE para formar una nueva mayoría en nuestro país”.

Iglesias, por su lado, cree que Podemos ya ha crecido hacia ese lado todo lo que podía y que ahora debe centrarse en las “clases populares” que habitualmente han vivido de espaldas a la política.

Esta discrepancia estratégica marca también cuál debe ser, en opinión de ambos, el papel de Podemos en la institución, en la calle y el equilibrio entre ambos.

“En las instituciones no podemos estar apelando al advenimiento del cambio, sino demostrándonos útiles ya”, asegura el secretario político. Errejón quiere aprovechar la fuerza institucional para condicionar al Gobierno de Rajoy y la posición del PSOE.

Iglesias considera que la institución es inútil sin el Gobierno ya que el Ejecutivo puede hacer y deshacer a su antojo y de espaldas al Parlamento.

El secretario general apuesta por “alianzas sociales”: “Debemos seguir situando en la agenda política las demandas populares, pero tenemos que ser capaces también de participar en la consecución de victorias concretas que muestren la capacidad de la gente para construir un poder desde abajo. Necesitamos desplegar una pedagogía de la praxis que demuestre que, en situaciones concretas, la gente puede vencer a las élites y sus representantes”.

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