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Pedro Sánchez agita a la militancia para activar al PSOE de cara a las elecciones de 2019

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

Irene Castro

El PSOE quiere pasar página de Catalunya, que ha centrado buena parte de sus esfuerzos y se ha llevado toda la atención mediática en los últimos meses, y ponerse en marcha para las elecciones de 2019. Pedro Sánchez aspira a que se deje a un lado el “monotema” y pueda marcar una cierta agenda. Ferraz ha diseñado un ciclo de asambleas para activar a la militancia y pretende potenciar su estrategia comunicativa con el objetivo de situarse como alternativa.

La dirección del PSOE ha abierto una ronda de 52 asambleas abiertas –una en cada provincia– que se celebrarán durante enero y febrero en las que se abordará, fundamentalmente, la propuesta de los socialistas en materia de pensiones. Sánchez participará en alrededor de una decena, aunque todavía quedan flecos por cerrar.

Después de este ciclo, los socialistas promoverán nuevas reuniones de este tipo –a las que fundamentalmente asisten cargos y militantes del partido, aunque en Ferraz creen que aumentan las posibilidades de atraer a potenciales votantes respecto a los mítines al uso– con otras temáticas sociales. “Nuestro objetivo es priorizar la agenda socio-económica, movilizar al partido en torno a esta iniciativa y consolidar la alternativa política que representa el nuevo Partido Socialista”, expresó el secretario de Organización, José Luis Ábalos.

La dirección del PSOE quiere “agitar a la militancia y mover a la gente” tras el parón que ha provocado la crisis catalana. “Lo más importante es que os quedéis con dos o tres datos y que vosotros hagáis de portavoces de esta causa, que es una causa por la justicia social –animó Sánchez a los asistentes a la primera de estas asambleas, celebrada en Granada–. Os pido que si creéis en las políticas del PSOE seáis los portavoces del Partido Socialista para que haya cada vez más mayores que confíen en el Partido Socialista”.

Las asambleas abiertas tienen un componente de riesgo y es la presencia de outsiders que boicoteen las reuniones o militantes que se pronuncien en términos que no interesan a la dirección. Por ejemplo, en su primer acto en Granada, Sánchez escuchó a un militante que cuestionaba que su propuesta estrella de poner un impuesto a la banca no fuera a repercutir negativamente sobre los ciudadanos o a otro que le reclamaba que el PSOE fuera “de verdad un partido de izquierdas” y que impulsara una “moción de censura por necesidad”. Sánchez ya ha descartado intentar formar un gobierno alternativo en esta legislatura.

En el sector crítico del PSOE ven esos riesgos y consideran que Sánchez está intentando enmendar su actuación de los últimos meses. “Lo del 155 no lo entienden y que apoyemos tanto al PP tampoco”, dice uno de los principales activos de la campaña de Susana Díaz en las primarias, que considera que Sánchez está intentando recuperar su halo izquierdista.

Sin embargo, fuentes de Ferraz rechazan haber detectado malestar en la militancia y señalan que la idea es recabar opiniones para ir trabajando en el programa electoral. De hecho, Sánchez anunció que se reuniría con colectivos para recoger aportaciones para las iniciativas que el PSOE empezará a registrar en el Congreso a partir de abril. Si no prosperan en el Parlamento, las incorporará al “contrato” que firme en las urnas con los ciudadanos.

Primarias para 2019 en otoño

La fórmula también persigue tamizar su ausencia en el Congreso. El PSOE mide las apariciones de Sánchez, que no cree que su renuncia al acta sea un lastre sino que le permite aparecer cuando quiere. De hecho, consideran que fue un éxito su reaparición en un desayuno informativo este martes. La dirección guardó con celo su propuesta sobre la financiación de las pensiones para que fuera el secretario general el que se llevara todos los focos. Logró marcar agenda, pese a las críticas de su medida. También puso nervioso a Unidos Podemos, que reprochó que ya habían propuesto una tasa a los bancos similar, a pesar de que ya Alfredo Pérez Rubalcaba hizo esa propuesta.

El PSOE se plantea, además, celebrar algunas reuniones de las ejecutivas los viernes para no dejar el camino expedito al PP con las citas de los consejos de ministros. La prueba la llevaron a cabo este viernes con una convocatoria exprés de la dirección. La rueda de prensa posterior sirvió para denunciar los incumplimientos de Mariano Rajoy sobre sus compromisos con los presidentes autonómicos adquiridos hace un año.

Ferraz prepara así el camino a los próximos comicios, que serán los autonómicos y municipales (tras las andaluzas). A nivel interno, la dirección está rematando las normativas para la elaboración de las listas electorales y tiene previsto marca los plazos para las primarias en el próximo Comité Federal, que será a finales de febrero o principios de marzo.

Madrid, plaza difícil: Narbona y Robles se descartan

La idea es que la selección de los cabezas de lista sea en otoño, para dar así margen a los candidatos más desconocidos a preparar el terreno, según aseguran fuentes de Ferraz. Los presidentes autonómicos y alcaldes que quieran repetir no tienen que someterse a los procesos internos, según las normas del PSOE.

Sánchez tendrá una de sus pruebas de fuego en Madrid. La capital es una plaza tradicionalmente difícil para los socialistas y el secretario general se empleará a fondo, en principio, incluso en la elección del aspirante, que tendrá que someterse a unas primarias.

Dos de las candidatas que veían con buenos ojos en Ferraz ya se han descartado. Cristina Narbona fue una de las ideas que se manejaron en las plantas nobles de la sede del PSOE, pero la exministra ha dejado claro que no peleará por la alcaldía de Madrid.

Margarita Robles, actual portavoz parlamentaria, es otro de los nombres que están en liza, pero la magistrada no quiere saber nada de una candidatura para el Ayuntamiento.

El nombre que suena con fuerza en las filas del socialismo madrileño es el de Beatriz Corredor, exministra de Vivienda con José Luis Rodríguez Zapatero que Sánchez sumó a sus filas durante el enfrentamiento con Susana Díaz. El secretario general quiere evitar a toda costa entrar en ese debate. “Hay mucho ruido. Paso a paso”. Es el único mensaje que emite el líder socialista.

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