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Ana Mato: de 'fontanera' en el PP a ministra con problemas de comunicación

Ana Mato, entre Mercedes Vinuesa, responsable de Salud Pública, y Antonio Alemany, de Atención Primaria.

Luz Sanchis

Ana Mato dirige el Ministerio de Sanidad porque antes dirigió la campaña electoral que llevó al PP a la mayoría absoluta. Así lo entienden en su partido, donde todos justifican su nombramiento y que se mantenga en el puesto gracias a la “absoluta lealtad” que la une a Mariano Rajoy desde 2008. Pero la gestión de la ministra en la crisis por el contagio del ébola y sus problemas para trasladar de forma eficaz la información han puesto de acuerdo a miembros de la oposición con los de su propio partido.

“Para comunicar no ha nacido, ésa es la verdad”, reconoce con pesar un diputado del PP que trabajó codo con codo con ella durante la campaña de 2008 a las elecciones generales. Entre sus mayores defectos, sus titubeos y su incapacidad para responder a preguntas de periodistas o diputados, más allá de repetir siempre las mismas palabras que lleva escritas o aprendidas.

Viaje relámpago y vuelta al descanso

“El efecto es casi peor cuando da la cara que cuando delega en otro”, explica este parlamentario, que recuerda las críticas cuando Mato retomó sus vacaciones de agosto en el Puerto de Santa María tras un viaje fugaz a Madrid para coordinar la repatriación del sacerdote Miguel Pajares, infectado por el virus. La decisión de que compareciera la directora de Salud Pública, Mercedes Vinuesa, en vez de su jefa, fue del propio presidente del Gobierno. En aquel momento se pensó que era mejor para que no cundiera la alarma social. Pero la decisión fue muy criticada. El efecto conseguido en la opinión pública fue que la ministra se escondía.

El que logró con su comparecencia del lunes fue peor. Mato convocó a los medios, pero se limitó a leer su intervención inicial y a derivar las preguntas con cara de susto a los cargos de Sanidad que la flanqueaban. Cuando un periodista le preguntó si iba a dimitir, fue necesario que insistiera. De poco sirvió: se limitó a insistir en que “seguía trabajando”.

Respuestas preparadas y calcadas

En plena polémica por el primer contagio del virus en España, Mato respondió este miércoles de forma casi calcada a los diputados que la interpelaban en el Pleno como a la prensa que la esperaba en el pasillo. Más allá de los llamamientos a la calma y la petición de confianza en los profesionales sanitarios, la ministra se limitó a decir que estos últimos están bien preparados y que el riesgo de contagio es bajo.

El portavoz socialista de Sanidad, José Martínez Olmos, le reprochó su torpeza y le aseguró que su rueda de prensa para informar del ébola “será usada por los expertos en salud pública como ejemplo de lo que no hay que hacer”. El diputado le recomendó que saliera “cada día” para informar a los ciudadanos. “Y si no es capaz, nombre a un portavoz”, le aconsejó.

En la hemeroteca consta que su actitud fue muy diferente en 2009, cuando se dio un brote de gripe porcina que afectó a un cuartel en Madrid. Desde la oposición, Mato cargó contra la entonces ministra de Defensa, Carme Chacón. “Es gravísimo, y si la ministra no da explicaciones, debería dimitir”, reclamó entonces.

“Parados sin prestación parlamentaria”

Sus dificultades de comunicación han hecho que prácticamente no conceda entrevistas. Y en las escasas ocasiones en las que ha comparecido en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros para presentar alguna iniciativa, más de una vez se ha ido sin que se le formule ni una sola pregunta.

Sus intervenciones acaban convirtiéndose en un error. Es lo que ocurrió, por ejemplo, el 18 de abril de 2012, cuando se refirió a los “parados sin prestación parlamentaria” (por desempleo) a cuenta del copago farmacéutico o cuando consideró necesario aclarar que no es lo mismo “una persona que no está enferma en su consumo de medicamentos que una persona que está enferma”.

Mato ha vivido en segunda fila tanto la polémica por la presentación del anteproyecto de reforma del aborto como su retirada. Mientras la reforma costaba la cabeza a Alberto Ruiz-Gallardón, la ministra ha seguido en la retaguardia sin participar en el debate. Sólo ahora que el Gobierno ha dado su brazo a torcer y planea endurecer las condiciones en las que las menores podrán interrumpir sus embarazos, el asunto ha pasado de Justicia a Sanidad. Aunque, por ahora, no ha fructificado la búsqueda del consenso, Mato insiste en que esa reforma se hará rápido a través de una ley ya en trámite destinada a proteger a menores y adolescentes.

Mato no sólo ha tenido problemas para explicarse sobre los asuntos profesionales. Sus explicaciones sobre el hecho de que Francisco Correa, cerebro de la trama Gürtel, pagara los gastos de un viaje a EuroDisney en París junto a sus hijos, entre otros regalos, se limitaron a que “los hechos no eran nuevos”, que la denuncia ya había sido archivada y que el informe de la UDEF era “más de lo mismo”. Tras asegurarlo frente a sus compañeros en un Comité Ejecutivo del PP, Mato consiguió pasar como una víctima de los manejos de su ahora exmarido, Jesús Sepúlveda.

Su blog en la web del PP, con el nombre “Desde mi ventana en Génova 13” ya no está activo. Cuando lo abrió en 2010, Mato ya lo confesaba: “El camino no va a ser fácil”.

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