Los diputados socialistas que votaron 'no' a Rajoy creen que una “purga” ahondaría la división del partido

Diputados díscolos del PSOE y otros afines a Pedro Sánchez (que se abstuvieron por obligación ante Mariano Rajoy) creen que, si la dirección del grupo socialista acomete una “purga” para apartarles de los cargos y las portavocías del Congreso de los Diputados, ésta contribuirá a ahondar aún más la división que sufre el partido.

A expensas de concretar el castigo que se les impondrá a los 15 diputados que rompieron la disciplina de voto (entre ellos, los siete del PSC), muchos creen que ir más allá de una multa económica sería una “irresponsabilidad” y un “ensañamiento” por parte de la dirección.

Los díscolos tienen hasta el próximo lunes para presentar alegaciones al procedimiento abierto contra ellos, que se prevé que desemboque, al menos, en una sanción de 600 euros.

Y aunque los parlamentarios que están del lado de la gestora ven suficiente la multa económica, otros son partidarios también de que haya ajustes en las portavocías para que algunos de los díscolos dejen de tener responsabilidades.

En este sentido, una vez superado el debate de investidura, la gestora y la dirección del grupo socialista tienen en mente hacer algunos ajustes en el organigrama, lo que podría suponer cambios tanto en el comité director como entre los portavoces. Aunque se da por hecho que Antonio Hernando seguirá como portavoz del Grupo Socialista después de abandonar la tesis del 'no es no', que predicó junto a Pedro Sánchez, y de pasar a defender la abstención.

“Purga sanchista”

“No sabemos qué cambios prevén, pero esperamos que no encubran una 'purga sanchista'. Ya han causado mucho daño y mucha división. Deberían mantener al grupo al margen de movimientos sectarios”, sostiene a EFE una de las diputadas que rompió la disciplina de voto.

Entre los diputados que votaron en contra, algunos son portavoces de comisiones, como los catalanes Manuel Cruz (Educación) y Mercé Perez (Pacto de Toledo) y otras adjuntas, como Rocío de Frutos (Empleo) y la independiente Zaida Cantera (Defensa).

Donde no se descartan cambios es en la dirección del grupo, de la que forman parte las díscolas Meritxell Batet, del PSC, y la balear Sofía Hernanz, junto al también “sanchista” José Luis Ábalos, secretario general del PSOE de Valencia, quien optó por abstenerse.

El grupo de los que se negaron a abstenerse ha trasladado a la dirección que su voluntad es “seguir trabajando conjuntamente” con el resto de diputados y cumplir su tarea. Y recuerdan a la gestora que es “un órgano provisional”, que no debería aplicar castigos. “No queremos estar relegados detrás de la columna, porque ganamos un salario público y representamos a los ciudadanos. Queremos que nos dejen trabajar y poder presentar iniciativas”, argumenta una de las disidentes.

Un castigo que fuese “más allá de los 600 euros sería un ensañamiento”, añade otra del grupo de los 15. El cisma en el partido ha afectado a la relación entre diputados, que reconocen que “hay mucha tensión” y que “las próximas semanas van a ser muy duras”.

“El grupo está destrozado. Quien diga que está bien es un cuento chino”, describen un cargo “sanchista”.

Aunque los ahora afines a la gestora creen, en cambio, que la unidad del grupo es “recuperable”, siempre que se abra ahora una etapa de sosiego. “Hay gente muy sensata, y los 83 que estamos ahora plantearán que el interés general está por encima de cualquier cuestión”, señalan las fuentes. “Con Pedro fuera, va a ser mejor”, vaticina uno de los veteranos del PSOE en el Congreso.