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El PP expresa su preocupación por el daño que se está haciendo al bar franquista Casa Pepe

El bar franquista 'Casa Pepe', adornado con carteles en defensa del militar golpista. / MAR GONZÁLEZ

Carlos Hernández

“Estoy votando que sí, pero pienso todo lo contrario”. Esta frase que una concejal del Partido Popular le espetó a la alcaldesa de Almuradiel, del PSOE, resume lo ocurrido ayer en el pleno de su Ayuntamiento de esta localidad ciudadrealeña.

Se votaba una propuesta presentada por la regidora municipal, la socialista Mª Asunción del Moral, para retirar la calle que el consistorio había concedido, hace poco menos de dos meses, a Juan Navarro Muñoz, el dueño ya fallecido del bar franquista Casa Pepe.

Entonces, los votos de los concejales del PP y de Ciudadanos permitieron aprobar esa distinción a un vecino cuyo único mérito había sido convertir su local, situado en el término municipal de Almuradiel, en un museo de exaltación fascista al que peregrinan ultraderechistas de toda Europa.

De nada sirvió que la alcaldesa exhibiera en aquel pleno un vídeo en el que se escuchaba a Juan Navarro decir cosas como que “Hitler o Franco, uno de los dos haría falta ahora en España”, “las mujeres deberían estar en la cocina” o “yo sueño con niñas de 18 a 20 años… ya sabes el dicho, a gato viejo, rata tierna”.

Sus socios de Ciudadanos y el Partido Popular aprobaron la concesión de la calle. Ayer ambos grupos cambiaron su voto, por lo que el hostelero franquista dejó oficialmente de tener su calle, pero en el caso del Partido Popular quedó patente su falta de convicción.

Braulio Egido, exalcalde y actual portavoz popular en el consistorio, reconoce a eldiario.es que su giro de 180 grados solo obedece a que “los hijos de Juan Navarro y la asociación vecinal que hizo en su día la propuesta, están de acuerdo” con retirarle ahora la calle.

Egido insiste en que el dueño de Casa Pepe merecía el reconocimiento porque “era una buena persona” y negó que el cambio en el sentido de su voto obedezca a presiones del PP regional y nacional, que le desautorizaron públicamente. El portavoz popular reconoce que no esperaba que la decisión de conceder la calle a este polémico hostelero trascendiera más allá de los límites del pueblo e insinuó que ha sido la denuncia de los medios de comunicación lo que le ha acabado obligando a aceptar la retirada.

En esta misma línea, el PP local culpa de todo lo ocurrido a la regidora por contárselo, dicen, a la prensa. En su página oficial de Facebook, los populares se dirigen directamente a ella en un tono muy duro, al tiempo que expresan su preocupación por el daño que se le ha hecho al bar franquista: “Como Partido Político lamentamos y denunciamos el daño que su circo mediático, del cual no ha formado parte ningún otro partido político más que el PSOE de Almuradiel, ha producido al negocio, a la familia y a muchas familias que viven de ese negocio. Le recriminamos la imagen que USTED ha conseguido dar de nuestro pueblo, dejando a sus vecinos manchados y pisoteados con adjetivos como machistas, xenófobos o fascistas”. 

Una inauguración ilegal con presencia de la Legión

La alcaldesa, por su parte, se limita a decir que ha hecho “lo que pensaba que era justo” y que está convencida de haber cumplido con su deber. En su día, Mª Asunción del Moral explicó con claridad su posición en este asunto: “Yo no digo que Juan Navarro era buena o mala persona, pero lo que él representa no merece una calle”.

La noticia de la polémica concesión de la calle se vio en su día agravada por la forma en que se celebró la inauguración de la misma. La familia de Juan Muñoz organizó un acto en la puerta de Casa Pepe, cuando el consistorio aún no había debatido ni aprobado el asunto en el pleno municipal. En el acto se izó una bandera de España sin escudo, se corearon vivas a Franco y se remató con un desfile castrense que corrió a cargo, cabra incluida, de la Hermandad de Antiguos Caballeros Legionarios de Torremolinos.

El bar restaurante Casa Pepe se ha hecho célebre por haberse quedado anclado en la época franquista y vivir al margen de la Ley de Memoria Histórica. Su interior está decorado con innumerables cuadros de Franco, banderas preconstitucionales y diversa simbología fascista.

En su tienda se pueden comprar desde llaveros con el símbolo de la Falange a botellas de aceite o de vino con el rostro del dictador. El creador de este museo fue Juan Navarro Muñoz que resumía su forma de ver la vida con una sencilla frase: “Yo nací con Franco, en una democracia, y ahora vivo en una dictadura roja”.

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