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El principal reto del nuevo ministro de Educación: pacificar un sector soliviantado

Méndez de Vigo: objetivo, dialogar con las organizaciones educativas.

Daniel Sánchez Caballero

Nunca generó más consenso una decisión de Wert que la de marcharse. El ya ex ministro de Educación ha contentado por igual a oposición política y comunidad educativa. Si se le aplicara el dicho “tanta paz lleves como descanso dejes”, José Ignacio Wert se marchará sin mucha tranquilidad porque sus políticas han dejado un sector en ebullición.

El sector educativo está en pie de guerra por las decisiones que ha tomado el ministro estos tres años y medio de legislatura. Y, tras las últimas elecciones, los frentes se multiplican en el Ministerio de Educación: la oposición a sus medidas pasa de las aulas a los Gobiernos regionales, hasta ahora dóciles con el PP. El vuelco electoral ha provocado que hasta 12 comunidades autónomas se rebelen contra la LOMCE y amenacen con detener, o al menos minimizar, su implantación. Este será el primer frente del (supuestamente) dialogante Iñigo Méndez de Vigo, nuevo ministro de Educación. Tiene labor.

Méndez de Vigo va a tener poco tiempo para dejar su sello —apenas cinco o seis meses hasta las elecciones generales, dos de ellos de verano—. En la parte legislativa no se prevé que el nuevo ministro desarrolle mucha actividad. Wert se encargó de dejar todas las reformas que pudo hacer (en la educación superior le habría gustado meter más mano, pero no fue posible) atadas, publicadas en el BOE, desarrolladas y con plazos de implantación para evitar que un hipotético cambio de gobierno en noviembre se las tumbe. De ahí el perfil del nuevo ministro, antiguo secretario de Estado de Europa, sin vinculación conocida con la educación pero sí un carácter dialogante para estos últimos meses. No se va a aburrir.

Pacificar el sector con carácter general será, probablemente, su principal prioridad. La labor, las formas provocadoras y la gestión a base de imponer de su predecesor, el ministro peor valorado del Gobierno año tras año, ha dejado el sector opuesto al PP. La comunicación del Ministerio con los diferentes sectores (sindicatos, familias, oposición política) es, en este momento, nulo. La última reunión con las comunidades acabó con las cinco regiones que entonces no gobernaba el PP levantándose de la mesa en el minuto uno.

El ministro tiene más fácil ganarse a los sindicatos ya que le bastará con reunir la Mesa de Negociación de la Educación, hecho que no sucede desde hace meses. A las organizaciones sindicales les sobran las demandas que hacerle: no han dejado a Méndez de Vigo ni que se siente en su despacho y ya le están reclamando medidas. Las mismas que vienen realizando al Ministerio desde hace meses sin éxito, por otra parte. Excepto CC OO, que se contentaría con que paralice la LOMCE y no tome ninguna medida más.

Esta (improbable) medida es la más solicitada al nuevo ministro desde todos los frentes. Todos los sindicatos se lo exigen, igual que las Comunidades Autónomas que no gobierna el PP. Que al menos convoque la Conferencia Sectorial, que sienta en la misma mesa al ministerio y las Gobiernos regionales, y se entre a discutir el tema. Sin entrar en la ideología siquiera, “hay razones técnicas y, las más importantes, de mejora de la calidad de la enseñanza que lo hacen necesario”, resumen desde STEs-i.

El Real Decreto que lo inició todo

Otra de las demandas recurrentes de los últimos años, que se han encargado de recordar al nuevo ministro desde varios frentes, es que retire el Real Decreto 14/2012. Esta norma fue la que lo comenzó todo: los recortes, la subida de las ratios, las horas lectivas, o la tasa de reposición, recuerdan desde ANPE. Puestos a pedir, este sindicato menciona la más antigua reivindicación sindical relacionada con la educación: el estatuto docente que regule las condiciones laborales y profesionales de los docentes, una histórica demanda realizada a todos los ministros, que en algún punto llegó a tener un borrador, pero que ahora duerme olvidada en un cajón.

En el frente universitario, la Federación de Asociaciones de Estudiantes Progresistas (Faest) concede un voto de confianza al nuevo ministro, y le pide que pague las becas que aún están sin abonar correspondientes a este curso pasado. STEs-i también le pide que “tome medidas para recuperar a los más de 80.000 jóvenes que han abandonado los estudios universitarios” en los años de gobierno del PP. Y que retire los dos últimos decretos que ha aprobado Educación, sobre acreditación del profesorado y creación de nuevos centros. No parece muy probable. No tienen ni un mes de vida.

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