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The Guardian en español

La mala alimentación durante el embarazo puede estar detrás de la hiperactividad en los niños

Los resultados muestran que las dietas con muchas grasas y azúcares, ricas en alimentos procesados y golosinas, están relacionadas con mayores modificaciones del gen IGF2.

Haroon Siddique

Una dieta alta en grasas y azúcares durante el embarazo puede estar vinculada con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños con problemas tempranos de conducta, según han determinado los expertos.

La investigación, llevada a cabo por científicos del King's College London (KCL) y la Universidad de Bristol, indica que una dieta poco sana altera el ADN del bebé de un modo que puede generar modificaciones cerebrales y un posterior TDAH.

Este trastorno y otros problemas de conducta son los casos más habituales que aborda la salud mental infantil en Reino Unido, y tienden a ir de la mano: más del 40% de los niños con problemas de conducta diagnosticados también tienen TDAH.

Las dietas altas en grasas y azúcares durante el embarazo ya se habían asociado a problemas de conducta y TDAH antes, pero el estudio, publicado este jueves en el Journal of Child Psychology and Psychiatry, trata de prestar atención a los procesos involucrados.

Los científicos han estudiado a participantes del colectivo “niños de los 90” de Bristol. Han comparado a 83 niños con problemas de conducta persistentes iniciados a edades tempranas con 81 niños con bajos niveles de problemas de conducta. Han evaluado cómo la nutrición de sus madres alteró el IGF2, un gen implicado en el desarrollo del feto, del cerebelo y del hipocampo, que son zonas del cerebro involucradas en el TDAH.

Los resultados muestran que las dietas con muchas grasas y azúcares, ricas en alimentos procesados y golosinas, están relacionadas con mayores modificaciones del IGF2 en ambos grupos de niños. Una mayor metilación de ese gen también se asocia a mayores síntomas del TDAH entre los siete y los 13 años, pero solo en niños con un inicio temprano de problemas de conducta como las mentiras o las peleas.

El coautor de la investigación, Edward Barker, del departamento de Psicología del KCL, destaca que los padres con hijos con TDAH no deberían sentirse culpables porque la dieta es solo uno de los factores, aunque uno potencialmente significativo.

“El TDAH y los problemas de conducta son cuestiones psiquiátricas muy complejas, provocadas por factores diversos”, explica. “La dieta podría ser una causa importante, pero junto a muchos otros riesgos. Una dieta sensata puede mejorar los síntomas, pero no es un agente causal único”.

También señala que los resultados no han demostrado una relación causal y es necesario replicarlos en estudios más amplios, pero que refuerzan la evidencia sobre la importancia de la dieta para una buena salud mental. “La dieta puede afectar a muchos problemas psiquiátricos”, indica, “hay bastante evidencia de que puede influir en la depresión. Por supuesto afecta a la obesidad, que está relacionada con cómo nos sentimos con nosotros mismos y puede estar vinculada al TDAH”.

Max Davie, coordinador de salud mental en la Royal College of Paediatrics and Child Health, señala que la hipótesis se aplica a un grupo de niños bastante pequeño. “Puede ser que las madres con una dieta peor sean más impulsivas por naturaleza y entonces les cueste evitar las opciones poco sanas, y esta tendencia heredada sea, al menos en parte, responsable de la presencia de síntomas de TDAH en sus hijos”, sugiere.

“En este momento, este no es un estudio que pueda cambiar mis prácticas clínicas”, valora, “pero si hay estudios de intervención a raíz de este trabajo que muestren que el apoyo nutricional durante el embarazo puede tener un efecto, entonces deberíamos aprovechar cualquier oportunidad que tengamos para ayudar”.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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