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The Guardian en español

Trabajadores del sector del metal en Alemania, en huelga por la conciliación

En la imagen, línea de montaje de BMW en Dingolfing (Alemania)

Philip Oltermann

Berlín —

Trabajadores alemanes han declarado una huelga en más de 80 empresas de todo el país. Esta acción forma parte de la campaña del mayor sindicato alemán que lucha por conseguir las 28 horas semanales de trabajo para mejorar la conciliación de la vida laboral y familiar.

Se perfila como el mayor conflicto industrial del sector metalúrgico en los últimos treinta años: más de 15.000 empleados participaron en huelgas de aviso en las fábricas, entre las que figuraba las del fabricante de coches Porsche.

Con unos 3,9 millones de trabajadores afiliados, el sindicato IG Metall quiere que todos los empleados del sector metalúrgico y eléctrico tengan la opción de reducir sus horas de trabajo durante un período de dos años, con el derecho de volver a su jornada de tiempo completo cuando termine ese plazo.

La política familiar alemana dio un cambio en 2007 cuando se sustituyó la prestación “educativa” destinada principalmente a las madres por una “prestación parental” que podía repartirse entre la madre y el padre.

En la propuesta sindical, los trabajadores que opten por una semana de 28 horas para cuidar a sus hijos pequeños o a sus padres ancianos recibirán una asignación adicional de 200 euros al mes. La compensación que se pide para los que quieran tomar un descanso en trabajos por turnos con alto riesgo para la salud es de 750 euros al año.

Con la economía alemana en plena forma y el desempleo en mínimos históricos, IG Metall también pide un aumento salarial del 6% para todo el sector.

“Los roles de familia están cambiando”

“Queremos que los empleadores reconozcan que los roles tradicionales de género en las familias modernas están cambiando, y queremos que los trabajadores tengan la oportunidad de hacer un trabajo importante para la sociedad”, explica un portavoz sindical. “En el pasado, las demandas de mayor flexibilidad han sido a costa de los trabajadores; buscamos un cambio para que el trabajo flexible también beneficie a los trabajadores”.

Las patronales han rechazado las propuestas del sindicato. Dicen que resultaría demasiado costoso si se cumple lo previsto y una cuarta parte del personal de las empresas opta por las 28 horas.

“No podemos satisfacer las demandas de aumentos salariales compensatorios”, dijo Oliver Zander, director de Gesamtmetall, durante una entrevista con el periódico alemán Die Welt. “En un momento en el que escasea el personal cualificado, sería una locura incentivar que se reduzca un volumen de trabajo urgentemente necesario”.

Alemania tiene aproximadamente 1,1 millones de puestos de trabajo sin ocupar. Según una reciente encuesta de la Cámara de Comercio e Industria Alemana, más de la mitad de las empresas citan la escasez de trabajadores cualificados como el mayor riesgo que enfrentan.

Según un informe legal publicado por los empresarios, las propuestas de IG Metall son ilegales porque discriminan a los trabajadores que ya eligieron trabajar menos horas de forma permanente. También dicen que sólo permitirán la reducción de la jornada laboral para algunos si el sindicato aprueba a su vez que otros trabajadores firmen contratos por semanas de 40 horas laborales.

En Alemania, las grandes empresas están obligadas por ley a tener representantes de los trabajadores en sus consejos de administración y las relaciones laborales han estado tradicionalmente más basadas en el consenso que en Gran Bretaña o en Francia.

La última gran disputa en el sector metalúrgico alemán se produjo en la década de los 80, cuando la reivindicación sindical por la semana laboral de 35 horas dio lugar a meses de paros en las fábricas de todo el país.

IG Metall lanzó en 2003 una campaña de huelgas que no tuvo éxito para introducir la semana laboral de 35 horas en los estados de la antigua Alemania Oriental. Quince años después, muchos trabajadores del metal en la antigua RDA siguen trabajando 37 horas por semana.

En Gran Bretaña, donde a lo largo de los años la negociación colectiva se ha terminado descentralizando drásticamente, las semanas laborales de 37 horas siguen siendo la norma en el sector metalúrgico, pese a los esfuerzos de la Confederación de Sindicatos Astilleros y de Ingeniería.

Está previsto que el 11 de enero comience en Alemania la tercera ronda de negociación colectiva. Si en esas conversaciones no se llega a un acuerdo, IG Metall podría pasar de las huelgas de aviso a centrarse en fábricas concretas con paros de todo un día.

Traducido por Francisco de Zárate

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