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La brecha que rompe España

Retrato de Virginia Woolf en su madurez. (DP).

Laura Berja

“Una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas”. Una habitación propia, Virginia Woolf.

 

Las mujeres encontramos numerosas trabas y dificultades en el mercado laboral para poder conseguir dinero y nuestra habitación propia. Y si la tenemos, es alquilada, más pequeña y de mucho menos valor que la de los hombres. La sociedad patriarcal y machista en la que vivimos diseña numerosas estrategias para relegarnos a tres situaciones de vulnerabilidad en el ámbito del empleo: La primera, la de responsabilizarnos de los cuidados, un espacio que mientras no sea el Estado quien lo asuma, seguirá recayendo mayoritariamente sobre las espaldas de las mujeres y, por supuesto, en detrimento de nuestras oportunidades profesionales. 

La segunda, el mercado laboral, con reglas machistas y segregadoras, nos ofrece ínfimas oportunidades de promocionar con trabajos poco reconocidos, con condiciones precarias y con salarios muy bajos. Todo ello relacionado con la división sexual del trabajo y la desagregación horizontal y vertical del empleo. 

Y la tercera, y fruto también de las situaciones anteriores, las mujeres tenemos que soportar brechas en nuestros salarios con respecto a los de los hombres que deberían avergonzar a un país democrático como el nuestro. 

Las mujeres en este país tienen una tasa de actividad inferior a la de los hombres en casi 12 puntos porcentuales, datos de la EPA de 4º trimestre de 2017. La tasa de paro más alta y la menor tasa de empleo son femeninas. Con estos datos, sorprende ver a diferentes miembros del Gobierno en sede parlamentaria con intervenciones optimistas y regocijándose en aquello de la recuperación económica y del crecimiento. Pero, ¿dónde está la recuperación económica y el crecimiento para las mujeres? Según datos del INE y de la EPA las mujeres tienen salarios más bajos, empleos más precarios y pensiones hasta un 30% más bajas que las de sus hermanos o maridos. 

A esta situación desoladora se suma el peor de los agravantes, las políticas del Partido Popular y de su líder Mariano Rajoy. Hemos presenciado en las últimas semanas diferentes intervenciones del presidente en las que mostraba total indiferencia por las brechas en las condiciones y en los salarios de las mujeres sin embargo, bajo mi parecer, a Rajoy si le in- teresa esta cuestión, le interesa y mucho. El Gobierno si “ha entrado en esto” lo ha hecho para expulsar a las mujeres del mercado laboral, en cuarenta años es la primera vez que se destruye empleo femenino. Resulta decepcionante que un presidente del Gobierno manifieste públicamente una declaración que atenta contra la Constitución. La Igualdad salarial y laboral entre mujeres y hombres es una cuestión que el Gobierno debe impulsar, puesto que es una exigencia constitucional y por lo tanto legal. 

Las derechas de este país presumen de ser constitucionalistas y veneran la Carta Magna sobre todo para proteger aquellas cuestiones que, se supone, pueden romper España. La cuestión catalana cumple con esta premisa, la cuestión feminista para las derechas, no. No hay nada que atente más gravemente contra la unidad del país que ignorar a más del 50% de la población española. La brecha salarial entre mujeres y hombres se sitúa en un 22,9%. Es inadmisible pero también injusto que las mujeres cobren salarios más bajos que los hombres. Una democracia no es suficiente si no protege al 50% de su población de discriminaciones, desigualdades y violencias. Necesitamos más y mejor democracia, una democracia garantista que no permita ni discriminaciones estridentes como que en una misma plantilla una mujer cobre menos que un hombre por hacer lo mismo, ni discriminaciones estructurales que permitan que las mujeres ocupemos puestos de menor responsabilidad, que nuestra carrera profesional esté repleta de entradas y salidas del mercado de trabajo o que nuestros contratos sean obligatoriamente parciales. 

La Reforma Laboral del Partido Popular y con ello la extinción de una negociación colectiva con garantías, han endurecido las condiciones de trabajo de las mujeres y sus políticas nos han expulsado del mercado laboral. Las decisiones del Gobierno no permiten a las mujeres tener una habitación propia. Ni dinero, ni una habitación propia. Los contratos de empleo precario están firmados por mujeres. Casi el 70% del empleo temporal a tiempo parcial es realizado por nosotras. Todos estos datos contribuyen a los alarmantes datos de feminización de la pobreza en nuestro país, pobreza que se dispara con las mujeres jóvenes y con las madres solas por elección, más de la mitad de estas familias viven en situación de pobreza. 

Para combatir esta cruel realidad, el Gobierno debe sancionar el incumplimiento de la Constitución e impulsar iniciativas que erradiquen la desigualdad en el empleo y en los salarios de las mujeres. El PSOE a través de su secretaria de Igualdad, Carmen Calvo, anunciaba hace unas semanas algunas propuestas para caminar hacia una situación más favorable. Entre las medidas anunciadas se encuentra la implantación de auditorías en las empresas de más de 50 trabajadores y trabajadoras o la creación de una agencia que actúe como un observatorio que detecte la desigualdad y pueda intervenir sobre ella. 

El compromiso del PSOE con el feminismo está en su ADN. Socialismo es Feminismo para el partido socialista. El PSOE es el partido que ha recogido las reivindicaciones feministas y las ha convertido en Ley. Los precedentes de 2004, 2007 y 2010, con la Ley de violencia de género, de Igualdad y de Salud Sexual y Reproductiva e Interrupción Voluntaria del Embarazo, así lo evidencian. Este es el momento de una nueva Ley con pilares feministas y por ello el Partido Socialista presentará en sede parlamentaria una proposición de ley de Igualdad Laboral que contemple un buen diagnóstico de la situación estructural de desigualdad en el empleo de las mujeres y recoja un articulado que se dirija a corregirlas.

El PSOE no está dispuesto a esperar décadas a que la brecha se cierre, no permitiremos que tantas generaciones de mujeres sufran la inacción de gobernantes como los del partido popular. 

El PP está en un fin de ciclo, el Gobierno de Rajoy está agotado, superado por problemas que no han sabido solucionar o querido solucionar, y éste, es uno de ellos. Las mujeres de este país están en la calle, día tras día, denunciando una injusticia social tras otra. El movimiento mundial de mujeres que denuncian discriminaciones, violaciones y desigualdades es IMPARABLE. El PP no tiene a las mujeres en su agenda política, ni tienen la perspectiva de género y la filosofía feminista en sus programas. El Gobierno está fuera de juego porque no tiene una respuesta democrática para las mujeres de este país. El Partido Popular está fuera de juego porque no cree que las mujeres tengan derecho a tener una habitación propia, la habitación de la que hablaba Virginia Woolf.

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