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Ni Rajoy, ni Sánchez, ni elecciones

Rajoy reafirma a Merkel compromiso de España como firme aliado antiterrorista

Isaac Rosa

Últimamente echamos más horas con el pactómetro que con el 'whatsapp'. El pactómetro, el juguetito ese que ya están tardando en vender en los chinos. Ahí estamos, intentando adivinar quién presidirá el Gobierno. Pero hay un problema: nuestro pactómetro no vale, porque solo tiene en cuenta tres escenarios, los tres más previsibles: que sea Rajoy, que sea Sánchez, o que se repitan las elecciones. Y no estamos incluyendo en la ecuación un cuarto supuesto: el cisne negro. El imprevisto. Lo inimaginable. Lo que acabará ocurriendo.

Si algo deberíamos haber aprendido de los últimos años es que el cisne negro (así llaman a los sucesos impredecibles de gran impacto) ya está tan instalado en nuestro país como la cotorra argentina. Lo inesperado, lo inédito, se va convirtiendo en rutina. El 15M, la aparición de Podemos, la abdicación del rey, Carmena y Colau, Puigdemont... Todos nuestros cisnes negros políticos coinciden en ser imprevistos, impensables apenas unas semanas antes de que sucedieran, y solo explicables a posteriori.

Pues con el gobierno, lo mismo. Si se quieren jugar un café sobre el futuro político, apuesten a lo improbable. Ni Rajoy, ni Sánchez, ni repetición de elecciones. Lo que acabará ocurriendo será algo que hoy en día no está sobre la mesa, algo que ni nos imaginamos. Algo que nos dejará boquiabiertos, y que llegará en el tiempo de descuento.

De los tres supuestos, Rajoy parece el más descartado de antemano. Sin gran coalición a la que abrazarse, el todavía presidente está tan desahuciado que si le llamas te coge el teléfono supersimpático. Menos mal que los humoristas de ayer lo cortaron a tiempo, porque llevaba camino de ofrecer un referéndum al Puigdemont de coña.

La opción Sánchez tampoco me la creo. Hace dos semanas lo dábamos por muerto, con Susana Díaz sobrevolando su cadáver, y ahora de repente sale en todas las fotos con cara de presidenciable. Pero no se lo cree ni él. Pensar que Podemos (los varios Podemos, además) le van a dar apoyo; que se lo van a dar a un precio asumible para el PSOE; que van a renunciar a su combo de referéndum, artículo 135, puertas giratorias y medidas sociales; y sobre todo que Pablo Iglesias va a privarse de ser el líder de la oposición … Me parece mucho más quimérico que un cisne negro. Un unicornio, vaya.

Nos queda la tercera posibilidad, la repetición de elecciones. No la quiere nadie, yo diría que ni el PP. No la quiere ninguno, porque saben que quien menos la queremos somos los ciudadanos, que no estamos para que nos arrastren otra vez a las urnas con la que llevamos encima. Y además, nada garantiza que no volviese a salir el mismo resultado.

Así que llegamos a la paradoja: el escenario más probable es aquel que hoy es más improbable. El desconocido, del que no tenemos más pistas que ese runrún que murmuran todos esos enterados que van dejando caer que igual hay que buscar una “solución imaginativa”. Hagan sus apuestas.

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