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Qué ocurre con el cometa 3I/ATLAS: “Bulos y superchería” hasta en Astrofísica

De fondo: cometa 3I/ATLAS visto por el telescopio Gemini Norte en Hawái. En el recuadro: jet del cometa identificado por Serra-Ricart.

Dácil Jiménez

28 de octubre de 2025 17:00 h

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Desde que el pasado mes de julio un telescopio de la red de detección de asteroides ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) ubicado en Chile descubriera un cometa interestelar viajando a gran velocidad hacia el Sol, astrofísicos de todo el planeta han puesto sus ojos en este inusual objeto para intentar aprovechar su cercanía para investigarlo. Se trata del cometa 3I/ATLAS (3 por tercero, I, por interestellar, y ATLAS, por los telescopios que lo descubrieron).

Se trata de una gran oportunidad, ya que en la Historia de la Humanidad solo se han observado otros dos objetos como este: uno en 2017 y otro en 2019 (Oumuamua y 2I/Borisov, respectivamente). No es, pues, un visitante muy común, de ahí el enorme interés en observarlo antes de que se aleje para siempre de nuestro barrio cósmico (el Sistema Solar), al que, previsiblemente, nunca regresará.

Sin embargo, desde su aparición, también se han multiplicado las teorías que afirman que se trata de un objeto artificial, tal vez una nave o sonda alienígena, que está explorando nuestro Sistema con fines inimaginables. Mientras la observación científica rigurosa hace interesantes hallazgos sobre el comportamiento y características de este objeto, hay quien utiliza estos datos para construir teorías sobre el fin del mundo por un impacto catastrófico o una supuesta invasión extraterreste. Algunas de esas afirmaciones provienen incluso de astrofísicos famosos y mediáticos de instituciones tan prestigiosas como Harvard, que rentabilizan sus intervenciones alimentando el relato que convierte a 3I/ATLAS en una potencial amenaza aunque la ciencia esté demostrando lo contrario: es un cometa como cualquier otro, de origen interestelar, que pasará muy lejos de la Tierra y que se comporta de forma explicable.

Sin embargo, basta hacer una búsqueda en Google para leer titulares sobre 3I/ATLAS que incluyen palabaras como misterioso, intrigante, enigmático... Según ese relato conspiranoico, que encuentra campo abonado en las redes sociales, nada de lo que hace este cometa es normal: su coma (una nube de gas y polvo que se forma alrededor de su núcleo helado a medida que se acerca al Sol) hace cosas extrañas, su composición es anómala, como su trayectoria, que parece “pensada” para echar un vistazo a los planetas del Sistema Solar o trazar un rumbo para quedarse orbitando el Sol, o emite luz variable. Además, es sospechoso que la NASA haya activado el sistema de Defensa Planetaria en medio del apagón que vive la administración de EEUU por falta de fondos, por lo que su página web no se actualiza, ocultando datos, tal vez. Ese sistema pide a todos los observatorios del mundo que enfoquen al 3I/ATLAS para coordinar una defensa contra él... “Si vas a irte de vacaciones hazlo antes del 29 de octubre. Nadie sabe qué pasará después”, dijo uno de los científicos de Harvard más proclives a defender el origen alienígena de 3I/ALAS, como también hizo con otro de los objetos interestelares descubiertos hasta ahora, Oumuamua. El 29 de octubre... Más adelante regresaremos a esa fecha.

Estas son afirmaciones que ponen los pelos de punta y agitan la imaginación. Pero la ciencia dice otra cosa.

Desmontando a los aliens

Javier Licandro, investigador del Sistema Solar en el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), participa en la observación y estudio del cometa desde su hallazgo y es tajante sobre las informaciones que corren como la pólvora por redes y medios de comunicación acerca del cometa: “La afirmación de que 3I/ATLAS está desconcertando a los astrofísicos en todo el planeta es completamente falsa. No está desconcertando a nadie, a los astrofísicos no”. En su opinión, hay gente que está “planteando cosas”, pero estas no tienen “ni pies ni cabeza”. Y subraya que toda la comunidad de expertos que estudian el Sistema Solar lo tiene clarísimo: “Estamos frente a un cometa que se formó alrededor de otras estrellas, que se escapó de esas estrellas, como se escapan muchos cometas que se forman alrededor del Sol, y, en su camino, se encontró con nuestra estrella”. Una historia sin sobresaltos.

El cometa 3I/ATLAS.

De hecho, insiste, 3I/ATLAS “no tiene nada de particular. De hecho, el comportamiento que ha tenido no muestra nada para decir así no se comportan los cometas. Muy por el contrario”, sentencia. El científico reconoce que este cometa tiene particularidades, pero “como las tienen todos los cometas”, ya que “cada uno ”es diferente a otro, eso lo sabemos desde hace tiempo“. En el caso de 3I/ATLAS, ”todavía tiene en la superficie una cantidad enorme de dióxido de carbono, y eso le da ciertas particularidades, pero nada raro“.

Ese es, de hecho, uno de los argumentos conspiranoicos: la extraña composición de 3I/ATLAS. Licandro, sin embargo, expone que él mismo, junto a la doctora Naomi Pinilla de la Universidad de Ohio, ha publicado recientemente un estudio sobre los objetos precursores de los cometas, llamados transneptunianos, en el que demuestran que existen tres tipos de composición superficial en la región de los transneptunianos, y una de ellas está compuesta por objetos que tienen mucho dióxido de carbono (como 3I/ATLAS). Estos objetos se han formado a una distancia tal de la estrella que el dióxido de carbono está congelado porque la temperatura es muy fría, relata Licandro. “Son objetos que no tienen casi compuestos orgánicos, pero sí tienen un montón de dióxido de carbono. Lo que pasa es que cuando estos objetos se transforman en cometas, suelen perder el dióxido de carbono muy rápidamente”, expone [se calcula que 3I/ATLAS pierde unos 150 kilos de materia por segundo]. Y remata: “Este objeto nunca se había acercado a su estrella. Probablemente la primera estrella por la que pasa realmente cerca es el Sol, por eso tiene tanto dióxido de carbono, y nada más”. “La composición es típica de objetos que se forman en nuestro Sistema Solar y que son precursores de cometas”, concluye.

Fin del misterio.

Respecto a la trayectoria del objeto, que algunos señalan que parece pensada a propósito, Licandro puntualiza que “el movimiento es el de un objeto que viene en una órbita hiperbólica, que se ha encontrado con el Sol, y que pasa de largo”.

Sobre supuestas anomalías en la actividad del cometa, el científico apaga cualquier sofoco: “Es la típica de un cometa que va incrementándose a medida que se acerca al Sol”, porque “se calienta”. Actualmente, su actividad más elevada “es debida al componente mayor” del cometa, que en todos ellos, y también en este, “es el hielo de agua”. Ahora mismo, indica Licandro, “una vez que cruzó la línea de las tres unidades astronómicas (UA, respecto al Sol), ”el agua llega a una temperatura en que pasa de sólido y gas. Esa transformación de hielo en gas hace que el gas sea eyectado, arrastrando a otras partículas. Esas partículas de polvo forman la coma“. Y sentencia: ”No hay nada de lo que hemos observado que no nos diga que esto es un objeto natural, un cometa. Y cualquier otra especulación son cantos de sirena“.

La trayectoria del cometa interestelar 3I/ATLAS, a su paso por el sistema solar. Alcanzará su punto más cercano al Sol este 29 de octubre.

Licandro aclara que las especulaciones sobre las supuestas rarezas detectadas en la coma del cometa (precisamente en observaciones hechas desde el Teide) son falsas. “No tiene nada de raro”, señala. Para explicarlo, recuerda que este cometa, como muchos otros, tiene un jet. Cuando este jet fue observado desde el Teide apuntaba en la dirección del Sol. Sin embargo, en observaciones posteriores, varió. Licandro recuerda lo ocurrido con el cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, que tenía forma de cacahuete. El jet salía por la parte más estrecha del objeto, en el centro. Los jets, detalla, “pueden deberse a una zona del objeto que es particularmente activa, y el material sale como un chorro de esa región, una región concentrada, pequeña, del cometa, o también puede deberse a alguna forma extraña en su geometría”. De ahí que puedan darse variaciones. “Los chorros, los jets, los vemos a montones. No hay nada inusual en él”, sentencia.

Ahora mismo el resplandor del Sol impide continuar observando al objeto mientras se acerca a la estrella, pero en noviembre volverá a ser visible. Será entonces cuando, de nuevo, podrá verse y estudiarse el jet, si ha variado o qué ha ocurrido en él al aproximarse.  

Respecto a la fecha señalada del 29 de octubre, Licandro desmonta cualquier teoría catastrofista. “El día 29, el cometa pasa por el perihelio, el momento en que va a estar más cercano al Sol. Ahí va a recibir un poco más de radiación solar. Simplemente mostrará que hay un pico de actividad que seguramente ocurrirá unos días después, que es lo típico también en todos los cometas. No tiene más importancia que eso”. Y añade que ni siquiera será un momento “muy espectacular”, ya que no se acercará demasiado al Sol, cuando “hay cometas que pasan rozando”.

Imagen del cometa interestelar 3I/ATLAS tomada el pasado 21 de julio por el telescopio espacial Hubble. En el centro de la imagen se observa el cometa que parece dirigirse hacia la esquina inferior izquierda de la imagen.

Por último, la NASA. Según las teorías que circulan por las redes, la Agencia estadounidense ha activado el sistema de alerta planetaria por este cometa interestelar, lo que para muchos es un indicio de que algo malo está ocurriendo y, por supuesto, está siendo ocultado a la población. Licandro lo aclara. “Es como lo que vivimos hace poquito en Garachico”, en referencia al simulacro de erupción volcánica realizado en esta localidad de Tenerife el pasado mes de septiembre. “Es un ensayo, un ejercicio”, sentencia.

“Aprovechando el interés que ha despertado 3I/ATLAS, y que va a estar todo el mundo observándolo, la International Asteroid Warning Network (IAWN) ha hecho esta campaña”. En ella participan observatorios y científicos de todo el mundo, para compartir datos y unificar criterios. “Estos ejercicios son como simulacros, lo que pasa es que son simulacros con objetos reales”. Eso, matiza, “no significa que tengan ningún peligro, pero nos prepara para actuar conjuntamente, coordinadamente y correctamente con las mejores metodologías y los mejores instrumentos para el caso de que tengamos que monitorizar un objeto real”, relata.

Licandro recuerda que precisamente en una reciente reunión sobre la astrometría de estos objetos que se acercan a la Tierra, uno de los temas comentados fueron las dificultades que existen en el caso de los cometas para medir su posición, algo “extremadamente complicado”. Se abordó cómo atacar esta problemática para que todos los astrofísicos usen una metodología parecida. “Para eso lo mejor es hacer un ejercicio como un simulacro, como lo que hace cualquier agencia de protección civil”, explica.

Ese tipo de campañas con un target real, añade, se preparan con objetos que son “interesantes, pero que no son en absoluto peligrosos. Es el caso de 3I/ATLAS, y nos ha tocado ver en estos días que la NASA subrepticiamente y ocultamente está estudiando este objeto porque en realidad es peligroso”, dice, recordando los mensajes virales en redes sociales. “Vivimos un tiempo muy complicado donde los bulos y la superchería se venden con mucha facilidad y lamentablemente hay gente que monetiza con todo esto”, opina. “Todos sabemos... Gente que cobra por sus entrevistas, gente que tiene su blog con muchas visitas, sus redes sociales muy visitadas porque todo esta magufada genera muchos clics y los clics monetizan y lamentablemente algunos venden su prestigio bien ganado en otro campo con tal de ganar dinero”, incide.

“Vivimos en un mundo donde los bulos y la charlatanería está abundando, no solo para la política, lo vimos con las vacunas, con la pandemia, y el chiste es que ya lo vemos hasta con los cometas”, lamenta.

“Tener la oportunidad de estudiar estos residuos de la formación de otros planetas alrededor de otra estrella es única y por eso hay que aprovecharla al máximo”, concluye.

Telescopios en el observatorio del Teide, en Tenerife.

Observando el 3I/ATLAS desde Canarias y desde fuera de la Tierra

Ya en julio, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que forma parte de la red ATLAS, anunció que se unía a la observación internacional del cometa con un telescopio recientemente instalado en el Teide, Tenerife. Las observaciones realizadas desde la isla, y también desde La Palma, por el grupo de Sistema Solar, liderado por los investigadores del IAC Julia de León y Javier Licandro, contribuyeron a determinar la órbita del objeto y características de su coma.

Ya entonces, el IAC subrayó que no hay peligro en este cometa, ya que pasará muy lejos de la Tierra. Y detalló que tiene entre 10 y 30 kilómetros de diámetro y se desplaza a una velocidad de aproximadamente 68 kilómetros por segundo (más de 200.000 kilómetros por hora).

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) ha aprovechado sus misiones interplanetarias para observar el cometa desde puntos de observación mucho más estratégicos que la Tierra y su entorno.

Entre el 1 y el 7 de octubre, las sondas Mars Express y ExoMars Trace Gas Orbiter lo pudieron observar cuando se aproximó a Marte. La distancia más cercana entre la sonda y el cometa fue de 30 millones de kilómetros.

Entre el 2 y el 25 de noviembre, el Jupiter Icy Moons Explorer (Juice) de la ESA observará el cometa con diversos instrumentos. Según esta agencia, dado que Juice podrá verlo poco después de su aproximación más cercana al Sol, es probable que tenga la mejor vista del 3I/ATLAS en un estado “muy activo”, con un halo brillante alrededor de su núcleo y una larga cola extendiéndose tras él.

Después se acercará a Júpiter, y se ha sugerido que la sonda Juno, que orbita al planeta, pueda también intentar observarlo. Tras eso, el cometa se adentrará de nuevo en la oscuridad del Universo, alejándose de la Tierra y sus habitantes para siempre.

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