Cariño, he encogido sonetos
Lo que ya no se lleva es preguntar si eres de ciencias o de letras. Corres el riesgo de caer en una simplificación abisal de la que se vuelve aturdido y magullado. Nos lo están demostrando a diario y hay quienes no quieren abrir los ojos. Me explico.
Según la Agencia EFE, un grupo de científicos británicos ha conseguido codificar 154 sonetos de William Shakespeare en cadenas de ADN sintético. Esto, que pudiera parecer una excentricidad poética o una metáfora científica, viene a demostrar que es posible almacenar grandes cantidades de datos (sonetos, por ejemplo) en lo que vendría a ser algo tan miserablemente pequeño como una mota de polvo. Estos científicos del laboratorio de Cambridgeshire, inquietos ellos, han seguido codificando cosas y cosas en cadenas de ADN: un extracto de casi treinta 30 segundos del discurso de Martin Luther King Tengo un sueño y una fotografía de las instalaciones donde se llevaba a cabo el experimento.
Lo cierto es que el asunto todavía se nos va de tiempo y de precio. Se tarda mucho en codificar los datos y cuesta casi 10.000 euros cada megabyte de información. Así que por ahora seguiremos utilizando los pendrives y los discos duros extraíbles. Para aquellos que ya se imaginan malformaciones demoníacas en nuestra cadena genética, les informamos de que pueden dormir muy tranquilos. Según Goldman, uno de los encargados de desarrollar este estudio, el ADN que han creado “no se puede incorporar al genoma humano, porque utiliza un código completamente distinto”. En condiciones adecuadas, estas moléculas pueden durar más de 10.000 años.
Para que vayan echando cuentas, en el tamaño de la taza en la que se toman el café de la mañana se podrían almacenar todos los programas de televisión y todas las películas que hasta ahora se han hecho. Si quieren, también podemos incluir todas las novelas que giren en torno a un secreto familiar o a la Guerra Civil, por ejemplo. Aquí lo podemos guardar casi todo.
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