El día de George Orwell, ¿y aquí qué?
Los británicos son muy dados a los aniversarios. Apenas hay ninguno que se les pase en la prensa. Incluso si es un artista, escritor, poeta o político menor. De ahí que no se les pudiera olvidar el aniversario de George Orwell, de quien el pasado 21 de enero se cumplieron 63 años años de su muerte (1950) y que en junio de este 2013 se cumplirán 110 años de su nacimiento (25 de junio de 1903). Una fecha perfecta para conmemorar a este periodista y escritor con la creación de “El día de George Orwell” acompañado de un homenaje en Radio 4 y del obsequio gratuito de su ensayo La política y el lenguaje inglés (1946), que se puede adquirir en theorwellprize.co.uk.
Precisamente, en estos tiempos de neolengua, de eufemismos políticos resguardados bajo la etiqueta de lo políticamente correcto (¿por qué lo llaman “desempleo” y no “paro”?), de ambigüedades como ese “no me consta” cospedeliano, en España quizá no vendría mal volver un poquito a Orwell. Pero si se echa un vistazo por las librerías, online y físicas, no hallamos más que los consabidos títulos 1984, Rebelión en la granja y Homenaje a Cataluña, de reciente publicación, eso sí. 1984 fue reeditado por Destino en 2012.
No obstante, se evidencian algunas carencias como su recopilación de ensayos El león y el unicornio, en los que se encuentran algunos textos como “Recuerdos de un librero”, “En defensa de la novela”, “El escritor proletario”, “El socialismo y el genio de Inglaterra” y “En el vientre de la ballena”. En el primero de ellos, por ejemplo, sostiene cómo los clientes de la librería en la que trabajó durante un tiempo jamás le pidieron libros de Dickens o Hemingway, sino que se llevaban los best sellers de entonces. Es más, insiste en que las mujeres prefieren la novela mala que todo el mundo lee, lo que hoy nos suena mucho a ese megaéxito llamado Cincuenta sombras de Grey. Cosas que no cambian.
En “En el vientre de la ballena”, otro de los ensayitos de este libro, Orwell nos vuelve a demostrar su plena actualidad. En él recapacita sobre cómo en los años veinte se escribieron muchas novelas desinteresadas y “apolíticas”, y sólo fue cuándo a partir de los años treinta, con la crisis económica y los tambores de guerra resonando en toda Europa, aparecieron las historias “de intenciones serias”, escribe el periodista. “El literato tipo deja de ser un expatriado con inclinaciones que le aproximan a la Iglesia; pasa a ser un colegial de mentalidad ansiosa con inclinaciones hacia el comunismo”, añade.
En los próximos meses tocará ver si la política (“las intenciones serias”) cuajan entre las novedades literarias. Crisis, paro, hambre. Motivos hay. Mientras tanto sonriámonos ante un Orwell tan actual y esperemos más reediciones para entender los discursos de nuestros políticos.