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José Miguel Mulet: “vivir mancha... y hay que minimizar el impacto ambiental”

José Miguel Mulet: "vivir mancha... y hay que minimizar el impacto ambiental"
Madrid —

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Madrid, 3 may (EFE).- “Vivir mancha” por lo que “si alguien dice que se puede vivir sin contaminar, no sabe nada de biología”, afirma a Efe el bioquímico y divulgador científico José Miguel Mulet, quien defiende en su nuevo libro 'Ecologismo Real' (Ed. Destino) que “lo que hay que hacer es minimizar el impacto ambiental”.

El también catedrático del departamento de Biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia asegura en su última obra que la media mínima de CO2 emitido por una persona a lo largo de su vida es de 16 toneladas en el caso de un hombre y 14, en el de una mujer.

A estas cifras llega a partir de un cálculo sencillo “desde un punto de vista puramente bioenergético, en el equivalente de litros de gasolina, como si fueras en coche”, porque “todos los organismos vivos que no hacemos la fotosíntesis estamos obligados a consumir recursos para poder hacer nuestras funciones vitales”.

Mulet define el ecologismo real como aquél en el que “todas sus propuestas tienen una base científica y desprovista de ideología” y apunta que, aunque a día de hoy “parece indiscutiblemente aceptado que los partidos de izquierdas son ecologistas”, el movimiento ambientalista nació entre las clases privilegiadas y, en el caso de España, en “la nobleza terrateniente, propietaria de campos, montes y bosques” que buscaba preservar sus cotos de caza y “defender su posición frente la pujante burguesía industrial urbana”.

En el resto de Europa “la situación no es muy diferente” y destaca que las primeras leyes “netamente ecologistas” se promulgaron en la Alemania del Tercer Reich, reflejadas en el movimiento 'Blut und Boden' ('Sangre y suelo').

Por ello, advierte de la necesidad de desvincular la ecología de la ideología y razona: “¿Se imagina que hubiera un partido de la educación, que otros partidos no la contemplaran? ¡Cualquier partido, tenga la ideología que tenga, debe tener un programa serio y coherente para proteger el medioambiente y, si no lo tiene, no debería votarle nadie!”

El autor de títulos como 'Medicina sin engaños', '¿Qué es comer sano?' o '¿Qué es la vida saludable?', entre otros, ha resumido a Efe sus principales recomendaciones para cuidar el medioambiente “siempre desde una perspectiva científica”, la principal de las cuales sería “intentar que todo lo que necesitas para tu día a día lo tengas cerca de casa: trabajo, colegio, supermercado, etc.”

Así, mejor que un coche eléctrico -para el cual “ahora tenemos una gran campaña a bombo y platillo de ayudas” cuando el sistema energético español “básicamente sigue dependiendo del gas y aún tenemos centrales térmicas, por lo que un coche eléctrico es cambiar el humo de sitio”-, en su opinión es mejor “no tener coche, ir andando y utilizar el transporte público”.

Mulet se muestra muy crítico con algunos grupos ecologistas, “convertidos en multinacionales, con una estructura muy cara de mantener” por lo que su principal objetivo “al final no es tanto la defensa del medioambiente sino conseguir impacto mediático” con campañas que “desde el punto de vista ambiental no están muy justificadas pero tienen buena imagen y repercusión”.

También censura la implicación ideológica de las organizaciones que atacan a la energía nuclear, ya que, a su juicio, esta tiene dos ventajas: la primera es que “las centrales están construidas, así que, haciendo números, conviene alargar su vida útil lo máximo posible” y la segunda es que “son una fuente energética que emite mucho menos CO2 que una central de gas combinada, ahora mismo nuestra base energética, que se basa en quemar gas de Argelia”.

También apunta las implicaciones geopolíticas y cita en concreto el caso de Alemania, porque “cuando decidieron cerrar sus nucleares, el presidente ruso Vladimir Putin fue muy feliz: les vende todo el gas que necesitan y difícilmente un país dependiente de su gas va a vetarle o sancionarle luego.”

Por eso pide centrarse en “descarbonizar primero nuestro sistema energético y luego, cuando lo hayamos conseguido, empezamos a cerrar nucleares” porque hacerlo de otra forma supone “más gases de efecto invernadero”.

Respecto a la labor del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, considera que “está haciendo algunas cosas bien y otras no tanto” y su principal reproche pasa por la intención de que el modelo agroalimentario se base en un 25 % de superficie ecológica, porque “eso va a suponer que tendremos que importar más comida de fuera”.

Por ello, si él fuera ministro, no dudaría en “luchar contra el calentamiento global y a favor del medioambiente” pero se plantearía “acabar con la burbuja ecológica”, pues “hay muchas organizaciones que cuestan mucho dinero y, si uno analiza fríamente sus resultados, son bastante pobres”.

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