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Sobre este blog

Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

Estamos presentes en casi todos los países del mundo, y somos independientes de todo Gobierno, ideología política, interés económico o credo religioso.

“¡La indiferencia mata y el silencio es cómplice!”

Un grupo de mujeres en El Salvador muestran su apoyo a Beatriz y protestan por su indefensión. © Amnistía Internacional

Esther Major

Investigadora para Centroamérica de Amnistía Internacional —

Hace poco más de un mes, pocas personas sabían quién era Beatriz.

Pero en los últimos días, la espantosa situación de esta mujer de 22 años en El Salvador ha inundado las redes sociales y ha dado la vuelta al mundo.

Beatriz, madre de un niño, está embarazada y seriamente enferma. Actualmente está hospitalizada con lupus y problemas de riñón. Su situación es tan grave que los médicos han dicho que podría morir si continúa con su embarazo. Los médicos también han diagnosticado que el feto que lleva dentro tiene Anencefálico -le falta gran parte del cerebro y cráneo-, lo que en la mayoría de los casos significa la muerte del bebé a las horas o días de nacer.

Sin embargo, los médicos de Beatriz no le han practicado el aborto que puede salvarle la vida, y está solicitando, porque temen ser procesados bajo las leyes salvadoreñas que imponen sentencias de prisión a cualquiera que lleve a cabo o tenga un aborto.

Hace dos meses, los médicos escribieron a las autoridades solicitando protección para no ser procesados si le dan a Beatriz el tratamiento que tanto necesita. A pesar de la obvia urgencia del caso, ninguna autoridad ha respondido.

En su desesperación, los abogados de Beatriz llevaron el caso hasta la Corte Suprema del país, solicitando que protegieran su derecho a la vida y a la salud.

Nosotros pensamos que en un caso tan claro y urgente, la Corte seguramente respondería rápidamente para salvar la vida de esta joven. Sin embargo, varias semanas más tarde, los jueces no han tratado este caso con la urgencia que merece. Sus demoras son irrazonables, así como no emitir un fallo que respete los derechos humanos más básicos de Beatriz.

Cuando la historia de Beatriz salió a la luz, yo estaba en la capital de El Salvador, San Salvador.

Amnistía Internacional inmediatamente respondió al caso con una acción urgente y luego con una campaña global.

Nuestros pensamientos en aquel momento eran iguales a los de muchas personas en El Salvador: seguramente el Estado utilizaría el sentido común, y la solidaridad, para garantizar el derecho humano a la salud de esta joven.

Esperamos que los jueces sean conscientes del hecho de que el mundo entero está mirando, y esperando que no fallen en este caso que pone a prueba su capacidad de proteger y defender los derechos humanos. Su aparente indiferencia hasta el momento al sufrimiento de Beatriz es inadmisible.

Este es un caso que tiene que ver con la discriminación: Beatriz requiere un tratamiento médico que sólo las mujeres y niñas pueden necesitar. Y además es una mujer pobre. No lleva mucho tiempo darse cuenta de lo que hubiera pasado si Beatriz tuviera recursos o contactos influyentes.

A medida que pasan los días y semanas, me horroriza ver a las autoridades y jueces en El Salvador mirar hacia otro lado, viendo a Beatriz sufrir dolor y angustia, sin saber si va a sobrevivir. Naciones Unidas y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han pedido al Estado que asegure, de manera inmediata, que Beatriz tenga acceso al tratamiento que necesita para salvar su vida. Beatriz misma ha grabado un mensaje dirigido al Presidente.

Es absolutamente inexcusable que las autoridades de El Salvador le nieguen a Beatriz el tratamiento que puede salvarle la vida. Cada miembro del gobierno debería tener en cuenta su responsabilidad individual –y potencial– por en el dolor y sufrimiento que causa su omisión.

Decenas de mujeres y hombres han salido a protestar frente a la Corte Suprema exigiendo justicia por Beatriz. La última vez que estuve allí, algunos gritaban duras advertencias a los jueces. “¡La indiferencia mata y el silencio es cómplice!”. Otros se paraban con carteles que simplemente preguntaban: “¿Quién va a garantizar los derechos humanos de Beatriz?”

A dos meses de la primera acción para salvar su vida, todavía no tenemos respuesta.

Pedimos a las autoridades que actúen para salvar la vida de Beatriz.

Cada miembro de gobierno y juez implicado debe hacer lo que pueda para salvar a Beatriz, o prevenir que sufra graves daños a su salud. Si no, se arriesga a tener las manos manchadas de sangre para siempre.

El mundo esta mirando a El Salvador.

La presión para que las autoridades y los jueces hagan lo correcto

y ayuden a una mujer que quiere vivir aumenta cada día.

Súmate a nuestra acción para evitar que Beatriz muera.nuestra acció

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Amnistía Internacional es un movimiento global de más de 7 millones de socios, socias, activistas y simpatizantes que se toman la lucha contra las injusticias como algo personal. Combatimos los abusos contra los derechos humanos de víctimas con nombre y apellido a través de la investigación y el activismo.

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