Carlos Navarrete: “Los guardias civiles pasaron de mirarnos con odio a ofrecernos tabaco”

Carlos Manuel Navarrete Merino (Málaga, 1938) era uno de los diputados que se encontraba en el Congreso la tarde del 23 de febrero de 1981 cuando Tejero entró pistola en mano. Su persona ha quedado, curiosamente, unido a esa fecha al ser, precisamente, el diputado que votaba en ese justo momento. Su nombre era pronunciado por el presidente cuando Tejero entraba por el lateral del hemiciclo. Solo le dio tiempo a votar y, como el resto de los diputados, agacharse cuando sonaron los primeros disparos.

De aquella tarde, y las horas siguientes, como explica a eldiario.es/andalucia, tiene agolpados muchos recuerdos, aunque lo primero que rememora es que “cuando entró Tejero y vimos que iba en serio, lo primero que pensamos era que podíamos volver a una etapa muy negra, la que acabábamos de pasar”. “Desde 1975 estábamos intentando revertir todo lo que había sido el franquismo, estábamos intentando igualar las enormes diferencias sociales que había, y vivir en democracia y libertad”, rememora.

“Parecía que España tenía un signo de fatalidad del que no lograba librarse”, recuerda Navarrete, que en su ámbito más personal admite que “pensaba en esos momento en cosas como en la inutilidad que había tenido mi vida, que no había servido para nada los sacrificios y los esfuerzos por lograr tener la libertad que merecíamos. Pero afortunadamente sí sirvieron, ya que tras ese brevísimo paréntesis se reanudó la marcha de nuestro país por el camino de la democracia”.

Navarrete admite que su nombre ha podido pasar a la historia por salir siempre su nombre justo cuando entraba Tejero. Él asegura que “todos los que estábamos en el Congreso merecemos el mismo lugar en la historia, pero el factor casualidad ha querido que mi nombre y mi apellido aparezca en los vídeos por ese factor casual”. Lo lleva con toda naturalidad, asegura.

“Estábamos convencidos de que nos fusilaban”

Lo más duro, recuerda, “era pensar lo que todos teníamos en la mente, que por la mañana nos iban a fusilar a todos, sobre todo por las miradas de odio que nos lanzaban los guardias civiles que estaban allí”. Según pasaban las horas, “nos hacían gestos haciéndonos ver que les perdonásemos, que les entendiésemos. ”Incluso durante la noche nos empezaron a dar tabaco y a acercarse un poco a nosotros“, señala el exdiputado.

Con todo, admite que vio la muerte de cerca mientras los golpistas estuvieron en el Congreso, y bromea explicando que “es una verdadera historia para contar a los nietos, aunque procuro no referirlo salvo cuando me preguntan por el tema”. “Como experiencia vital es algo tremendo, porque siempre que una persona se sitúa en un instante que puede ser el último de su vida, de alguna manera se enriquece, piensa en sus ideas, en su vida, y eso se lo tengo que agradecer al intento del golpe, porque me colocó en una tesitura vital muy intensa”.

De esta forma, resume lo vivido hace 33 años, asegurando que “el intento de golpe, lejos de destruir la democracia, contra la voluntad de los golpistas vino a reforzar la identidad del país y las ganas de trabajar por él”.

Una vida dedicada a la política

Licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla, Carlos Navarrete fue, de hecho, diputado por la provincia de Huelva al Congreso desde la Legislatura Constituyente de forma ininterrumpida en las listas del Partido Socialista Obrero Español hasta las elecciones de marzo de 2004.

En su currículo se encuentra también el haber sido consejero de Trabajo en el Primer Gobierno Preautonómico de Andalucía, constituido en 1978 bajo la presidencia de Plácido Fernández Viagas. Fue, también, secretario general del PSOE de Huelva hasta 1996.