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El PP-A intenta recuperarse del revés en la designación de su nuevo líder

Zoido descarta convocar esta semana congreso extraordinario del PP-A y defiende la trayectoria de José Luis Sanz

Olga Granado

El PP-A intenta aparentar un cierre de filas en torno a un candidato que no quería serlo. Basta con recordar las palabras del elegido, el secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, Juan Manuel Moreno Bonilla, cuando hace poco más de cuatro meses se le preguntaba por esta posibilidad: “Yo no quiero y no voy a ser el candidato”. Quizá lo que quería era apartarse de las quinielas para no quemarse como el resto. Lo cierto es que este lunes a última hora, según fuentes del partido, recibía el encargo del presidente del PP, Mariano Rajoy, y el martes por la mañana se confirmaba su candidatura, para perplejidad de buena parte de la dirección regional que ya trabajaba en la presentación de su secretario general y alcalde de Tomares (Sevilla), José Luis Sanz.

Finalmente, está confirmada la presentación de la candidatura de Juan Manuel Moreno Bonilla a las 11.00 horas de este miércoles en la sede del PP-A, en la calle San Fernando de la capital hispalense. El tope para presentar los avales finaliza a media tarde, pero prácticamente está descartado que haya otras alternativas. En todo caso, desde Turquía, Mariano Rajoy insistía este martes en que no sabe cuántos concurrirán finalmente al congreso y que tampoco pasa nada si hay más de uno, desconcertando dentro y fuera de su partido.

En este contexto, los distintos líderes de la formación se han apresurado en destacar que el elegido por el jefe es el que “aglutina el consenso” y el hombre “idóneo”. Expresiones que en las últimas horas han salido de la boca de los que en su momento estuvieron en las quinielas, como la delegada del Gobierno en Andalucía Carmen Crespo o el alcalde de Córdoba José Antonio Nieto, pero también de los que apostaron claramente por otras opciones, como el todavía presidente del PP-A, Juan Ignacio Zoido, que con la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, había pactado que fuera José Luis Sanz. Siete de los ochos presidentes provinciales respondían, verbalmente o por nota de prensa, al anuncio de Juan Manuel Moreno Bonilla mostrándole su respaldo. Silencios clamorosos también, como el de la dirección provincial de Sevilla, una de las firmes aliadas del alcalde de Tomares.

Este barruntaba todavía la tarde del martes presentarse: había reunido ya el lunes más de los 90 avales necesarios para hacerlo o eso decían en su entorno, destacando que estaba “dolido” por el giro de 180 grados que habían dado los acontecimientos y porque se le había dejado llegar hasta el final creyéndose que tenía opciones. Su futuro es todavía una incógnita, pero hay quien asegura que le están buscando hueco para compensarle por el coste que le ha supuesto la frustrada operación de relevo.

Una cúpula desautorizada

Pero el revés no ha sido sólo para José Luis Sanz, sino sobre todo para la cúpula del partido en Andalucía, que estos meses ha intentando ser la protagonista en la elección de su líder y finalmente se encontrará con que se le da hecho, y sólo le queda llegar a un congreso -los días 1 y 2 de marzo en Sevilla- para pronunciarse a favor del aspirante propuesto por la dirección nacional en el último momento.

El proceso de sucesión en Andalucía se ha convertido así en escenario de uno de los pulsos más reñidos dentro del PP en los últimos tiempos, y también de los más largos, contando que hace más de un año que Juan Ignacio Zoido dijo que se quería ir en su entorno, y lo haría oficial el pasado otoño. Ha sido una pugna con una lectura a nivel nacional que deja al expresidente del PP-A Javier Arenas -desencantado hace tiempo con un José Luis Sanz poco amigo de las conspiraciones- y a la vicepresidenta del Gobierno de la Nación, Soraya Sáenz de Santamaría, como vencedores de una batalla interna frente a Dolores de Cospedal.

De un lado, jugaban la cúpula regional liderada por Juan Ignacio Zoido y el propio José Luis Sanz con el respaldo de la secretaria general del PP. De otro, la crecida agrupación de Málaga y, sobre todo, la de Cádiz, con un Antonio Sanz al frente que es el hombre fuerte de Javier Arenas. Éste, el único candidato con el que el PP-A ha ganado unos comicios en Andalucía, pese a no haber podido gobernar, ha demostrado que, tras más de dos décadas controlando Andalucía, conserva capacidad de maniobra e influencia. Ha conseguido que se imponga Juan Manuel Moreno Bonilla, que incluso ya sonó en el verano de 2012 para liderar el PP-A cuando Javier Arenas dimitió. “Su designación supone un quiebro a las maniobras de Dolores de Cospedal por neutralizar a Javier Arenas”, apuntaban este martes fuentes del partido.

Heridas que sanar

En clave regional, el resultado de esta partida ha dejado también heridas, algunas de las cuales se intentarán sanar con el reparto de poder que saldrá de la nueva ejecutiva, y supone la imposición de Málaga sobre Sevilla. De hecho, la agrupación de la Costa del Sol es la que más compromisarios llevará al congreso dentro de unas semanas: 291 de los más de 1.500 previstos.

Implica también que los populares le harán frente a la secretaria general del PSOE-A, Susana Díaz, sin que su líder -todavía muy desconocido- se suba a la tribuna del Parlamento de Andalucía, porque no es diputado, como tampoco lo es José Luis Sanz y como probablemente tampoco lo sea el candidato de IU, si finalmente opta por su coordinador regional, Antonio Maíllo. Juan Manuel Moreno Bonilla tiene, eso sí, la plataforma que le puede suponer ser el número 2 de un ministerio si finalmente decide compatibilizar el cargo con la nueva función orgánica, cosa que todavía no se ha descartado.

Hay, además, quien dentro del PP-A considera acertado el descarte de José Luis Sanz porque temen que termine estallándole el caso de las facturas del Ayuntamiento de Tomares que ha denunciado la oposición o que derive en algo la investigación abierta por la Fiscalía de Sevilla en torno a una contratación presuntamente irregular. Les parece más acertado apostar por un candidato “limpio”.

De todas maneras, lo que sí esperan los populares es que pase pronto este “trago”, como manifestaba un dirigente del PP-A esta semana, en referencia a un relevo que se les ha enconado y que ha incluido clamorosos virajes de última hora. Como el del pasado mes de noviembre cuando Mariano Rajoy mandó inesperadamente parar la designación de José Luis Sanz, o el de la pasada semana, cuando se suspendió la cena de los presidentes provinciales y la dirección regional porque desde la calle Génova habían llegado mensajes contraditorios en torno esta apuesta. O incluso esta misma semana, cuando José Luis Sanz seguía recibiendo el aliento de Juan Ignacio Zoido, y sobre todo, Dolores de Cospedal, diciéndole que “para adelante”, que todo estaba “hecho”.

Tendrán también que superar el haber escenificado en los medios de comunicación -y especialmente en las redes sociales- la profunda división y la creciente demanda en el seno del partido de hacer “verdaderamente democráticos” los mecanismos para designar a sus máximos responsables, como apunta otro dirigente. Pese a que de cara a la galería todos sigan diciendo que aquí no ha habido “dedazo”.

Una última pregunta se abrirá con la más que probable candidatura de Moreno Bonilla. ¿Quién será el nuevo Secretario de Estado?

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