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Vox apuntala al Gobierno andaluz de PP y Cs al apoyar un decreto clave para su Presupuesto tras amagar con bloquearlo

El presidente andaluz Juanma Moreno saluda al titular de Hacienda, Juan Bravo, ante el consejero de Presidencia, Elías Bendodo.

Daniel Cela

El Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos ha superado este jueves la primera prueba de estabilidad de la legislatura, de la mano necesaria de Vox. La formación de Santiago Abascal ha atornillado a la silla de San Telmo al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, al aprobar un decreto ley clave para los futuros Presupuestos autonómicos. Y lo ha hecho dos horas después de amenazar con bloquearlos.

En Andalucía, para entender la política post 28A, hay que separar el ruido de la furia. Este jueves ha habido mucho ruido, traducido en poca furia. En las 48 horas que separan el antes y el después de las elecciones generales del domingo, Pablo Casado pasó de ofrecer ministerios de su hipotético Gobierno a Abascal a calificar su formación de “ultraderecha”. Este jueves, horas antes del primer Pleno en el Parlamento andaluz tras el 28A, Vox amagó con bloquear la negociación de los primeros Presupuestos andaluces de PP y Cs, si Casado no rectificaba su “ofensa”.  Pero nada más arrancar el debate, confirmaron su apoyo al decreto ley de rebajas fiscales, fundamentales para las cuentas de 2019. Ni siquiera mantuvieron la intriga hasta el momento de la votación -pasadas las cinco de la tarde-, aunque sólo fuera para dejar con vida su ultimátum a Casado unas horas más.

Si Vox tenía alguna intención real de hacer sudar a sus socios del PP en Andalucía y dejar notar su papel clave en la gobernabilidad de esta comunidad, tumbar la bajada de impuestos prevista por la Junta habría sido un golpe maestro. En los primeros 100 días del Gobierno andaluz de PP y Ciudadanos, no se ha aprobado una medida más importante que ésta. Sin embargo, la “revolución fiscal”, con la que los socios andaluces hicieron campaña electoral para Pablo Casado y Albert Rivera, les une política y programáticamente a Vox. No hay fisuras en este aspecto para justificar la espantada con la que amenazó la formación ultraconservadora.

La dificultad de sacar adelante los Presupuestos andaluces entre PP, Cs y Vox no está en los números, sino en la financiación de las leyes de igualdad, de lucha contra la violencia de género, de protección al colectivo LGTBi y de Memoria Histórica, políticas todas que los de Abascal quieren dinamitar. Si no es por la vía de la derogación, al menos asfixiándolas financieramente en los Presupuestos. Ése será el gran debate entre los tres socios que, según la nueva definición de Casado, representan al “centro derecha” (PP), la “socialdemocracia” (Cs) y la “extrema derecha” (Vox).

Decreto ley estrella

Las elecciones generales han cimbreado la relación de estos tres partidos, que ahora compiten por la hegemonía de la derecha en Madrid, mientras siguen siendo compañeros de viaje en Andalucía. Pero una cosa son las declaraciones y otra los hechos. Por los hechos, es decir, por el apoyo que los 12 diputados de Vox brindaron este jueves al decreto ley de rebajas fiscales en el Parlamento andaluz, se adivina una alianza más sólida de la que aparenta el ruido de las declaraciones en los medios. La formación de Santiago Abascal no ha esperado ni tan siquiera dos horas para desdecirse del órdago que había lanzado a Casado a primera hora de la mañana.

La Cámara ha convalidado el decreto ley que elimina el impuesto de sucesiones y donaciones y la primera rebaja del tramo autonómico del IRPF, medida estrella del Ejecutivo de Juan Manuel Moreno Bonilla, anunciada en plena campaña de las generales para servir de plataforma a la candidatura de Casado y Rivera. Este decreto ley -la misma figura urgente que usó Pedro Sánchez en su últimos días de Gobierno- ha contado con el rechazo de los grupos de izquierda (PSOE y Adelante Andalucía). Es la gran medida estrella de la Junta, y en ella se enmarca la nueva política fiscal de la Junta, que deberá plasmarse en los próximos Presupuestos. Hay más estabilidad por dentro del Gobierno andaluz de la que se percibe por fuera.

La Consejería de Hacienda, que pilota Juan Bravo, ya tiene un borrador con las cuentas de este año, y la semana que viene iniciará una ronda de contactos con todas las fuerzas políticas para tratar de negociar los Presupuestos de 2019. Previsiblemente, PSOE y Adelante Andalucía (Podemos e IU) votarán en contra y presentarán sendas enmiendas a la totalidad, de modo que la única negociación viable es la que sustenta al Ejecutivo: PP y Cs, más los votos de Vox.

Palabras gruesas

Durante el debate sobre el decreto de rebajas fiscales, fueron continuas las visitas de miembros del Gobierno andaluz -incluido Bravo-, de PP y de Cs a la bancada de Vox, para estar seguros 100% de que tenían su apoyo garantizado. Su portavoz, Ángela Mulas, había usado palabras muy duras: “Ustedes venden humo. No son valientes para aprobar de una vez toda la rebaja fiscal. A nosotros ya nos han decepcionado”, dijo desde la tribuna, dos minutos antes de anunciar el apoyo de su formación. En las horas previas a este momento, hubo un rifirrafe de declaraciones gruesas entre Vox y el PP andaluz. Los unos exigiendo que Casado en persona rectificase por llamarles “extrema derecha”. El portavoz popular, José Antonio Nieto, evitó usar este término y quiso rebajar su importancia. “Extrema derecha es simplemente una ubicación, porque Vox está a la derecha del PP. Vox es al PP lo que Podemos al PSOE”.

Luego salió al paso el consejero de la Presidencia, Elías Bendodo, dispuesto a taponar la herida que habían abierto las declaraciones de Casado contra sus socios de Vox. “Hay mucha excitación porque venimos de una campaña y entramos en otra. Pero nuestra intención es asilar al Gobierno andaluz de esa excitación. Vox es un socio fiable y serio y vamos a cumplir el acuerdo que tenemos con ellos”. A PP, Ciudadanos y Vox les une algo más que sendos acuerdos de Gobierno, les une también un rival común: un PSOE que ha gobernado Andalucía 36 años y medio ininterrumpidos, y disolver su alianza para que regresen los socialistas es, en palabras de un diputado popular, “dispararse un tiro en el pie”. El PP de Moreno Bonilla, el mismo que ha pedido a la dirección nacional “moderación” y que regrese al centro, va a proteger su alianza con Vox, porque de ella depende la estabilidad de la Junta. “El Gobierno andaluz está por encima de Génova y de Nueva York”, dicen los populares, en referencia a la sede nacional del PP.

El partido de Santiago Abascal tiene 24 escaños en el Congreso -con 350 diputados- y su capacidad de influencia desde la oposición al Gobierno de Sánchez es menor que los 12 parlamentarios de Andalucía, de los que depende la estabilidad del Ejecutivo de Moreno Bonilla. La dirección nacional de Vox, que pilotó la negociación con el PP en Andalucía, no cederá autonomía política y orgánica a su grupo en esta comunidad, y previsiblemente usará su influencia real en el Ejecutivo andaluz para seguir socavando la base electoral de Casado. De ahí sus continuas referencias a dinamitar la negociación del Presupuesto que nunca se terminan de ejecutar. “A Abascal le interesa mantener Vox Andalucía como espada de Damocles sobre el Gobierno de PP y Cs para tener en Madrid una influencia que las urnas en las generales no le han dado”, dice un veterano diputado del PP andaluz.

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