La competencia existente en todos los sectores empresariales provoca que los emprendedoras tengan que agudizar el ingenio para diferenciarse. Y no cabe ninguna duda de que la idea de Pantai Company, de los hermanos Jesús y David Pérez Muñoz, es original. Estos jerezanos se convierten en empresarios y trabajan en la elaboración de gafas de madera, pero con un sello intrínsecamente de la tierra. Las fabrican con madera de botas de vino, de las duelas del producto más típicamente jerezano. Una apuesta arriesgada, pero que está empezando a calar.
Jesús, el más pequeño de los hermanos, relata que “nos quedamos en paro e intentamos sacar una marca, sobre todo de ropa, para ganar algo de dinero. Marcas de ropa hay bastantes y necesitábamos un producto ago más innovador para llamar la atención. Mi hermano usa gafas, en mi familia siempre se han utilizado, y decidimos probar a hacer una montura de gafas a ver cómo quedaba. Nos decantamos por el roble para diferenciarnos de las demás marcas y que tuviera esa chispa andaluza. Y con el olivo, lo mismo”.
David da más detalles: “La idea de trabajar con el roble americano es seguir con la esencia de lo que es Jerez, que es el vino, y más este año que somos la ciudad europea del vino. Qué mejor homenaje a todos esos hombres que han trabajado esas duelas y esas botas durante tantos años hasta llegar a este reconocimiento. Es un bonito homenaje y una buena iniciativa de poner en la cara de todo el mundo a través de unas gafas. Cuando nos decantamos por este producto no teníamos constancia de nada similar, pero después fuimos investigando y sí hay otras empresas que hacen monturas de madera, pero el uso del roble americano nos diferencia. Ahora, introducirlas en el mercado es cuestión de que la gente las conozca, les guste y apueste por nosotros”.
A pesar de que el producto represente la esencia de la ciudad y de toda una provincia, no han encontrado ayudas a nivel institucional. “No estamos recibiendo ayuda. La crisis afecta a los ayuntamientos y lo entendemos. Ayuda económica no tenemos, pero nos han puesto en contacto con medios y nos han facilitado la posibilidad de tener algún local. El principio es muy complicado. Hemos estado haciendo muchas pruebas porque las primeras gafas estaban bonitas, pero no estaban bien. Ahora apostamos ya por la venta. Trabajar con la madera da una calidez que no es el frío del plástico o de los hierros que se suelen usar”, explica Jesús.
En opinión de David, el hecho de que el inicio sea complicado no debe ser excusa para abandonar un proyecto. “Nos encontramos con muchas trabas y poca ayuda, pero yo animo a la gente que luche por su sueño. Ya no es el hecho de trabajar para ti, sino conseguir algo que merezca la pena antes que trabajar para alguien que después no valora lo que haces. Lo hablo por experiencia propia. Yo antes me dedicaba a la automoción y siempre hacía mis pinitos con las manualidades, algo que he mamado de mi familia”.
Se tardan unas ocho horas en la elaboración de cada gafa, que viene a costar unos 100 euros. “No deja de ser una pequeña obra de arte. No se puede comparar con una gafa de pasta que sea irrompible. No deja de ser algo artístico y lo que se paga es la elaboración y el arte. Las hacemos a mano y cada una sale diferente. En realidad el cliente está comprando exclusividad. Por eso hemos tardado un año, para que sean duraderas. Es evidente que si las tiras al suelo con violencia las vas a partir, pero confiamos en nuestro producto y ofrecemos garantías”.
Saben que ahora el gran trabajo debe centrarse en introducirse en el mercado y en ello se centran, sin grandes aspiraciones económicas. “Lo principal es que te conozca la gente y después introducirla en un público. A cualquier persona le puede sentar bien. Es algo diferente, pero más que un pelotazo creo que esto va a ser más progresivo. La gente la probará y a la vez que se consiga más público, tendremos más dinero para crear una infraestructura más empresarial y no tan artesanal”, afirma David. Jesús añade al respecto que “yo también soy cliente y cuando sale una marca nueva siempre necesitas que una persona de confianza te diga que merece la pena. Lo que más trabajo nos cuesta es la confiaza y que vean que son de calidad. De momento sólo estamos en Jerez, pero estamos trabajando para que estén también en El Puerto y en Cádiz. Necesitamos dinero para abrir la producción, pero de momento vamos hacia adelante”.
Para conseguir liquidez, los empresarios jerezanos apuestan también por otros productos que son complementarios con el de las gafas. David explica que “la serigrafía es por complementar a la marca. Además, tenemos una línea de ropa. No hemos querido encasillar la gafa con un estilo de ropa. Puede ir bien con un traje de chaqueta y con una sudadera en plan diario. La idea de la ropa es encontrar un complemento para ir creciendo. La ropa está ambientada en el mundo surf y del deportivo náutico. Nuestra afición es ésa, ya que surfeamos desde hace mucho tiempo, es nuestra forma de vida, pero la gafa no está dentro de ese sector, vale para cualquier público”.
En el taller de la calle Merced trabajan de lunes a viernes en la producción, y los fines de semana los usan para la promoción. Mucha dedicación y poco descanso para un proyecto que debe ser sus frutos más adelante. “Cuando enseñamos las gafas en las ferias o en las ópticas la respuesta es increíble y es una satisfacción personal muy grande, pero cuesta que se traduzca en pedidos. Estamos en Jerez y aquí la gente no tiene mucho dinero. Gustan mucho, pero no todos las que las conocen las compran. Hay muchos que no se creen que estén hechas a mano y que sean de madera. Creen que son de plástico imitando la madera, pero es cuestión de tiempo que sepan la realidad. Vivir de esto será posible a largo plazo. Tenemos plena fe y estamos apostando por esto. Nos estamos dando a conocer y parece que la rueda empieza a andar. Llegan peticiones de gente particular y las estadísticas de visitas en la web y en las redes sociales ha crecido mucho. Nos llegan pedido de gente de fuera, más que de Jerez”.
Sobre este blog
En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.
