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La única conductora de autobús de la línea Almería-Valencia denuncia “sexismo” en su despido

Viajeros depositando sus maletas en el maletero de un autobús.

Álvaro López

28 de agosto de 2023 21:17 h

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Una conductora de Alsa-BACOMA que cubre la ruta entre Valencia y Almería ha sido despedida por machismo, según denuncia ella misma a través del sindicato CGT. El entorno de la trabajadora, que se encuentra de baja por ansiedad, relata diversos episodios en los que la empresa ha tenido una actitud “sexista” con la mujer que han acabado derivando en el despido. Algo que desde Alsa-BACOMA niegan tajantemente argumentando que el despido está “motivado” por faltas “graves y muy graves”.

La vida de Encarna Aznar ha dado un giro dramático que ha acabado con ella en la calle. Hasta hace tan sólo unos días era conductora de Alsa-BACOMA y cubría la ruta entre Valencia y Almería, pero la empresa la despidió el pasado 21 de agosto. Un despido que desde su entorno y el sindicato CGT consideran que es fruto de “machismo”. Cuentan que ha sido víctima de diferentes expedientes que no se ajustan a la realidad y por los que ningún otro compañero ha sido sancionado previamente.

Porque esa es una de las cuestiones que explica el calvario que está pasando Aznar, según sus familiares. La hasta ahora conductora era la única mujer que cubría la citada ruta de autobús y esa circunstancia la ha marcado desde que entró en la empresa en 2014. La hermana de Encarna, María, cuenta que la hostilidad que ha sufrido ha llegado al punto de haber sido despedida durante su baja laboral por la ansiedad derivada de lo vivido. Una ansiedad que tiene como punto de partida el pasado mes de mayo.

Un expediente por una regla “dolorosa”

En aquella fecha, Encarna sufrió una indisposición fruto de la endometriosis que sufre y que le genera “dolores” y “flujo” abundantes. Su hermana relata que la conductora tuvo que parar en un área de estacionamiento que no es la “habitual” y que esa decisión le motivó el primer expediente. Apenas unos días después, otra parada, en este caso para evitar sufrir un accidente por cansancio, significó la apertura de otra investigación contra ella. “Su ruta tiene dos paradas de quince minutos y una de media hora para poder descansar, pero ella estaba tan agotada que tuvo que parar durante ocho minutos en Puerto Lumbreras para tomarse un café”, explica la hermana de la despedida.

Incluso este último expediente tiene una explicación sexista contra Encarna. “Duerme en una cama caliente en un piso que comparten 16 conductores que alquila uno de ellos”, explica la familia de la trabajadora. Dicha cama es “caliente” porque se van rotando conforme cada empleado de Alsa-BACOMA llega a Valencia tras hacer la ruta desde Almería, que tiene una duración aproximada de ocho horas. “Encima mi hermana es la única trabajadora a la que nunca dejan descansar los fines de semana, aunque lo solicita, cuando el resto de sus compañeros sí pueden hacerlo”. A cada empleado le corresponde, una vez al mes, parar viernes, sábado y domingo, mientras que el ciclo de trabajo es de seis días de actividad y tres de descanso.

Aún no han denunciado el despido puesto que están en el periodo de 20 días en el que se puede reclamar judicialmente como nulo, pero ya ganó un pleito contra Alsa-BACOMA al haber sido suspendida durante dos días por un presunto episodio de racismo contra un pasajero y está a la espera de otro juicio por una reclamación de otro viajero que dijo que Encarna no había parado donde correspondía. Aquel primer juicio se basó en la denuncia de un hombre que aseguró haber sido expulsado del autobús por racismo, pero quedó demostrado que fue requerido a bajarse del mismo por no llevar la mascarilla obligatoria.

Por otro lado, desde CGT también asumen que el despido está motivado porque Encarna Aznar ha decidido crear la sección de CGT para Alsa-BACOMA en Almería. Cristina García, secretaría de la Mujer, Anarkofeminismo e Igualdad en dicho sindicato, sostiene que la trabajadora ha sido “la única que ha protestado por una serie de tareas que no son propias de los conductores, sino de otro personal de la empresa, pero que por usos y costumbres ya las han asumido ellos como es el vaciado de los baños de los autobuses”.

“Lleva trabajando desde 2014 y nunca ha sido sancionada, hasta que ha empezado a ser perseguida por un problema de salud propio de mujeres como es la endometriosis”, añade García. Este expediente es de mayo y en junio el Gobierno aprobó una ley que permite pedir la baja laboral por esa dolencia, algo que para el sindicato CGT no es ajeno para que finalmente se haya producido el despido de Encarna Aznar.

La empresa niega los hechos

La versión de Alsa-BACOMA es diametralmente distinta a la que aporta la familia de la afectada y la sección sindical que le asiste. En respuesta a preguntas de este medio, la empresa asegura que el despido está motivado por la “reiteración” de faltas “graves y muy graves” como “reiteradas reclamaciones de usuarios ante el Servicio de Atención al Cliente, incluida una denuncia interpuesta por supuesto trato desconsiderado”, “hablar por el teléfono móvil mientras conduce” e “incumplimiento de los protocolos establecidos para las paradas”.

Al respecto, desde CGT afirman que Encarna sólo ha hablado por teléfono móvil con la propia empresa y cuando esta se lo requirió estando el autobús vacío para buscar la maleta de un pasajero, y la familia de la conductora aporta un escrito remitido por la propia trabajadora en el que explica a Alsa el presunto episodio de “trato desconsiderado”. Según el relato, lo que ocurrió es que un hombre se abalanzó sobre Encarna solicitándole parar en plena autovía, a lo que ella se negó porque era imposible, teniendo que intervenir dos pasajeros para ayudarle.

Por otra parte, Julio Martos, conductor y presidente del comité de empresa en Alsa-BACOMA por CGT, asegura que los expedientes que han motivado el despido están justificados, incluyendo episodios de “racismo” como el ya citado y sobre todo en lo referente a las paradas en los lugares establecidos: “El comité le ha informado que no podía hacerlas y ella ha seguido. Pero hay otras como enfados con compañeros y un montón de cosas más añadidas a esta señora. Yo como miembro de CGT defiendo la legalidad”. Por último, dice que el piso no lo comparten 16 conductores, sino que “lo pagan 16”: “Cuando llego yo y cuando llega ella tenemos nuestra propia habitación”.

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