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Patinar sin hielo: la innovación sevillana que revoluciona las pistas de patinaje

Salteras —

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La empresa sevillana Xtraice (2003) se ha consolidado en el sector del entretenimiento gracias a una propuesta innovadora: pistas de patinaje sintéticas que permiten disfrutar de la experiencia invernal durante todo el año y sin depender de las bajas temperaturas. Es decir, patinar sobre hielo… pero sin hielo.

Este trampantojo tecnológico de pistas fabricadas con paneles de polietileno, en lugar de hielo natural, ha llevado a la compañía a convertirse en líder mundial del sector del hielo sintético.

“En Sevilla donde hace muchísimo calor, tener una pista de agua congelada es casi inviable. Hace muchísimos años había una que se llamaba Hielotrón y tuvo bastante éxito. Pero claro, los gastos energéticos empezaron a subir y ya nadie se volvió a plantear montar una pista de hielo”, cuenta su CEO, Adrián Ortíz.

No es hielo

El padre de Adrián, Paco, fue el impulsor de una idea que, con el tiempo, aportaría una solución para llevar el patinaje a lugares donde el hielo natural no tiene cabida ya sea por la climatología o por los costes de producción. “Mi padre se dio cuenta que el líder estaba dormido y que además no se quería despertar”, dice Ortiz.

Frente al proceso de extrusión —“contínuo, super sencillo y super económico”—, la empresa afincada en la localidad sevillana de Salteras realiza sus pistas de plástico por prensado. Las placas se hacen “una a una” y todos sus paneles cuentan con una identificación única que certifica su origen y calidad. “En una bandeja se mete la granza, bolitas minúsculas de plástico, junto con todos los aditivos, el lubricante… y lo fundimos todo. Lo dejamos enfriar y lo aplastamos para que quede uniforme”, explica Ortiz.

La empresa desaconseja “la opción barata” para proteger la inversión al adquirir una pista de hielo sintético. La investigación, la calidad, la durabilidad y el respeto con el medio ambiente son algunas de las principales características de Xtraice.

Entretenimiento 100% sostenible

“Invertimos mucho dinero en I+D+I”. Prueba de ello es que su hielo sintético es el único ecológico en el mercado. Según los datos de la propia empresa, una pista de hielo convencional necesita 30.000 litros de agua, 25.00 kilovatios de potencia eléctrica y 15.375 litros de gasoil para los generadores. Además el proceso de fabricación de estas pistas emite 8,5 toneladas de CO2.

“La nuestra, cero”, asevera con rotundidad Ortiz. Las pistas de polietileno de Xtraice no tienen coste energético ni de mantenimiento y favorecen el ahorro económico de sus clientes. “Se puede montar una pista de hielo con agua congelada, pero se necesitan productos químicos que son nocivos además de un enfriador brutalmente potente que tiene implicaciones económicas debido al gasto de energía. Son unos 20.000 o 30.000€ al mes”. 

Además, las pistas de hielo sintético son completamente reciclables. “Cuando me dicen que son de plástico y que provienen del petróleo, les respondo que hay que saber con qué se comparan. No hablamos de bolsas o vasos desechables de una fiesta. No instalamos una pista para usar y tirar, por lo que es importante entender cuál es la verdadera utilidad que se le da al plástico”, explica Ortiz, cuyas pistas de hielo sintético cuentan con una garantía de 12 años.

El secreto está en el uso

Existen otras ventajas:“A la hora de patinar es verdad que son mejores las pistas de agua congelada pero sólo si están recién alisadas”. Esto requiere el uso constante de máquina pulidora de hielo, las conocidas como zambonis. Sin embargo, en instalaciones a la intemperie, expuestas a las inclemencias metereológicas se forman charcos por lo que es habitual que los usuarios, en caso de caída, se mojen. 

Este es un problema que no preocupa a la empresa sevillana ya que en sus pistas no hay agua. El único rastro de líquido son unas “gotitas super minúsculas” que aparecen con el uso y que favorece un mejor deslizamiento. “Que se raye la pista es bueno. El autolubricado sale a medida que se va rayando la superficie con la cuchilla del patín”, dice Ortiz. Con este autolubricado de los paneles de hielo sintético de Xtraice no son necesarios ningún tipo de líquido deslizante.

De Sevilla al mundo

Xtraice ha exportado su hielo sintético a más de un centenar de países. Ha colaborado con la Liga Nacional de Hockey de EE.UU. (la NHL en sus siglas en inglés), el Circo del Sol, Disneyland París y los hoteles Península y han dado respuesta a encargos exclusivos para jeques árabes o para el cumpleaños de la hija del sultán de Brunéi.

Sus pistas de patinaje, gracias a su versatilidad y rapidez de montaje, se han instalado en lugares tan diversos como el sambódromo de Río de Janeiro o a más de 300 metros de altura, en el mirador de la planta 94 del rascacielos John Hancock Observatory, en Chicago. Entre sus casos de éxito destaca la construcción de la pista de patinaje sintética más grande del mundo, con 1.858 metros cuadrados, en Tokinosumika (Japón).

Francia e Italia son clientes “muy potentes” para Xtraice. Alemania, históricamente, también lo era, pero en la actualidad “está en horas bajas”. La empresa sevillana intenta “rascarle un poquillo al agua congelada” en países de Norteamérica, pero el gran nicho de mercado está en países de clima cálido.

La expansión internacional llegó gracias al otrora llamado programa EXTENDA de la Junta de Andalucía. La empresa comenzó a exportar sus instalaciones, pero, nunca mejor dicho, “perdíamos la pista a los distribuidores y no conocíamos a los clientes finales”. 

Adrián, que asumió el liderazgo de la empresa al principio de la década de 2010, inició un proceso de contratación de personal nativo en los diferentes mercados objetivos y realizó la formación de los mismos en las oficinas centrales del Parque Empresarial Los Llanos. Lo que era una empresa familiar con apenas cinco empleados ahora da trabajo a un equipo de casi 50 personas de múltiples nacionalidades que prevé facturar 6 millones de euros en 2025. “El objetivo es mantenernos y pagar deudas”, señala Ortiz. 

Cultura del hielo

La repercusión internacional no les ha servido para reivindicarse en su propio país donde compiten contra empresas de jumpings y camas elásticas o coches de choque. “Montamos una pista de hielo en Minnesota y la gente flipa: ‘¡Qué bueno que podamos patinar en verano, esto es una maravilla!’”, comenta Ortiz. “Pero montamos una pista en Navidad, en Sevilla, y nos encontramos con comentarios como: ‘Esto es una mierda, esto no patina…’”, se queja.

Ortíz recalca los handicaps de asentarse en “una sociedad que no tiene ningún tipo de cultura de patinaje sobre hielo”. Por ello, como estrategia de diversificación, venden sus propios patines ante la dificultad de encontrarlos en comercios locales y han diseñado y patentado una máquina automática para afilar sus cuchillas. Además fabrican vallas de protección transparentes para sus pistas de patinaje.

Estas líneas de negocio se unen a las instalaciones de pistas de hielo sintético en casas particulares. Estas son 100% modulables por lo que se pueden personalizar en forma, tamaño, colores… y adaptar a las necesidades de los clientes. La cartera de servicios también incluye un nuevo producto: las pistas roller para aquellos usuarios que prefieren patinar sobre ruedas.