De Montoro a Santa Rita

“El trastorno bipolar es una enfermedad mental severa, ya que las personas que la sufren experimentan cambios de ánimo poco comunes. Pueden pasar de ser muy activos y felices a sentirse muy tristes y desesperanzados. Y, así, empezar el ciclo otra vez. Frecuentemente tienen estados de ánimo normales entre uno y otro ciclo”. Así define esta grave dolencia el Instituto Nacional de la Salud Mental.

¿Dejarían ustedes en manos de una persona aquejada por síntomas similares, la toma de decisiones trascendentales para sus vidas o economías? Como casi con toda seguridad, la respuesta será mayoritariamente negativa, podríamos ahorrarnos la segunda pregunta que sería: ¿Dejarían ustedes en manos de una persona afectada por un cuadro parecido la gestión de la cosa pública en general y de la hacienda de todos en particular?

Parece sin embargo, que lo que ustedes no harían ante un caso semejante, no tiene ningún reparo en hacerlo el Presidente del Gobierno, eligiendo para un puesto tan sensible como el del Ministro de Economía a un Cristóbal Montoro que si no está diagnosticado de un severo trastorno bipolar, lleva camino de ello.

Abstrayéndonos de síntomas de otras dolencias, no menos preocupantes, el responsable de la economía española ha exteriorizado en los últimos días todos los síntomas de esta enfermedad, asegurando públicamente cosas como que “España es el gran éxito económico del mundo”. En un brote agudo de su dolencia, el paciente fue más allá afirmando con rotundidad que “España es el gran éxito económico del mundo”.

En esta fase de euforia aguda y en sede parlamentaria, Montoro, remachó sin titubeos que los salarios no han bajado en España y que lo que ocurre es que “suben moderadamente”, para tan sólo unas horas después continuar en tan peligrosa deriva –propia de la patología que nos ocupa- proclamando el fin de la recesión y la visión de la luz al final del túnel. Todo ello por el portentoso crecimiento de la economía española de ... ¡Una décima!

Ante un cuadro sintomatológico tan virulento, parece que han sido miles las llamadas de parados, autónomos y pequeños y medianos empresarios, reclamando al “equipo médico habitual” un ajuste en el tratamiento aplicado al señor ministro, para evitar así decisiones que nos pudieran afectar irreparablemente, tales como nuevas subidas del IVA, del IRPF, o un cada vez más próximo dos de mayo fiscal con las comunidades autónomas.

El caso es que, no se sabe si por la medicación redoblada, o por la entrada en la fase “triste y desesperanzada” de la enfermedad, nuestro paciente ministro recogía velas hace tan sólo unos días y los brotes verdes ya no lo eran tanto, el ejemplo del mundo mundial se quedaba tan sólo como un “punto de inflexión” y sí, como todo el mundo sabe y padece, los sueldos sí han bajado.

No contento con asombrar al mundo, esta vez sí, con semejantes vaivenes mentales, el ministro de Hacienda –suponemos que en una nueva fase eufórica de su trastorno-, aseguraba que se devolvería a los españoles gran parte de lo arrebatado por la crisis, es de suponer que por gobiernos del PP y ante semejante Eldorado económico.

Cuesta entender que salvo enfermedad severa, se puedan decir semejantes sandeces, o que el mismísimo Presidente del Gobierno asegure con toda impunidad que Ala economía española es hoy una economía saneadaa. Con seis millones de parados, decenas de empresas emblemáticas echando el cierre, salarios desplomándose, alarmante pérdida del poder adquisitivo, morosidad de la banca disparándose y nula creación de empleo, en lo único que asombramos al mundo es en cómo nos hemos convertido en uno de los países más desiguales de nuestro entorno.

¿Qué nos va a devolver Montoro? ¿Los millones de empleos arrebatados por políticas dictadas por la oligarquía económica? ¿Los derechos de los trabajadores suprimidos por una reforma laboral infame y antisocial? ¿Los salarios anteriores a la crisis? ¿La educación y la sanidad universales, públicas y gratuitas, con las que su correligionarios hacen suculentos negocios? ¿La dependencia? ¿El derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo? ... ¿Qué nos va a devolver Montoro? ¿La dignidad?

Mucho me temo que a todas esas preguntas, nuestro paciente responderá con el socorrido “Santa Rita, Rita ..” y un nuevo chute de Tranquimazín.