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En modo lucha

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El miércoles, 6 de julio, bajo el lema “Salario o conflicto”, nos movilizaremos por toda España para exigir subidas salariales suficientes que eviten la pérdida del poder adquisitivo de las personas trabajadoras. 

El paro ha bajado en junio en 42.000 personas, pero en Andalucía ha subido en 6.000 porque seguimos dependiendo de un modelo económico obsoleto a base de campañas agrícolas y contratos temporales en el turismo. Es necesario afrontar, cuanto antes, una reforma del modelo productivo andaluz, y usar para ello los fondos Next Generation.

Con un IPC adelantado del 10,2%, los sindicatos de clase no podemos permitir la cerrazón de la patronal a firmar convenios con unas subidas de salarios razonables: 3,5% para este año, del 2,5% para el que viene, y del 2% para 2024; siempre, claro, acompañadas de una cláusula de revisión salarial que actúe en caso de que la inflación anual haya superado esas cuantías. 

Es cierto que los precios han subido para todos: personas, empresas y administraciones. Pero las personas son las únicas que no pueden repercutir ese incremento de gastos en sus ingresos

Ante el bloqueo de la CEOE a un nuevo Acuerdo por el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC), no podemos hacer otra cosa que echarnos a la calle para evitar que esta crisis vuelva a pagarla la clase trabajadora. Porque es cierto que los precios han subido para todos: personas, empresas y administraciones. Pero las personas son las únicas que no pueden repercutir ese incremento de gastos en sus ingresos.

La hostelería ha subido un 25% los precios este verano respecto a 2021. Los alimentos se han disparado un 11% hasta mayo. Los combustibles, el gas y la electricidad, casi han duplicado su coste. La consecuencia: Repsol informa que ha multiplicado sus beneficios en el primer trimestre de año hasta los 1.400 millones. Lo mal que lo estamos pasando los españoles para poder pagar el recibo de la luz no le importa lo más mínimo al presidente de Iberdrola que anuncia beneficios obscenos este año para su compañía de entre 4.000 y 4.200 millones de euros, y el reparto del mayor dividendo de su historia. El Gobierno debe de tomar medidas más contundentes para frenar el precio de los combustibles y la electricidad. Porque, mientras, la tasa que mide las condiciones de vida, la tasa AROPE, señala que la población española en riesgo de pobreza o exclusión social aumentó en 2021 del 27% al 27,8%.

Así no vamos bien, y por ello vivimos una situación de conflictos. La Reforma Laboral nos ha dado más fuerza de presión y negociación y la estamos usando. El pasado 9 de junio, UGT y CCOO reunieron a 1.500 negociadores de convenios de toda España en Madrid, y se establecieron los criterios de negociación. Las ocho Uniones de UGT-A, y las tres Federaciones que engloban todos los sectores, tanto privados como públicos, están en modo lucha. 

Por ejemplo, los compañeros de Abengoa, encerrados en la SEPI y movilizados ante la empresa. A Abengoa hay que darle una solución. Lo último que necesitamos son dos administraciones echándose la culpa una a la otra. 

Y si hablamos de Correos, hemos organizado tres días de huelga y manifestaciones por toda España, para evitar el desmantelamiento de este servicio público esencial. 

Hablando del riesgo de privatizaciones: poco tardó el presidente andaluz, tras la mayoría absoluta en las elecciones, en desacreditar el trabajo de los compañeros de VEIASA, cuando su Consejero de Hacienda había puesto como ejemplo para toda España el magnífico servicio que prestan las ITV andaluzas. 

El sábado 25 terminó frente a San Telmo la manifestación de las compañeras de Dependencia, que sufren salarios de miseria y que no cuentan con los medios adecuados. También tienen problemas los empleados que gestionan el servicio de Dependencia. La Junta se niega a aplicarles la Ley 20/21 de reducción de la temporalidad. Un problema que también lo han denunciado otros entes instrumentales, como Canal Sur.

También tenemos en lucha a los bomberos forestales, que necesitan más medios y trabajo todo el año, como se demostró en Sierra Bermeja.

En Sanidad seguimos exigiendo la homologación salarial con otras comunidades, y sobre todo que los 12.000 contratos COVID, aplazados hasta diciembre, se conviertan en plantilla estructural. 

Hay algunos conflictos que son pura cabezonería de la patronal de turno. Como el de la construcción de Málaga, que se niega a que los trabajadores hagan jornada intensiva en verano

En Enseñanza, después de muchas protestas, hemos conseguido firmar el acuerdo de incremento retributivo, aunque aún nos queda la devolución de las pagas de 2013 y 2014, reducir la ratio, y evitar que la Junta cierre módulos educativos.

También están movilizándose las compañeras de Telemarketing, que hicieron huelga el pasado 13 de junio, son 25.000 en Andalucía.

Hay algunos conflictos que son pura cabezonería de la patronal de turno. Como el de la construcción de Málaga, que se niega a que los trabajadores hagan jornada intensiva en verano.

En el manipulado de alimentos de Granada, el lunes 20 de junio firmamos el nuevo Convenio, pero ha sido tras varios duros meses de negociaciones y movilizaciones. Como ocurrió con el Convenio de limpieza de Córdoba.

No puedo enunciar aquí todos los conflictos. Solo queremos advertir que, ante un escenario sin un acuerdo general con la patronal, lo que está ocurriendo es solo la preparación de lo que se viene encima en otoño.  

Vivimos un escenario muy complejo, con una séptima ola de nuevas variantes de la Covid y la invasión de Putin en Ucrania, que está convulsionando las relaciones políticas y comerciales del mundo. 

Ya suenan tambores de recesión para que los gobiernos impongan, otra vez, recortes, como en la crisis de 2008. Esta vez los tambores de guerra los ponemos nosotros.

El miércoles, 6 de julio, bajo el lema “Salario o conflicto”, nos movilizaremos por toda España para exigir subidas salariales suficientes que eviten la pérdida del poder adquisitivo de las personas trabajadoras. 

El paro ha bajado en junio en 42.000 personas, pero en Andalucía ha subido en 6.000 porque seguimos dependiendo de un modelo económico obsoleto a base de campañas agrícolas y contratos temporales en el turismo. Es necesario afrontar, cuanto antes, una reforma del modelo productivo andaluz, y usar para ello los fondos Next Generation.