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En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.

Lo hicimos, nos elevamos como los océanos

Fridays for Future, en Málaga

Jesús Iglesias Saugar

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Aún me brillan los ojos reviviendo cada momento. Los nervios iniciales rotos por miles de voces cantando “¡Y luego diréis que somos cinco o seis!”, en una Plaza de la Constitución hasta la bandera. Calle Larios rebosante de alegría porque “¡Ni un grado más, ni una especie menos!” permitiremos. El Paseo del Parque pintado de emotiva sentada al son de “Frente a la emergencia: ¡resistencia!” Y de nuevo en nuestra Plaza, el manto de la noche echado, reclamando “En Constitución, ¡una solución!” Impresionante. Jóvenes liderando, madres con sus hijas, abuelos por sus nietos, la espectacular “brigada roja” contra la extinción, batucadas al ritmo de corazones, compañeras de organización dándolo todo al megáfono, y todos juntos levantándonos por nuestro futuro, disfrutando como nunca.

Los días previos se podía anticipar ya: anuncios en los autobuses, carteles en los comercios locales, evento destacado en las agendas de ocio, imanes en los frigoríficos de amigas de amigos ... Olía a desborde. Y desbordamos: más de 10.000 personas nos unimos por lo común y llenamos las calles de Málaga de ganas de vivir. 500.000 en España. Más de 7,6 millones por todo el mundo. La Huelga Mundial por el Clima del 27 de septiembre de 2019 (27S) ha marcado el comienzo de la Gran Transformación. Nadie pensaba que esto sería posible un año antes, cuando el IPCC de Naciones Unidas lanzaba la cuenta atrás (12 años, 11 ahora) para hacer frente con garantías a la emergencia climática. Un economista por nombre Rüdiger Dornbusch dijo una vez (y se convirtió en Ley) que “a veces las cosas tardan en suceder mucho más de lo que deseábamos, pero cuando lo hacen, suceden mucho más rápido de lo que pensábamos”. Una poeta-activista llamada Rebecca Solnit nos habló del paciente trabajo en la sombra de los márgenes, de abonar la tierra para cuando llueva, porque cuando lo haga, florecerán cual primavera semillas largo tiempo durmientes, se activarán vínculos profundamente transformadores. En esto, una joven mujer de 15 años se instaló, sola, en huelga escolar por el clima frente al Parlamento Sueco. Y llovió.

Esperanza

Me suelen preguntar si tengo esperanza. Con la crisis climática en fase exponencial (retroalimentaciones del sistema de la Tierra: deshielo, alteraciones de corrientes oceánicas, deforestación, extinción masiva de especies, erosión de suelos...) sería fácil decir que no. Pero la tengo, y tanto que sí. Más de una década esperando este momento, en la travesía por el desierto de los cuatro ecologistas “abraza-árboles” o “alarmistas”, especialmente en España. 3 personas participamos en el día de acción global por el clima en mayo del 2017 en Málaga. Ni tan siquiera pudimos organizar nada la siguiente movilización mundial en septiembre de 2018. Ahora, sin embargo, somos millones de seres humanos, imparables. Y he aquí nuestra verdadera esperanza, dibujada como nadie por Rebecca: “la esperanza de la incertidumbre, frente al optimismo y pesimismo deterministas, nos abre las inmensas posibilidades de todos los futuros posibles, erigidos día a día, con cada decisión colectiva.” Porque el futuro no está escrito, nos corresponde a todos nosotros forjarlo con nuestro caminar. Y alzada sobre los hombros de Rebecca y demás gigantes, avanzó Greta. Y detrás el resto.

En Málaga, un año antes, el 19 de julio de 2018 para ser exactos, en la histórica “mani” contra el desalojo de la Casa Invisible y la especulación de la ciudad-parque temático, nos reunimos ya 5,000 personas no sólo por un espacio socio-cultural simbólico, sino por una idea: el derecho a la ciudad, la cultura libre y la auto-gestión ciudadana del común. Ahora, nos doblamos en número frente al mayor de todos los desafíos. Nos hemos multiplicado confluyendo por el derecho a existir, con la diversidad como bandera. En su dimensión intergeneracional confesar que es un orgullo pasar el testigo de manos, aquel que recibimos en el 15M de manos del maestro Sampedro y las “Yayoflautas” (¡Que siguen estando!), a la Juventud por el Clima. Y mezclarnos, y compartir aprendizajes y herramientas, y conspirar y convivir en legendarios espacios como la “Invi”. Vamos a seguir sumando capas sociales, con creatividad, inclusividad, arte y buen rollo, pues en mente sin duda tenemos el número mágico de 23,000 (el famoso 3,5% de la población) que nos llevará en volandas a los objetivos grabados a fuego en el manifiesto de la Alianza Malagueña por la Emergencia Climática y Ecológica, la plataforma que impulsa el movimiento aquí en Málaga: contar la verdad por las cuatro esquinas de la ciudad (declaración conjunta de emergencia climática), co-crear abiertamente un plan de transformación radical del modelo de economía, ciudad y territorio, que desde la ciencia nos encamine hacia la resiliencia y justicia social, y expandir la democracia mediante una asamblea ciudadana soberana. Sólo así, accionando la palanca política por la vía de la movilización social masiva, nos elevaremos a la altura del reto y viviremos.

Analizando el 27S a la luz de las teorías de cambio social pocos días después, en la asamblea de la Alianza, encontramos las trazas del éxito en una convergencia perfecta de factores: experimentación ya en el presente de impactos climáticos y ecológicos drásticos, aparición regular en prensa de estudios científicos demoledores, fuerza y legitimidad de los jóvenes luchando por su futuro, interseccionalidad y diversidad, y ola global coordinada de movilizaciones, fundamentalmente. Como resultado, una masa crítica de personas nos hemos dado cuenta, consciente o inconscientemente, del colapso civilizatorio que nos cierne. Pero sobre todo, hemos conectado los puntos desde una mirada sistémica, apuntando con precisión a las causas y vías de solución que Helena Norberg-Hodge, otra de mis grandes fuentes de inspiración, sintetiza en una dualidad y en una escala: “para revertir los efectos devastadores de la globalización económica y el crecimiento económico ilimitado, en la raíz de todos los problemas, debemos resistir y renovar, movilizarnos en masa por un cambio de prioridades y reglas, y al mismo tiempo regenerar el modelo, construyendo alternativas a escala humana de economías locales del bienestar y cooperando translocalmente.” Es la energía que me saca de la cama cada día y da sentido a mi vida: frente a la desesperanza del colapso global, la esperanza de la acción local empoderadora, la felicidad de la pertenencia a una comunidad cercana.

Cultura regenerativa

La Rebelión es cuestión de supervivencia, sí, pero de mucho más también. Lo más probable es que delante del abismo cambiemos (en ello estamos), dejemos atrás con firmeza toda la banalidad y egoísmo del capitalismo que nos ahoga, y evolucionemos como individuos y especie, re-aprendiendo a cooperar, a cuidarnos, a amarnos en libertad e igualdad. Es la llamada “cultura regenerativa”, aportación singularmente potente de Extinction Rebellion, embebida en sus principios de funcionamiento. Es esto lo que sentimos en las “manis”, y en todo lo de antes y lo de después: la emoción de compartir algo verdadero, de desnudarnos frente al otro, corazón con corazón. La conocemos bien, la podredumbre del decadente sistema actual. Un buen amigo en Barcelona, de las personas más honestas que conozco, sufre constantemente por la necesidad de disfrazarse en el trabajo y dar codazos para poder mantenerse. Una buena amiga en Málaga se ve obligada a pasar por el aro en un “curro de mierda” en un negocio hostelero bien boyante, al igual que un buen amigo en Mallorca para dar de comer a la familia. Y muchos amigos votan con la nariz tapada. Y muchas amigas con talento a borbotones tienen que trabajar para empresas asquerosas que las explotan, y destruyen el entorno, en pro exclusivo de su ciego beneficio económico, porque el “dinero” del sistema responde a unos valores contrarios a los suyos. Queremos vivir vidas sencillas, compartidas, en harmonía, plenas. Siempre lo he dicho y lo repetiré hasta la saciedad, por su profundidad y urgencia, la emergencia climática es nuestra oportunidad para cambiarlo todo, para cambiarnos todos, para empezar de cero. Paremos o no lo peor del colapso (mi sentido arácnido me dice que lo haremos), la Rebelión por la vida seguro que nos hará más felices.

Mientras escribo esto la 2ª Rebelión Internacional está teniendo lugar en la capitales del Mundo. Una docena de valientes rebeldes malagueñas se encuentran en Madrid, colapsando la ciudad para advertir del otro colapso. Junto con otras miles están efectuando acciones de desobediencia civil no violenta, la punta de lanza de cualquier movimiento social, el activismo más liberador, para exigir a gobiernos que actúen de forma inmediata y drástica. Basta ya de marcar fechas lejanas en el horizonte (2030, 2050, bla bla bla), buscando anestesiar a la población y retrasar la acción, con una falsa y eterna transición que no es otra cosa que la auto-defensa del status quo para que no cambie nada y se mantengan sus privilegios. El consenso es nítido: 2020 es el límite marcado por la comunidad científica internacional para poner sobre la mesa las medidas políticas que desencadenen la reacción. Se acabaron las prorrogas, en 2020 nos rebelamos.

En Málaga, lo tenemos meridianamente claro: dado que los partidos políticos municipales nos han ninguneado en el intento de conseguir una declaración institucional de emergencia climática, cambiamos de tablero y de estrategia, damos un salto cualitativo de potencial, e inspirados por Barcelona, convocamos la Mesa por la Emergencia Climática de Málaga. Además de la Alianza, en representación de la sociedad civil, invitamos como impulsores a la Universidad de Málaga que ya ha realizado su declaración, y la Diputación de Málaga que también presentó la suya recientemente, así como al Observatorio de Medio Ambiente Urbano para que exponga las conclusiones del diagnóstico del Plan del Clima 2050 de Málaga en desarrollo. Igualmente, extendemos invitaciones al resto de instituciones y agentes socio-económicos clave de la ciudad, empezando por el Ayuntamiento de Málaga, a la cola de las múltiples ciudades españolas declarantes. Y entre todos, sobre el suelo de los derechos sociales y el techo de la ciencia (informe “Valoración científica de la emergencia climática en Málaga”) repensaremos Málaga y nos pondremos manos a la obra. Democracia real para expandir y gestionar el común. Acción climática por una ciudad habitable y justa.

2019: El despertar de la fuerza. 2020: Rebelión.

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